Especial décimo aniversario: las 100 películas mudas favoritas del Dr. Caligari

Continuando con la celebración del décimo aniversario que ya iniciamos la semana pasada, el Doctor Caligari ha decidido ofrecer a sus lectores otro post de índole más personal. Si hace tiempo para conmemorar su quinto aniversario este Doctor listó sus 50 películas mudas favoritas, tenía sentido pues para que para el décimo aniversario compartiera sus 100 películas mudas favoritas.

Dicho listado no es una mera ampliación del que creó hace 50 años, sino una actualización. Eso quiere decir que los 50 primeros filmes de la lista no son necesariamente los mismos ni en exactamente el mismo orden, ya que esta lista se ha elaborado de cero sin tomar la otra como referencia (lo cual no quita que no haya habido grandes cambios significativos entre ambas). A partir de esto, solo dos puntualizaciones:

  • Ésta es una lista de películas favoritas a nivel personal. No pretende ser un listado que represente las obras más importantes o representativas de la era muda, ni que abarque los principales cineastas, movimientos o tendencias de la época.
  • En este caso, a diferencia del anterior listado, no he puesto límite al número de películas que podía haber de un mismo director. Solo una condición: he incluido únicamente largometrajes (es decir, a partir de unos 40 minutos), ya que si incluía cortos se me complicaba demasiado la cosa. Eso ha implicado dejar fuera el cine de los primeros años, espero que sepan disculparme por ello.

Y sin más dilación aquí va la lista, espero que la disfruten y la encuentren entretenida.

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Le Giornate del Cinema Muto de Pordenone 2022 (II)

Crédito: Museum of Modern Art, NY / Le Giornate del Cinema Muto. Diseño gráfico: Calderini – Marchese

Bienvenidos a Ruritania

Como el principal ciclo de este año está dedicado a un concepto que creo que muchos de ustedes desconocerán, he pensado que sería interesante explicarlo lo más brevemente posible antes de entrar en materia. Ruritania es el país imaginario en que se ambienta El Prisionero de Zenda (1894) de Anthony Hope. Lo que sucede es que la novela tuvo un éxito tan espectacular que el concepto de Ruritania se acabó reutilizando en multitud de libros y películas de la época. Según el director del festival se calcula que hay al menos 200 filmes de la era muda ambientadas en dicho país, y eso teniendo en cuenta que aún se están buscando y añadiendo más a la lista.

En la novela original nunca se especifica dónde está ese extraño paraje europeo, pero enseguida acabó asociándose al territorio de los Balcanes. En aquellos años dicha zona estaba constantemente apareciendo en la prensa por sus problemas políticos, y en el imaginario popular se asociaba a un territorio que representaba la vieja Europa: belicosa, inestable y regida por monarquías a punto de caer por grupos revolucionarios. Si atraía tanto al público es porque evocaba unos tiempos teóricamente pasados para los países que habían entrado en la modernidad del siglo XX, pero también por el temor que suscitaban esos territorios. De hecho, en la mayoría de películas y libros sobre Ruritania suele ser un inglés o americano (según el caso) el que acaba involucrado en este conflicto y salva la situación. Es decir, acaba siendo el mundo moderno quien acude al rescate.

Por último hay otro factor muy importante para explicar la conveniencia de utilizar el concepto Ruritania desde el punto de vista de los productores: la comodidad de poder ambientar las películas en un país inexistente facilitaba su distribución sin miedo a ofender a nadie. Al público le gustaba y ninguna monarquía podría enfadarse porque hicieran películas sobre ellos. Era perfecto para todos.

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Especial Centenario Nosferatu (V) – Películas desaparecidas: Drakula Halála (1921) de Károly Lajthay, la primera versión cinematográfica de Drácula

Este artículo forma parte de un especial dedicado al centenario del estreno de Nosferatu que incluye los siguientes posts:


Probablemente la mayoría de ustedes pensaba que Nosferatu (1922) fue la primera adaptación de la célebre novela de Bram Stoker al cine, pero no es así. Existe un filme anterior llamado Drakula Halála (1921) – que se traduciría como La Muerte de Drácula – producido en Hungría que ha quedado completamente en el olvido y que ostenta el honor de ser el debut del célebre conde en la gran pantalla. La película hoy día se encuentra perdida y su repercusión fue tan anecdótica que ni siquiera este Doctor pudo llegar a verla. No obstante para cerrar este especial Nosferatu ha pensado que sería interesante investigar sobre esta curiosidad. Averigüemos pues qué nos ofrece este primer Drácula.

