«No sabía que ya lo habían inventado en esa época»: recursos cinematográficos que ya existían en la era muda (II)

Si recuerdan, la semana pasada iniciamos un artículo dedicado a detallar multitud de innovaciones cinematográficas que a veces se piensa erróneamente que son posteriores a la era muda… ¡o incluso pertenecientes a la modernidad! El propósito de estos dos posts es reivindicar una vez más la era muda, a menudo vista de forma totalmente errónea como una época anticuada y superada enseguida con el sonoro, y por supuesto recopilar algunos curiosos hallazgos de esta época. Si el anterior post se centraba en recursos técnicos o de lenguaje cinematográfico, en éste hablaremos más de temas relacionados con el contenido y temática de las películas. Allá vamos:

Guiños metacinematográficos

Los juegos metacinematográficos hacen algo tan aparentemente moderno como destruir ese mundo de ficción construido de forma tan minuciosa y hacen evidente el artificio. Proponen un guiño cómplice al espectador evidenciando que los personajes que vemos son actores y no personas reales. Esto es también algo tan viejo como el mismo cine.

Hace años hablé de una película que vi en Pordenone llamada Fleur de Paris (1916) en que la famosa actriz Mistinguett interpretaba a dos mujeres: a una humilde costurera que guarda un extraño parecido con la actriz Mistinguett y, claro está, a ella misma, la propia Mistinguett, que se acaba encontrando con la costurera. Un argumento de ese tipo en una película estrenada 50 años después parecería un alarde de modernidad, pero en realidad como vemos este tipo de tramas no era tan raras en la época.

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Le (mini) Giornate del Cinema Muto de Pordenone 2020 (II)

Cuando al inicio de cada película de esta edición online del Festival de cine mudo de Pordenone veo una vez más la magnífica animación introductoria de Richard Williams que se proyecta tradicionalmente al inicio de cada sesión vespertina, uno no puede evitar sentir cierta nostalgia al estar viéndola desde el sofá de casa y no en el Teatro Verdi de Pordenone. Pero en honor a la verdad hay que decir que los organizadores han hecho todo lo posible por mantener esa sensación de comunidad que resulta tan característica del festival: Jay Weissberg, director del evento, introduce cada filme con un vídeo grabado en diferentes entornos característicos de Pordenone para hacernos sentir brevemente como si estuviéramos ahí; después de cada emisión hay una discusión online en la que los «asistentes» al festival pueden hacer preguntas vía chat (una reminiscencia de los coloquios que solía haber al mediodía dedicados a los diferentes programas de esa edición), y se han mantenido las presentaciones de libros y las Masterclasses. No es lo mismo, claro, pero se nota que hay un esfuerzo no solo en el contenido y el apartado técnico, sino en intentar recrear un poco la «experiencia» del festival.

3 de Octubre – Una giornata nostálgica

Muy apropiadamente, el primer día del festival estuvo marcado por cierto sentimiento de nostalgia en sus dos sesiones: la nostalgia hacia otros sitios del mundo que hemos conocido en el pasado y que ahora nos parecen tan inaccesibles y la nostalgia hacia la infancia. El primero era una recopilación de cortos documentales de cine primitivo filmados en diferentes países del mundo, que se seleccionó como guiño a estos meses de obligado confinamiento y las restricciones para viajar que ha causado cierta pandemia de la que quizá hayan oído hablar últimamente. Es curioso pensar cómo estos cortometrajes han vuelto a recuperar en este contexto la finalidad inicial para la que fueron concebidos: en aquellos años la mayor parte de la gente no podía permitirse viajar a países lejanos, y estos sencillos cortos documentales constituían su única forma de contacto con otras culturas de las que entonces solo habían visto fotografías. De modo que irónicamente en este año de restricciones estos cortometrajes sobre Nueva York, Cracovia, El Cairo o Brujas suponen un antídoto contra la incapacidad de trasladarnos a muchos de esos sitios.

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Hace 100 años: las mejores películas de 1919

Como nuestros lectores más veteranos ya sabrán, una de las tradiciones anuales de este rincón silente es dedicar un post a las mejores películas que se estrenaron justo hace 100 años (abajo del todo tienen los links a ediciones anteriores). Así pues, mientras las webs que siguen la actualidad cinéfila compartirán en unos meses las listas de mejores estrenos del 2019, el ilustre Doctor Caligari en cambio rescatará de sus viejos archivos el top que elaboró en el ya lejano 1919 y que compartió en el cineclub que frecuentaba por entonces las noches que no estaba de juerga en un cabaret en compañía de su inseparable Cesare.

Nos encontramos pues a solo un año del cambio de década decisivo en el que se encuentran la mayor parte de clásicos de la era muda. A causa de ello y de que la finalidad de estas listas no es tanto ser selectivas como dar a conocer títulos, en esta ocasión el Doctor Caligari ha decidido ampliar el Top10 a los 15 mejores filmes de 1919, para no dejar fuera algunas obras también dignas de mención. Pero antes de pasar a la lista, hagamos un repaso a algunos datos importantes sobre 1919 a nivel cinematográfico.

