El cine llegó a Rusia como en la mayoría de países europeos de la mano de los primeros cortometrajes de actualidad de los hermanos Lumière. Por ello, lógicamente las primeras producciones autóctonas eran también grabaciones documentales de temas de actualidad, pero el público se acabó cansando y se hizo evidente la necesidad de producir películas de ficción propias.
Así pues, en 1908 se estrenó por fin la primera película de ficción rusa, Stenka Razin. El responsable y productor fue uno de esos cineastas pioneros de cortos de actualidad, Alexander Drankov. Éste decidió adaptar una canción popular de 1883 basada a su vez en un personaje famoso, Stenka Razin, un importante líder cosaco que se rebeló contra la nobleza. Pero contra todo pronóstico lo que nos relata no es ninguna de sus gestas heroicas sino un conflicto del personaje con sus propios hombres.