El proyecto nació de una de las figuras más importantes del cine húngaro de los años 10, Károly Lajthay, que había trabajado como actor, director y guionista y aquí ejerció esos dos últimos roles. A la hora de redactar el guion contó con la ayuda de otro nombre destacable, un tal Mihály Kertész, que pronto pasaría a trabajar en la más fructífera industria austríaca y finalmente daría el salto a Hollywood, donde americanizaría su nombre al de Michael Curtiz – sí, ese Michael Curtiz.


Károly Lajthay en una fotografía de la época

El proyecto de Lajthai era una coproducción entre Hungría y Austria, una práctica muy habitual en la época, ya que ambas industrias estaban todavía muy conectadas como resquicio del antiguo Imperio Austrohúngaro, si bien lo habitual es que los cineastas húngaros emigraran a Austria y no a la inversa. Esta mezcla de nacionalidades se reflejó en la película: los exteriores se filmaron en Viena, los interiores en un estudio de Budapest y en los papeles protagonistas convivieron actores de ambos países. El rol de Drácula recayó en Paul Askonas, un actor austríaco principalmente de teatro con unos pocos papeles en el cine, pero el resto eran húngaros, como la protagonista Mary interpretada por Margit Lux, con alguna excepción puntual como el experto secundario austríaco Carl Goetz en un papel menor.

Seguramente se habrán preguntado ya quién es esa tal Mary que encarna el papel principal y que no tiene equivalente en la novela de Bram Stoker. Resulta que en realidad Drakula Halála está muy lejos de ser una adaptación fiel del libro original, es más bien una historia totalmente inventada que se servía de ese célebre personaje y que, en realidad, tenía muchos más puntos en común con El Gabinete del Doctor Caligari (1920). Hoy día no se conserva el guion de rodaje, pero este Doctor pudo encontrar en un bazar de antigüedades algo que nos puede ser de utilidad para conocer el argumento de la película: su versión novelizada. En aquella época era muy frecuente editar versiones novelizadas de filmes de éxito (o, al menos, que se suponía que iban a tenerlo), y de hecho es una costumbre que se mantuvo hasta finales del siglo XX. Obviamente esta fuente no nos puede dar la información exacta sobre cómo era el argumento de la película, ya que el escritor podía tomarse ciertas libertades, pero es de suponer que a grandes rasgos seguiría la trama con cierta fidelidad. Como es el único material que se conserva hoy día que nos puede dar una idea de su contenido, les reproducimos a continuación el argumento del libro de Drakula Halála, escrito por Lajos Pánczél.

Mary es una chica humilde que trabaja duro para mantenerse por sí misma, ya que su madre está muerta y su padre, el señor Land, está internado en un sanatorio. Su plan es casarse en un futuro con su prometido George. Un día recibe una carta del sanatorio avisándole de que su padre se encuentra muy mal y viaja hasta allá para verle. Una vez ahí el director del manicomio tiene la excéntrica idea de hacerle pasear por el recinto para que vea a algunos de los internos más destacables. Entre ellos está un hombre alto, de pelo alborotado, rostro demoníaco y ataviado con una capa que le recuerda a un organista que fue profesor suyo de música en el pasado. Cuando se acerca a hablar con él, éste le dice que es el inmortal Drakula que ha vivido miles de años.

Cuando Mary, que se pasea por el manicomio como Pedro por su casa, se dirige a otra habitación, dos pacientes disfrazados de médicos dicen querer examinarla y posteriormente operarla. La chica intenta escapar horrorizada y finalmente es salvada por el director del establecimiento. Presa de un ataque de nervios, el doctor le da un calmante y le aconseja que descanse en un cuarto.

