El British Film Institute a veces nos depara sorpresas muy agradables a los cinéfilos, como el filme que nos ocupa hoy: Underground (1928). Con motivo del 150º aniversario del Metro de Londres, el debut a la dirección en solitario de Anthony Asquith ha sido restaurado y relanzado en DVD. Y una vez visto uno no puede evitar pensar que es una pena que se tuviera que esperar a una efeméride de ese tipo para volver a sacar a la luz una obra tan extraordinaria. Se trata de la segunda película dirigida por un joven Asquith después de haber codirigido Shooting Stars (1928), además de la primera de la que escribió el guion y en la que tuvo control absoluto. Y viendo este filme junto a A Cottage on Dartmoor (1929) creo que Asquith ya atesora méritos para considerarle uno de los grandes nombres a tener en cuenta del cine mudo británico así como para lamentar que no hubiera empezado a dirigir antes para dejarnos más joyas silentes como éstas.
Como sucede en A Cottage on Dartmoor, el argumento es lo de menos y en este caso se basa en una simple historia de amor entre dos parejas de clase obrera. Nell, una dependienta, conoce en el Metro a dos hombres que cambiarán su vida. Por un lado Bert, un hombre persuasivo que insiste en seducirla pese a sus negativas, por otro Bill, un simpático trabajador del Metro con el que decide tener una cita. Bert, celoso, intentará romper su vínculo ayudado por Kate, una mujer que vive en su misma pensión y que está enamorada de él aunque éste no le corresponda.