The Countryman and the Cinematograph (1901) de Robert W. Paul y Uncle Josh at the Moving Picture Show (1902) de Edwin S. Porter

Siempre me ha fascinado cómo debían ser las primeras reacciones de los espectadores de la época al invento del cinematógrafo, a esas imágenes fotográficas que cobraban vida como fantasmas. Algunos cortos de los inicios del cine satirizaban ese choque con personajes ridículos que reaccionaban ante las imágenes de la pantalla como si fueran reales, de los cuales les he traído los dos más conocidos.

The Countryman and the Cinematograph (1901) del británico Robert W. Paul se cachondea del típico paleto de pueblo que asiste a su primera sesión de cine. El filme nos muestra su reacción ante tres breves escenas: una bailarina a la que éste imita de forma ridícula, un tren que se acerca a la pantalla y le hace salir corriendo y luego una breve escena de amor. De este brevísimo filme me resulta interesante a nivel técnico el encuadre, que debe encajar en la misma imagen al pueblerino y la pantalla de cine, y el hecho de que las imágenes de las películas que ve en realidad estén añadidas con sobreimpresiones. Por otro lado, ¿se trata del primer filme que hace referencia a esa leyenda urbana de la gente que se asustó del tren que se dirigía a la pantalla en la primera sesión de cine de los hermanos Lumière?

Solo un año después el americano Edwin S. Porter le copió literalmente la idea en Uncle Josh at the Moving Picture Show (1902), pero no sean muy duros con él por ello: en aquellos años los cineastas copiaban sin ningún tipo de problema las ideas y trucos de sus competidores/compañeros de profesión en muchos casos mejorando la premisa inicial, como es el caso. En este segundo cortometraje Porter es tan poco original que copia exactamente el mismo tipo de cortometrajes que el protagonista ve en el cine: la bailarina, el tren y el romance campestre. Pero a cambio tenemos algunas novedades interesantes. De entrada, al inicio se anuncia que es una sesión de filmes de Edison, que es una obvia autopropaganda (Porter era uno de los cineastas más destacados del estudio de Edison), y además tiene la agudeza de tildar el filme de la bailarina como «Parisian Danger», que por otro lado es mucho más simpático que el de su equivalente inglés con la bailarina haciendo piruetas.

Por otro lado el último corte, con la escena de amor campestre, aquí finaliza con éste enfrentándose a los personajes y destrozando accidentalmente la pantalla, lo cual desemboca en una lucha con el proyeccionista que se encontraba detrás. Fíjense ahí en el corte que se hace justo antes de arrancar la pantalla, que evidencia que las películas que éste veía eran sobreimpresiones (algo que de hecho ya se nota en el corto del tren cuando se pone delante de la supuesta pantalla).

Desconozco si el corto inglés también finalizaba así, ya que es obvio que está incompleto, pero cualquier hipótesis puede ser cierta, puesto que en estos «remakes» era frecuente añadir nuevos elementos para mejorar la película. Un último detalle que he averiguado: el tal Uncle Josh era un personaje cómico teatral que vivía en el campo y que aquí Porter rescató muy agudamente para dar a su película un protagonista conocido por el público. De modo que aunque su título no hace referencia explícitamente a un «hombre de campo», en el fondo este personaje encarnaba este mismo tópico.

A partir de aquí se podría hacer una curiosa y larga genealogía de filmes mudos que hablen de la relación del espectador con la experiencia cinematográfica… pero eso ya daría para otro artículo.

2 comentarios en “The Countryman and the Cinematograph (1901) de Robert W. Paul y Uncle Josh at the Moving Picture Show (1902) de Edwin S. Porter

  1. Dos clásicos antológicos, utilísimos para explicar muchas cosas. Lo de la leyenda del tren de los Lumière es algo que se sigue vendiendo. Nos hemos acostumbrado a oírlo tantas veces que casi me dará pena el día que sea habitual desmentirlo.

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