Pero al poco rato Mary se despierta y ve a Drakula a su lado, quien le propone que huya con él a su castillo para ser inmortal. Cuando ésta se niega, Drakula decide entonces secuestrarla y llevársela consigo. En su castillo la encierra en un cuarto y le hace saber que al día siguiente se casará con ella y pasará a vivir ahí junto a sus otras mujeres, pero ésta le ahuyenta usando un crucifijo. Con la salida del sol, Drakula se va a descansar y ella permanece ahí atrapada. A la noche siguiente, obligan a Mary a vestirse de novia y la conducen a la ceremonia nupcial junto a las otras novias de Drakula, pero de nuevo se salva en el último momento gracias a su crucifijo, que repele a los vampiros, y escapa del castillo.

La joven vaga durante horas en busca de ayuda hasta caer inconsciente, pero por suerte una familia la encuentra y la recoge. En casa de dicha familia Mary recupera el conocimiento, pero al poco rato reciben la visita del conde Drakula quien, haciéndose pasar por un médico, asegura que Mary es una paciente de su manicomio que ha escapado e insiste en llevársela consigo. Por suerte al último momento aparece un médico auténtico y desmiente que Mary esté perturbada, de modo que Drakula debe marcharse con las manos vacías.

Al día siguiente Mary ya está mejor a causa de los cuidados del doctor, pero entonces aparece un cochero para llevarse al médico a causa de un terrible accidente que ha sucedido por la zona. Mientras el doctor viaja con ese misterioso cochero acaba descubriendo que éste ha sido sobornado por Drakula para conducirle a un destino inesperado, pero le convence para dar media vuelta. En paralelo Mary, que no hace más que causar problemas a la infortunada familia que seguramente ya debe haberse arrepentido de haberla rescatado, prende fuego accidentalmente a la casa y escapa a través de la nieve, donde desfallece… hasta que se despierta en la cama del manicomio y descubre que todo era un sueño.

De vuelta al manicomio, uno de los reclusos enseña a sus compañeros que ha conseguido una pistola y Drakula le pide que le dispare para probar su inmortalidad. Éste lo hace pero el paciente que se creía Drakula acaba muriendo. En medio de este caos aparece George, el prometido de Mary, y se la lleva de allá, puesto que el padre de la chica también ha fallecido. La última imagen que ven ambos es cómo unos enfermeros se llevan el cadáver de Drakula.

No está mal, ¿verdad? El argumento – que, insisto, no podemos asegurar que fuera idéntico en la película, si bien probablemente debía ser muy parecido – es en realidad una mezcla de varios motivos del Drácula de Bram Stoker y de El Gabinete del Doctor Caligari. Del célebre filme expresionista retoma la idea de mezclar ilusión con realidad, la ambientación en el manicomio y la confusión sobre quiénes son dementes y quiénes son los médicos (¡incluso Drakula se hace pasar por un eminente doctor como mi alter ego, el Doctor Caligari!). En realidad no es tan extraño, Caligari tuvo un éxito tan enorme en su época que era frecuente que otros filmes reutilizaran muchas de sus ideas.

Por otro lado, de la novela de Bram Stoker se toma no solo el personaje del vampiro, sino también el harén de vampiresas, el crucifijo como arma para defenderse de él y su preferencia a actuar de noche y no durante el día. También se repiten algunas situaciones que evocan claramente a la novela pero de forma más inconexa: la idea del protagonista huyendo del castillo del vampiro hasta caer inconsciente y ser rescatado, o el cochero que conduce a un personaje a una trampa (que en este caso no es Drácula disfrazado sino un hombre sobornado por él). Es como si los guionistas pretendieran evocar ideas sueltas de la novela original pero sin ceñirse a ésta del todo. Por otro lado, la apariencia de Drakula, a juzgar por los poquísimos fotogramas que se conservan del filme, nos permite intuir que se desvía mucho de la que describía Bram Stoker, si bien a cambio incorpora una importante pieza de vestuario que, según creo, no estaba en el libro y quedó para la posteridad: ¡la capa!

