Las condiciones que Cecil B. De Mille impuso al reparto de El Rey de Reyes (1927)

Como seguramente ya sabrán, el ambicioso director Cecil B. De Mille no era alguien que hiciera las cosas a medias. Y cuando decidió realizar su adaptación de la vida de Cristo se tomó el proyecto muy en serio, incluso para sus estándares. Su mayor preocupación de cara a lo que acabaría siendo El Rey de Reyes (1927) era mantener lo máximo posible la pureza y la santidad en lo que respecta a la figura de Jesucristo. Por ello a la hora de escoger al actor que lo encarnaría tomó la extraña decisión de decantarse por H.B. Warner, quien no solo era demasiado mayor para el papel (¡50 años!) sino que en aquella época había caído en el olvido, ya que su momento de popularidad fue a finales de los años 10. Lo que pretendía De Mille era darle el papel a un actor que el público no conociera, es decir, cuyo rostro no pudieran asociar a otras películas para que resultara más auténtico como Jesucristo (de ahí el escoger un actor olvidado); pero al mismo tiempo no quería dárselo a un actor carente de experiencia (de ahí el escoger un veterano que tenía más años de los que Jesucristo llegó a cumplir).

Pero eso no fue todo: De Mille estaba tan sumamente preocupado porque su película fuera lo más respetuosa posible y que no ofendiera a nadie que puso a todos los miembros del reparto la condición de que, cuando estuvieran caracterizados como sus personajes, se comportaran siempre de forma ejemplar y no hicieran nada que pudiera «estropear» el efecto, incluso aunque no estuvieran filmando. De Mille argumentaba que todos los ojos estarían puestos en una producción tan grande y con una temática tan especial como ésta, y que si por un casual uno de los actores se sentaba en un descanso a fumar un cigarro entre tomas y alguien le hacía una fotografía, ésta podría difundirse y ofender potencialmente al público y quitarle seriedad al filme.

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Los guiños de El Crepúsculo de los Dioses (1950)

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El Crepúsculo de los Dioses (1950) es una de esas películas que casi no necesitan presentación, una de las más contundentes críticas a la cruel maquinaria de Hollywood mediante la historia de una diva de cine mudo que cayó en el olvido con la llegada del sonoro. El film es sin duda una de las grandes obras maestras del séptimo arte por sus numerosas cualidades cinematográficas, pero uno de sus aspectos más interesantes son las múltiples referencias que sobrevuelan a lo largo de todo el metraje como guiños al espectador. La mayoría son conocidas pero nunca está de más repasarlas.

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