En los últimos años hemos estado asistiendo a una más que necesaria reivindicación del papel de la mujer en el cine, especialmente de aquellas cineastas que consiguieron abrirse paso en una industria que históricamente ha estado dominada por hombres en algunos de sus roles más importantes (el de director y productor). Este pequeño rincón dedicado al cine mudo no quiere ser menos, y por ello el Doctor Caligari ha decidido escribir un artículo recordando a algunas de las directoras más remarcables de estos primeros años.
De entrada un dato que puede parecer chocante: en la era muda había más mujeres trabajando en la industria del cine que en cualquier otra época posterior. ¿Cómo puede ser que hubiera tantas directoras en los años 10 y 20 pero que en los años 30 y 40 cueste encontrar ni que sea ejemplos sueltos de realizadoras femeninas? El motivo es más que probablemente el hecho de que en las primeras décadas del cine imperaba una especie de caos que facilitaba esta situación. Y no solo en lo que respecta a las mujeres que pasaron a la dirección, si indagan un poco descubrirán que en la era muda resultaba de lo más normal que muchos actores dirigieran también algún que otro film (teniendo a veces como consecuencia que el actor en cuestión decidiera quedarse en su rol de director, como es el caso de Frank Borzage, Ernst Lubitsch o Tod Browning entre muchos otros), algo que en las décadas siguientes se volvió mucho más raro. En definitiva, en los años 10 y 20 no era demasiado difícil para un profesional del cine tener la ocasión de dirigir algún que otro film y, si la cosa funcionaba, especializarse en ese rol. Cuando en los años 30 se estandarizó el sistema (sobre todo en Hollywood con el sistema de estudios) los roles se volvieron más inamovibles y la lógica de la industria alejó a las mujeres de un puesto de poder tan importante como el de directora.