Me parece muy dudoso no obstante que la tradición de Drácula llevando capa naciera de un filme que, como ahora veremos, no tuvo casi difusión; si bien es cierto que puede haber una conexión, por el hecho de que quien popularizó que el personaje llevara capa fuera el actor de origen húngaro Bela Lugosi. ¡Todo encaja! ¡Lugosi vio la película en su Hungría natal y copió esa idea para sus representaciones teatrales y luego la célebre adaptación cinematográfica de Tod Browning! Pero, ay, cuando se estrenó Drakula Halála Lugosi ya había emigrado a Estados Unidos, donde dudo muchísimo que este filme tuviera ninguna distribución. ¿Fue una mera coincidencia? ¿Es simplemente a causa de una fijación de los húngaros por las capas? Ahí dejo la pregunta abierta.

Paul Askonas caracterizado de Drakula

Se sabe muy poco o casi nada del estreno y difusión de Drakula Halála. Durante su preparación la prensa húngara se había hecho bastante eco del filme dando la imagen de que era una producción importante, por tanto es extraño que no se haya encontrado apenas información de lo que sucedió con él. Aparentemente se estrenó en Viena en febrero de 1921 aunque no hay pruebas que lo confirmen, y a Hungría no llegó hasta 1923. ¿Por qué tardó dos años en llegar allá? Nadie lo sabe. A partir de aquí el más absoluto silencio. No he encontrado datos sobre cuál fue su suerte en taquilla ni sobre su difusión. Todo parece indicar que pasó bastante desapercibida y cayó enseguida en el olvido, cosa extraña dado el potencial de su temática. Como mínimo eso explica por qué Florence Stoker, la viuda de Bram Stoker, no intentó incautar también esta película como hizo con Nosferatu.

Así pues, esto es todo lo que nos queda a día de hoy del primer Drácula cinematográfico: los poquísimos fotogramas sueltos que he añadido en el post, el libro basado en la película y numerosos interrogantes sin resolver. Qué quieren, parte de la gracia de ser un aficionado al cine mudo son precisamente estos misterios que rodean a tantas producciones de la época.

Películas desaparecidas: La Casa del Horror (London After Midnight, 1927) de Tod Browning


Si hay una película desaparecida de la era muda que está considerada la obra perdida por excelencia es London After Midnight (1927) de Tod Browning. Pocos filmes ya inexistentes han suscitado tantos comentarios y especulaciones como éste, llegando incluso al extremo absurdo de que en páginas que permiten puntuar películas como IMdB tiene más votaciones de usuarios basadas en la reconstrucción de 40 minutos realizada a partir de los pocos fotogramas existentes que otras películas de Browning que sí pueden verse.

Resulta comprensible todo el culto que rodea a este filme porque posee los ingredientes apropiados para ello pero cabe preguntarse, ¿está London After Midnight a la altura de la leyenda que hay a su alrededor o se ha magnificado e idealizado su contenido con el paso del tiempo en base a lo poco que sabemos de ella? El Doctor Caligari, que pudo verla en su momento, espera resolver sus dudas en este post.

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¿Y usted, dónde estaba en 1916?: cineastas que participaron en Intolerancia (1916)

In this 1913 publicity image released by TCM, G.W

Mientras preparaba el año pasado el post dedicado a El Nacimiento de una Nación (1915) este Doctor se sorprendió una vez más de cuántos futuros directores y actores de renombre empezaron trabajando con D.W. Griffith. En el caso de dicho filme los dos ejemplos más claros eran John Ford y Raoul Walsh, pero habría muchos más casos a mencionar.

Si ese fenómeno ya era patente en su primer gran largometraje épico, en Intolerancia (1916) directamente ya es algo exagerado. A uno le tienta incluso lanzar alguna afirmación sobredimensionada como que todos los futuros grandes nombres del Hollywood de la década siguiente empezaron de alguna forma directa o indirecta con Griffith. Y si bien eso no es cierto, es innegable que pocas veces un solo cineasta ha conseguido influir de forma tan poderosa en tantos otros futuros creadores.

