Quizá nuestros lectores más jóvenes, que no llegaron a vivir cómo era la proyección de películas en la era muda o en las décadas inmediatamente posteriores, no sepan que en los viejos tiempos las sesiones de cine eran muy diferentes a hoy día. Por entonces la gente no asistía a la proyección de una película concreta, sino a un programa que incluía diferentes partes: unos cortometrajes previos, un largometraje barato y el plato fuerte de la noche, la película principal que todos querían ver. No solo eso, sino que a menudo la gente entraba y salía de la sala de cine a media película, sin importarle si la proyección ya había empezado. Simplemente uno llegaba, intentaba ir pillando el argumento y disfrutaba de lo que quedara de filme y lo que viniera después.
En todo caso, eso quería decir que a menudo había parones entre películas que servían además para incitar al público a comprar más palomitas o golosinas. Y para no desaprovechar esos minutos, en la era muda era frecuente que se proyectaran diapositivas en la pantalla de distinta índole. Muchas de esas diapositivas que mostraban a modo de linterna mágica eran anuncios de futuras proyecciones, que las productoras distribuían por los cines para que hicieran propaganda de sus próximas películas, y es por ello que he decidido dedicarles una entrada con una selección de algunas de las que se conservan hoy día.