¿Y usted, dónde estaba en 1916?: cineastas que participaron en Intolerancia (1916)

In this 1913 publicity image released by TCM, G.W

Mientras preparaba el año pasado el post dedicado a El Nacimiento de una Nación (1915) este Doctor se sorprendió una vez más de cuántos futuros directores y actores de renombre empezaron trabajando con D.W. Griffith. En el caso de dicho filme los dos ejemplos más claros eran John Ford y Raoul Walsh, pero habría muchos más casos a mencionar.

Si ese fenómeno ya era patente en su primer gran largometraje épico, en Intolerancia (1916) directamente ya es algo exagerado. A uno le tienta incluso lanzar alguna afirmación sobredimensionada como que todos los futuros grandes nombres del Hollywood de la década siguiente empezaron de alguna forma directa o indirecta con Griffith. Y si bien eso no es cierto, es innegable que pocas veces un solo cineasta ha conseguido influir de forma tan poderosa en tantos otros futuros creadores.

El propósito de este post es pues recopilar algunos de los grandes nombres que se vieron involucrados en Intolerancia, ya sea como actores en papeles pequeños o como asistentes de dirección. Lo interesante de la lista es comprobar cómo diferentes personas que siguieron carreras tan distintas entre sí coincidieron en iniciarse en el mundo del cine gracias a Griffith y, por tanto, sea cual sea el camino que tomaron, de alguna forma se vieron influenciados por él. Puesto que la lista sería larguísima, he descartado a aquellos que ya eran estrellas consagradas (por tanto, nada de Mae Marsh o Lillian Gish) y me he decantado más bien por futuras estrellas o directores de renombre que en este film todavía no se habían dado a conocer. No están todos los nombres posibles para no alargar aún más la lista, así que si echan en falta alguno de importancia, no duden en contactar con Herr Caligari.

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Tod Browning

Tod Browning es uno de esos directores a los que creo que es inevitable coger cierto aprecio, incluso aunque uno analice su filmografía desde la distancia de alguien que no es realmente un ferviente admirador suyo. Y es que Browning posee muchos de los rasgos que convierten a un artista en figura de culto, como una carrera olvidada durante años y un tipo de cine que desafiaba las convenciones del momento.  Se hace difícil encontrar otro cineasta americano de la época que se dedicara a profundizar como él en el género fantástico y de terror dando forma a fantasías tan tenebrosas que mostraran el lado oscuro del hombre. Browning, en medio de una industria que potenciaba el glamour y los héroes atractivos, era el encargado de situar en el centro de atención a los desheredados de la gran pantalla: los criminales, los anormales, los monstruos, los freaks. No es de extrañar por tanto que su carrera cayera en desgracia a mediados de los años 30, en un contexto que hacía cada vez más difícil su tipo de cine.

Hoy en día Browning ha sido felizmente rescatado de las catacumbas pero se le conoce básicamente por dos títulos: Drácula (1931) y Freaks (1932), que son los que han hecho que su nombre quede de por siempre asociado al género fantástico y de terror. No obstante, aún cuando éste fuera su género predilecto, la carrera de Browning en el cine es larga y consta de títulos de géneros muy diversos. Buena parte de sus films mudos han desaparecido, pero hay bastantes que todavía pueden visionarse y que permiten profundizar en su filmografía más allá de sus títulos más conocidos.

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