El propósito de este post es pues recopilar algunos de los grandes nombres que se vieron involucrados en Intolerancia, ya sea como actores en papeles pequeños o como asistentes de dirección. Lo interesante de la lista es comprobar cómo diferentes personas que siguieron carreras tan distintas entre sí coincidieron en iniciarse en el mundo del cine gracias a Griffith y, por tanto, sea cual sea el camino que tomaron, de alguna forma se vieron influenciados por él. Puesto que la lista sería larguísima, he descartado a aquellos que ya eran estrellas consagradas (por tanto, nada de Mae Marsh o Lillian Gish) y me he decantado más bien por futuras estrellas o directores de renombre que en este film todavía no se habían dado a conocer. No están todos los nombres posibles para no alargar aún más la lista, así que si echan en falta alguno de importancia, no duden en contactar con Herr Caligari.

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Le Giornate del Cinema Muto de Pordenone 2015 (IV)

Cuando llega ese momento en que uno tiene en la cabeza música de piano de películas mudas al pasear por las calles de Pordenone o darse una ducha (¡sí, eso sucede!), en ese preciso instante es cuando uno se da cuenta de que quizá lleva demasiados días viendo films mudos y de que obviamente Le Giornate del Cinema Muto llega a su fin. Otros síntomas indicativos son agujetas en las piernas de tenerlas encajonadas durante horas en las butacas del Teatro Giuseppe Verdi en el caso de que seas un poco patilargo, o que tu cuerpo se haya acostumbrado finalmente a saltarse horarios de comida, resignado ante la evidencia de que uno prefiere no perderse la conferencia sobre cine soviético o la primera película de la tarde antes que sentarse a recuperar fuerzas en un restaurante.

Es una auténtica pena que le Giornate del Cinema Muto llegue a su fin, pero quizá nuestros cuerpos agradecerán que esta genial cita no se prolongue más de una semana.

carnet caligari

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Tod Browning

Tod Browning es uno de esos directores a los que creo que es inevitable coger cierto aprecio, incluso aunque uno analice su filmografía desde la distancia de alguien que no es realmente un ferviente admirador suyo. Y es que Browning posee muchos de los rasgos que convierten a un artista en figura de culto, como una carrera olvidada durante años y un tipo de cine que desafiaba las convenciones del momento.  Se hace difícil encontrar otro cineasta americano de la época que se dedicara a profundizar como él en el género fantástico y de terror dando forma a fantasías tan tenebrosas que mostraran el lado oscuro del hombre. Browning, en medio de una industria que potenciaba el glamour y los héroes atractivos, era el encargado de situar en el centro de atención a los desheredados de la gran pantalla: los criminales, los anormales, los monstruos, los freaks. No es de extrañar por tanto que su carrera cayera en desgracia a mediados de los años 30, en un contexto que hacía cada vez más difícil su tipo de cine.

Hoy en día Browning ha sido felizmente rescatado de las catacumbas pero se le conoce básicamente por dos títulos: Drácula (1931) y Freaks (1932), que son los que han hecho que su nombre quede de por siempre asociado al género fantástico y de terror. No obstante, aún cuando éste fuera su género predilecto, la carrera de Browning en el cine es larga y consta de títulos de géneros muy diversos. Buena parte de sus films mudos han desaparecido, pero hay bastantes que todavía pueden visionarse y que permiten profundizar en su filmografía más allá de sus títulos más conocidos.

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Garras Humanas (The Unknown, 1927) de Tod Browning

Garras humanas
Garras Humanas es una de las mejores – para muchos cinéfilos directamente la mejor – colaboraciones del tándem Tod Browning-Lon Chaney. Uno de los motivos es, aparte de su indudable calidad, el ser un film que reúne las características definitorias tanto del director como del actor. Al igual que otras obras de Browning, la trama se centra en el mundo del circo y tiene como protagonista a un outsider, un freak, un personaje que escapa de lo normal. Y por supuesto el personaje de Lon Chaney le permite exhibir una de esas interpretaciones que tan bien se le daban de personajes torturados abocados a una situación límite.

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