Cuando digo que la mayoría de los recursos y tendencias del cine o el audiovisual ya se inventaron de alguna forma en la era muda, no estoy exagerando tanto como podría parecer. ¿No les parece, por ejemplo, que los vídeo-capsulas que consumen hoy día millones de personas en TikTok o Instagram no tienen mucho en común con los cortos de la era primitiva? En ambos casos son producciones audiovisuales de formato muy breve, que por tanto buscan un impacto o gag claro, y además tanto en unos como en otros sus creadores rompen la cuarta pared y se dirigen explícitamente al espectador. ¿Y qué me dicen de los vídeos de gatitos? Uno de los contenidos preferidos de la red son los vídeos de estos simpáticos felinos haciendo todo tipo de monadas, ya que no solo son animales muy fotogénicos, sino que tienen un carácter peculiar que les presta a comportamientos bastante excéntricos.
Pues como supondrán, en los orígenes del cine ya se hicieron vídeos de gatitos. De hecho uno de los primeros vídeos de los Lumière ya mostraba a una niña dando de comer a un gato, de modo que el corto que veremos hoy podría pues considerarse una especie de ¿remake? del de los Lumière, ya que la premisa es idéntica: una niña compartiendo su desayuno con su gato.