¿Hay algo mejor que una película de finales de la era muda? ¡Sí! Una película de finales de la era muda protagonizada por Conrad Veidt. Hoy tenemos como ejemplo de la maestría de estas obras de finales del período mudo El Mago Rojo (1929) – también conocida como Magia Roja, aunque desconozco el por qué de estas absurdas traducciones del título The Last Performance, cuando el rojo creo que no juega ningún papel en la trama. En ella Veidt interpreta al famoso mago Erik el Grande, que está enamorado de su joven asistente Julie y espera casarse con ella cuando sea mayor de edad (sí, a mí también me incomoda esa premisa vista con nuestra mentalidad actual). Pero un día entra en sus vidas por accidente Mark, un hombre muerto de hambre y sin trabajo al que contrata como ayudante por caridad y que, ya lo habrán imaginado, se enamora de Julie.
Es curioso cómo algunos de los papeles que el alemán Conrad Veidt interpretó en Hollywood parecen haber sido escritos para ese otro grandísimo actor de la era muda llamado Lon Chaney. Ya en El Hombre que Ríe (The Man who Laughs, 1928) Veidt hizo un papel que habría encajado perfectamente para Chaney, con ese personaje patético con una deformidad física. Pero su rol en El Mago Rojo es literalmente puro Chaney: un hombre carismático y misterioso que trabaja en el mundo del espectáculo, el enamoramiento con una chica bonita que no puede acabar bien y esas escenas de patetismo rozando lo masoquista en que finge alegrarse porque Julie y Mark se hayan emparejado. Parece como si la Universal, para compensar que Chaney se había pasado en aquellos años a la Metro-Goldwyn-Mayer, le estuviera pasando a Veidt todos los guiones que tenían pensados para «el hombre de las mil caras».