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La Marca de Fuego [The Cheat] (1915) de Cecil B. De Mille

Un filme como La Marca de Fuego (1915) puede ser afrontado desde muy diversos puntos de vista. Puede verse como uno de los primeros grandes logros de Cecil B. De Mille, tanto a nivel comercial como artístico; puede analizarse también como ejemplo de la madurez a la que estaba llegando el cine en esos años tan cruciales, y por último es además una obra que se presta a debatir sobre su polémico contenido.

A nivel cinematográfico no puede suscitar ninguna duda o debate: La Marca de Fuego es una gran película marcadamente moderna para la época. Aunque De Mille solo llevaba un año en el mundo del cine, el agitado ritmo de trabajo que seguía (filmó más de 10 películas en 1914, y otras tantas en 1915) le permitió coger el punto en relativamente poco tiempo a ese invento tan sofisticado. Aunque aún quedaban algunas marcas del cine primitivo (como cierto estatismo a la hora de basarse principalmente en planos generales) cuando uno ve La Marca de Fuego ya tiene la sensación de que su contenido sigue una estética fílmica: los decorados y la iluminación están muy cuidados, las interpretaciones son menos exageradas y el montaje deja discurrir fluidamente la historia.
Hay incluso algunos momentos visualmente brillantes, como la escena del disparo en que De Mille juega con las sombras de los personajes tras las paredes de tela. En ese sentido se trata de una película absolutamente fundamental.

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El Pintor de Dragones (The Dragon Painter, 1919) de William Worthington

En episodios anteriores de este blog ya les hablamos de la fascinación que había en Estados Unidos a principios del siglo XX hacia la cultura oriental, algo que queda patente en el hecho de que en el Hollywood de los años 10 se produjera una obra tan insólita como La Ira de los Dioses (1914), con un reparto compuesto casi íntegramente por japoneses. Y aunque es cierto que en la mayoría de películas los personajes orientales quedaban relegados a los tópicos rasgos de siempre, ciertamente resulta curioso que una industria como Hollywood, tan poco dada a salirse de los parámetros estándares, se atreviera a hacer películas como ésa o, años más tarde, La Buena Tierra (1937)  Desde entonces este tímido avance hacia films con historias y personajes orientales ha quedado tan atrás que cuando Clint Eastwood estrenó Cartas de Iwo Jima (2006) con un reparto exclusivamente oriental daba la sensación de que estaba haciendo algo realmente rompedor. Volviendo a la época muda, esa breve atracción hacia la cultura oriental se vio reflejada también en el surgimiento de estrellas de cine orientales como Sessue Hayakawa, Tsuru Aoki o Anna May Wong. Y ahora piensen: ¿cuántos actores orientales se les ocurre que llegaran al estatus de estrellas en Hollywood durante las décadas siguientes?

Centrándonos en el caso de Hayakawa éste llegó a tener tanto éxito en aquellos años que se animó a formar una productora propia, Haworth Pictures, en la que se realizarían sus películas y que, obviamente, le permitiría por una vez encarnar el tipo de personajes y temas que le vinieran en gana, sin imposiciones raciales. Según parece, la mayor parte de ese material está perdido, lo cual es una lástima porque sería un material historiográfico interesantísimo: películas americanas con actores y temática orientales dirigidas a un público general, es decir, que buscaban aportar una visión más auténtica de Japón. Afortunadamente alguna ha acabado sobreviviendo al paso de los años, como es el caso de El Pintor de Dragones (1919).

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Hace 100 años: 1915 en 10 películas

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Dado que pareció gustar bastante a nuestros lectores el post que el Doctor preparó el año pasado seleccionando 10 películas del 1914, ha decidido repetir la misma idea con una selección de 10 películas que cumplen 100 años este 2015. De modo que echemos un vistazo cómo se encontraba el mundo del cine en 1915, un año en que nos atreveríamos a afirmar que la mayoría de nuestros lectores no habían nacido.

Los protagonistas de 1915 podrán comprobar que son muy similares a los del año pasado, de hecho la mayor parte de los nombres de este listado ya salieron el anterior. No es casual, aunque el cine ya estaba emergiendo con una forma de arte con un lenguaje propio todavía faltarían unos pocos años para que surgieran muchos de los grandes directores de la era muda. Es por eso que en este periodo de transición las mejores películas que este anciano recuerda con más agrado suelen ser de unos autores muy concretos.

Pero antes de pasar a la enumeración de films seleccionados, uno no puede evitar mencionar otros títulos y cineastas que merecen ser tenidos en cuenta aunque no hayan entrado en este Top10. Veamos algunos ejemplos.Leer más »