He aquí una de las muchas curiosidades que nos reservaba el cine mudo alemán, El Camino de la Fuerza y de la Belleza (Wege zu Kraft und Schönheit, 1925), una película documental que aspira a ser un canto a las bondades del cuerpo humano y la necesidad de cuidarlo como merece. ¡Casi nada! No se asusten por lo extraño del planteamiento y sigan leyendo, porque hay mucha tela que cortar.
El Camino de la Fuerza y de la Belleza era una producción perteneciente a la división cultural de la UFA, el estudio de cine más importante de Alemania, y se englobaba dentro de lo que se conocían como «películas culturales», es decir, obras que partiendo de una finalidad didáctica mezclaban escenas documentales con otras de ficción alrededor de un tema concreto – otro ejemplo muy curioso es Gefahren der Großstadt-Straße (1924) de Toni Attenberger en que se habla sobre las normas de tráfico, algunos de los trabajos que hace la policía en su día a día y, tal y como indica el título, los peligros que nos pueden acechar en las grandes urbes. En este caso se trataba de un proyecto de Nicholas Kaufmann y Wilhelm Prager que se convirtió en un enorme éxito de taquilla en gran parte apoyado por el contexto en que se realizó. Para entenderlo hagamos antes un breve repaso a la cultura del cuerpo en la Alemania de los años 20.