Matrimonio Interplanetario (1910) de Enrico Novelli

Un astrónomo que se pasa horas contemplando el espacio descubre un buen día que no solo hay vida en Marte, sino que allá vive la mujer de sus sueños. Casualmente (porque este tipo de casualidades pueden suceder), ella también se entera de la existencia del astrónomo terrícola y surge el flechazo. Él le envía un telegrama declarándole su amor y el padre de la futura novia acepta el matrimonio siempre y cuando se encuentren en un punto intermedio… digamos la luna, por ejemplo.

Oh venga, seguro que ustedes conocen historias de amor más raras que ésta. Matrimonio Interplanetario (1910) es un  bonito corto de fantasía excelentemente realizado y muy cuidado: las primeras imágenes de Marte están muy bien hechas mediante animación y los decorados obviamente tienen el encanto cartón piedra de la época pero son muy solventes, al igual que los efectos especiales (los dos cohetes que van a encontrarse en la luna).

La película está obviamente inspirada en las fantasías de Méliès, copiando incluso la idea de los selenitas aun cuando no vengan muy a cuento en la trama. Entrañable y bien acabada, merece la pena echarle un vistazo.

El Hombre Mecánico (L’Uomo Meccanico, 1921) de André Deed

11223995_10153569274428490_2906829708798817370_nÉste es con toda probabilidad y por una suma de diferentes factores uno de los mejores rótulos que he visto en una película muda.

Si hace meses ya les hablamos de una película italiana con una premisa irresistible, Filibus (1915) hoy les proponemos un pequeño post dedicado a otra con un argumento igual de atractivo: L’Uomo Meccanico (1921), una película de intriga y ciencia ficción que tiene como mayor aliciente un robot gigante con una fuerza sobrehumana.

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