«No sabía que ya lo habían inventado en esa época»: recursos cinematográficos que ya existían en la era muda (II)

Si recuerdan, la semana pasada iniciamos un artículo dedicado a detallar multitud de innovaciones cinematográficas que a veces se piensa erróneamente que son posteriores a la era muda… ¡o incluso pertenecientes a la modernidad! El propósito de estos dos posts es reivindicar una vez más la era muda, a menudo vista de forma totalmente errónea como una época anticuada y superada enseguida con el sonoro, y por supuesto recopilar algunos curiosos hallazgos de esta época. Si el anterior post se centraba en recursos técnicos o de lenguaje cinematográfico, en éste hablaremos más de temas relacionados con el contenido y temática de las películas. Allá vamos:

Guiños metacinematográficos

Los juegos metacinematográficos hacen algo tan aparentemente moderno como destruir ese mundo de ficción construido de forma tan minuciosa y hacen evidente el artificio. Proponen un guiño cómplice al espectador evidenciando que los personajes que vemos son actores y no personas reales. Esto es también algo tan viejo como el mismo cine.

Hace años hablé de una película que vi en Pordenone llamada Fleur de Paris (1916) en que la famosa actriz Mistinguett interpretaba a dos mujeres: a una humilde costurera que guarda un extraño parecido con la actriz Mistinguett y, claro está, a ella misma, la propia Mistinguett, que se acaba encontrando con la costurera. Un argumento de ese tipo en una película estrenada 50 años después parecería un alarde de modernidad, pero en realidad como vemos este tipo de tramas no era tan raras en la época.

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90 años de la primera proyección de Un Perro Andaluz (Un Chien Andalou, 1929) de Luis Buñuel

Hoy hace exactamente 90 años tuvo lugar la primera proyección de una de las obras más importantes de la historia del cine. Era en Le Studio des Ursulines y se trataba de un doble programa de dos cortos donde paradójicamente la obra perteneciente a un cineasta debutante y absolutamente desconocido eclipsó por completo al supuesto filme principal de la noche. Su autor era un aragonés que según dice la leyenda asistió al estreno con los bolsillos llenos de piedras para arrojárselos a la audiencia en caso de que abuchearan su obra. Se trataba de Un Perro Andaluz (1929) y su creador era Luis Buñuel en colaboración con el pintor Salvador Dalí. Para homenajear la que acabó siendo la gran obra del movimiento surrealista, hemos decidido ofrecerles todos los pormenores relacionados con su gestación incluyendo varios testimonios de los implicados. Pónganse cómodos y disfruten, éste va a ser un post largo pero el tema vale la pena.

A principios de los años 20 Luis Buñuel había ido a cursar estudios universitarios a Madrid, y en la Residencia de Estudiantes trabó amistad con bastantes jóvenes que también seguirían una carrera artística, especialmente Salvador Dalí y Federico García Lorca. En aquellos años nuestro protagonista empezó también a mostrar inclinaciones artísticas pero tuvo que aceptar que no tenía talento para la pintura o la poesía como sus compañeros. En cambio, empezó a mostrar un interés cada vez mayor por el cine, sobre todo a raíz del expresionismo alemán y películas como Las Tres Luces (1921) de Fritz Lang, y al poco tiempo se marchó a Francia donde empezó ejerciendo pequeños trabajos para el cineasta Jean Epstein. Cuando rompió su relación con Epstein éste le advertiría «Tenga cuidado. Advierto en usted tendencias surrealistas. Aléjese de esa gente«. Por suerte no seguiría su consejo.

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El cine absoluto: la vanguardia en busca de un “cine puro” (II)

En nuestro anterior post les introdujimos el concepto de cine puro o absoluto, idea acuñada por las vanguardias artísticas de los años 10 y 20 para defender un tipo de cine que no se basara en la narrativa ni en sus vínculos con el teatro y la literatura, sino que fuera una forma de arte nueva que se valiera por sí sola. Los ejemplos del anterior post tiraban más hacia un cine abstracto en que autores como Richert y Eggeling se servían de la pantalla para expandir la pintura abstracta en el tiempo. No obstante, también se podía hacer cine absoluto con imágenes reales filmadas, y es en lo que nos detendremos hoy.

Los films abstractos mencionados anteriormente estaban muy emparentados con la pintura, mientras que los que veremos a continuación ya toman como referente la fotografía, y utilizan de una forma más clara la potencialidad de la cámara para capturar la realidad; pero con la diferencia de que no buscan contar una historia con esa realidad o simplemente documentarla, sino utilizarla de base para hacer algo diferente.

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