¿Por qué no se tiene más en cuenta a Henry King cuando pensamos en grandes directores de la era clásica de Hollywood? Incluso este humilde Doctor debe reconocer que no lo tiene tan presente como merecería, aun cuando ha visto ya suficientes películas suyas que demuestran que era un cineasta magnífico. Y qué mejor ocasión para volver a recordarlo que visionar la magnífica restauración que se hizo pública hace poco de su Stella Dallas (1925) – traducida en español con el alucinante título de ¡Y Supo Ser Madre! que, ya me perdonarán, no utilizaré en esta reseña.
En general todos tenemos más presente la versión sonora que hizo en 1937 el otro «King» del Hollywood clásico, es decir King Vidor, que además se beneficia de una actuación estratosférica de la gran Barbara Stanwyck. Pero créanme, la de Henry King está perfectamente a la altura sino por encima, con el mérito añadido de que fue la primera versión de la historia y muchas de las situaciones que aparecen aquí sin duda se tomaron como referentes en la sonora.