Le Giornate del Cinema Muto de Pordenone 2016 (IV)

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Cuando el Festival de Pordenone llega a su fin es bastante habitual que el asistente sufra una especie de jet lag. Tras tantos días dedicando la mayor parte de horas a estar encerrado en un teatro viendo películas mudas llega un punto en que uno se olvida de la realidad a la que luego deberá inevitablemente enfrentarse. El efecto desaparece aproximadamente cuando uno dejar de escuchar música de piano en su cabeza y se vuelve a acostumbrar a ver películas que, oh sorpresa, ¡tienen sonido! Aunque da algo de pena ver cómo el festival llega a su fin, después de todo supongo que tampoco es saludable estarse más de una semana en estas condiciones.

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Le Giornate del Cinema Muto de Pordenone 2016 (III)

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Una de las ventajas del Festival de cine mudo de Pordenone respecto a otros similares (como por ejemplo su competidor más directo, el de Bolonia, al que por otro lado también me encantaría ir), es que todas las películas se proyectan en un mismo sitio, por tanto no hay solapes.

No obstante, eso tiene un inconveniente: como es posible ver todo, el recién llegado al festival seguramente querrá cometer la locura de intentar ver realmente todo. No lo intenten. Al final uno acaba devorando películas por gula incapaz de disfrutarlas a causa del cansancio, a no ser que se ayude de ciertas sustancias poco recomendables.

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Le Giornate del Cinema Muto de Pordenone 2015 (IV)

Cuando llega ese momento en que uno tiene en la cabeza música de piano de películas mudas al pasear por las calles de Pordenone o darse una ducha (¡sí, eso sucede!), en ese preciso instante es cuando uno se da cuenta de que quizá lleva demasiados días viendo films mudos y de que obviamente Le Giornate del Cinema Muto llega a su fin. Otros síntomas indicativos son agujetas en las piernas de tenerlas encajonadas durante horas en las butacas del Teatro Giuseppe Verdi en el caso de que seas un poco patilargo, o que tu cuerpo se haya acostumbrado finalmente a saltarse horarios de comida, resignado ante la evidencia de que uno prefiere no perderse la conferencia sobre cine soviético o la primera película de la tarde antes que sentarse a recuperar fuerzas en un restaurante.

Es una auténtica pena que le Giornate del Cinema Muto llegue a su fin, pero quizá nuestros cuerpos agradecerán que esta genial cita no se prolongue más de una semana.

carnet caligari

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