En ocasiones creo que, aunque el cine amplió y mejoró ostensiblemente a lo largo de la era muda su número de recursos expresivos para llegar a ser la forma de arte que es, muchas obras de los inicios poseen un encanto especial para cierto tipo de historias que no se puede igualar ni con todas las mejores técnicas narrativas del mundo. Y como supondrán, el film que he escogido hoy de Louis Feuillade es un ejemplo de ello.
Etiqueta: color
Le Giornate del Cine Mudo de Pordenone 2014 (IV): 9, 10 y 11 de octubre
A medida que esto va llegando a su fin, uno piensa en las cosas que echará de menos del festival, y una de ellas es el público. Porque la ventaja de ser un festival que va dirigido a una audiencia muy concreta es que los habituales que nos congregamos en la sala somos todos amantes del cine, y eso se nota en las proyecciones. La gente no solo aplaude al acabar la película sino también al inicio cuando se menciona el nombre del pianistao. Y aunque es cierto que cuando vemos obras tan antiguas siempre encontraremos algunos detalles, frases o gestos tan anticuados que hacen reír por lo desfasados que han quedado, aquí la gente no se ríe siempre a la mínima (como sí sucede por ejemplo en muchas proyecciones de la Filmoteca), buscando con condescendencia burlarse de esos actores que entendían otra forma de interpretación. Del mismo modo que cuando un actor hacía un gesto excesivamente sobreactuado o el guión tomaba un giro demasiado absurdo a veces nos reíamos, también aplaudimos espontáneamente a Colleen Moore cuando hizo una imitación brillantemente cómica o cuando Douglas Fairbanks consiguió tomar el barco de los piratas.
Aparte de ser un marco excelente para conocer muchas películas difíciles de visionar en otros medios, el festival de Pordenone es un sitio ideal para disfrutar del placer del cine mudo rodeado de gente que, como uno mismo, entiende esos códigos y los aprecia. Y antes de que este viejo Doctor se ponga melancólico, demos paso al final de la crónica.
Le Giornate del Cine Mudo de Pordenone 2014 (III): 7 y 8 de octubre
Le Giornate del Cine Mudo tiene la ventaja de que las proyecciones se hacen en un mismo sitio de 9 de la mañana a 11 o 12 de la noche y por tanto no se pisan entre ellas… a no ser, claro está, que uno quiera acudir a algunas de las charlas que se dan en paralelo en el Auditorio de detrás del teatro. Por las mañanas tienen lugar clases especiales donde se enseña cómo hacer el acompañamiento musical adecuado a películas mudas, impartidas por un pianista y con algunos ejemplos ilustrativos. En los últimos días dos de los músicos asistentes a estas sesiones acompañaron la proyección de algunos cortos.
Además, durante la pausa del mediodía algunos expertos dieron charlas sobre temas relacionados con el programa, como el cine de Protazanov, el Technicolor o Chaplin. Yo pude acudir a un par de estas conferencias y fueron muy interesantes aunque desafortunadamente breves. En todo caso es de agradecer el esfuerzo de la organización por organizar estas charlas totalmente gratuitas a las que puede acudir cualquier persona sin acreditación.
Y sin más dilación, sigamos con la crónica.
Le Giornate del Cine Mudo de Pordenone 2014 (II): 4, 5 y 6 de octubre
A causa de su carácter más modesto respecto a otros festivales en lo que a recursos se refiere (que no en cuanto a programa), Le Giornate del Cine Mudo se concentra en un solo recinto, el Teatro Giuseppe Verdi, donde se proyectan la totalidad de las películas. El recinto fue reformado recientemente y, al ser un teatro, cuenta con un foso en que los músicos pueden interpretar el acompañamiento de las películas a piano, que casi siempre ha sido excelente. El programa además tiene el detalle de acreditar el pianista que acompaña cada proyección, lo cual nos permite constatar que el festival ha congregado a intérpretes de todos los países (sospecho que el oficio de pianista para películas mudas no está en alta demanda y no muchos pueden desaprovechar un evento así).
Sin más preámbulos comencemos la crónica de los tres primeros días (algunas de las películas que cito las reseñaré de forma más extendida en el futuro).
Pioneros de la animación: John Randolph Bray
John Randolph Bray es otro de los grandes nombres de los inicios de la animación cinematográfica en Estados Unidos. Nacido en 1879, se había hecho famoso como caricaturista hasta que decidió probar suerte en el mundo del cine emulando a Winsor McCay, del cual tomó muchas de sus técnicas de animación y luego las patentó adjudicándoselas a sí mismo, demostrando que desde luego no tenía muchos escrúpulos (para descubrir sus trucos como animador, fue a visitarle a su estudio haciéndose pasar por un periodista y le formuló todo tipo de preguntas al incauto McCay, que cayó en la trampa).
Una de sus primeras obras, The Artist’s Dream (1913) llamó la atención de Charles Pathé consiguiéndole un contrato con éste. Se trataba de un corto simpático aún bastante primitivo pero con mucho encanto, combinando imagen real y animación bajo el pretexto de un dibujante cuya creación (un perro animado) adquiere vida cuando se aleja del lienzo.
El cine absoluto: la vanguardia en busca de un «cine puro» (I)
Hoy día ya tenemos asimilado el cine como un medio destinado principalmente a contar historias, pero en las primeras décadas de su existencia muchos se preguntaban si quizá no debería emplearse para otros fines, si el cine no podría aspirar a ser otra forma de arte desvinculada del teatro o la novela. ¿Por qué emplear la cámara únicamente para volver a lo mismo que habían estado haciendo la literatura y el teatro durante siglos? ¿Por qué no aprovechar sus cualidades plásticas para una nueva forma de creación artística? Este debate es el que surgió alrededor de lo que se podría conocer como cine absoluto o puro. Pero antes deberíamos ponernos en contexto.
La Rana [Le Grenouille] (1908) de Segundo de Chomón
Hacía mucho que no poníamos por aquí otro cortometraje del genial Segundo de Chomón, y buscando entre todos los existentes me topé con éste que no conocía y que me pareció tan delirante (incluso para sus estándares) que no me he resistido a compartirlo.
Los Huevos de Pascua (Les Oeufs de Pâques, 1907) de Segundo de Chomón
Hoy les ofrecemos un film típico del estilo del realizador español Segundo de Chomón: Los Huevos de Pascua. Como en muchas de sus obras más célebres, el cortometraje destaca sobre todo por sus efectos especiales y el cuidado coloreado a mano. El contenido no es más que un pequeño número de magia basado en trucajes cinematográficos, en que una joven empieza a extraer a diferentes bailarines de sus huevos de Pascua.