En 1959, la emblemática revista de cine Kinema Junpō publicó una lista de las mejores películas de la historia del cine japonés. Curiosamente, el puesto número uno, contrariamente a lo que uno esperaría hoy día, no era para Cuentos de Tokio (1953) ni para ningún otro film de Yasujiro Ozu. Tampoco para una obra de Kurosawa o Mizoguchi. La escogida como mejor película de la historia era una obra muda dividida en tres partes: Diary of Chuji’s Travels (1927) de Ito Daisuke.