Uno de los mayores placeres que puede experimentar un cinéfilo es comprobar que la maestría de un gran cineasta no se limita únicamente a sus obras canónicas, sino que también está presente en sus películas menos conocidas. En el caso del sueco Victor Sjöström, todo aficionado al cine mudo sabe cuáles son sus tres títulos más míticos: Los Proscritos (1919), La Carreta Fantasma (1921) y El Viento (1928); tres obras maestras fundamentales no solo para amantes del cine silente sino para cinéfilos en general. Pero Victor Sjöström es mucho más. Explorando en el resto de títulos de su etapa sueca uno puede hacerse una idea de su maestría como cineasta y de lo avanzado que era para su época, más allá de los rasgos de sobras conocidos a raíz de los títulos mencionados anteriormente (por ejemplo su famoso uso del paisaje como elemento dramático en sus obras). Para demostrarlo, hoy nos centraremos en una obra suya bastante desconocida: Mästerman (1920).
Como primer indicio de que este Doctor no está exagerando (o de que, al menos, no es el único en hacerlo), mencionar que el experto en cine mudo, Tom Gunning, la considera su mejor obra junto a Los Proscritos (1919), y de hecho le dedicó un texto magnífico alabando sus cualidades. El problema es, mucho me temo, que se trata de una película bastante difícil de conseguir a día de hoy a no ser que se muevan entre los oscuros y secretos círculos de amantes del cine mudo como este Doctor, y quizá eso sea lo que explique en gran parte que siga estando tan olvidada.
El film se sitúa en un pequeño pueblo donde un anciano usurero, Eneman, se ha convertido en la persona más rica del condado en gran parte por sus prácticas avariciosas. Lejos de sentirse marginado por sentir el desprecio del resto de habitantes, éste acepta su rol e incluso el nombre que éstos le han puesto, Mästerman, mientras su fortuna va en aumento. Un día su vida da un giro cuando salva a una bonita joven, Tora, de unos asaltantes. Mästerman lleva entonces a la malherida muchacha a la taberna que regenta su madre, donde los parroquianos se burlan de él diciendo que el hombre ha acudido únicamente a recoger una recompensa por el rescate. Días después, Mästerman se siente culpable y le devuelve a Tora el dinero que le dio su madre en agradecimiento, pero eso no le libra de ser objeto de burla de nuevo por parte de unos jóvenes, entre los que destaca Knut, el prometido de Tora.
Unas noches después, Knut pierde una gran cantidad jugando a las cartas y toma prestado dinero de la madre de Tora para recuperar lo que ha perdido, pero al perder también esa cantidad le pide desesperado a su prometida que vaya a ver a Eneman y le pida como favor especial que le haga un préstamo. El viejo avaro escucha la petición de Tora pero no puede darle el dinero si no es a cambio de algo, así que le propone que trabaje para él como criada hasta que Knut pague la deuda. Ésta acepta y se va a vivir con él mientras Knut parte en busca de fortuna. Al cabo de unos días de su estancia juntos, Eneman empieza a mostrar un comportamiento más amable hacia la joven, y ésta le insinúa de forma velada que, si acepta que ella le cambie para convertirle en una mejor persona, se podría casar con él.
Hay muchos aspectos realmente interesantes en Mästerman, pero uno de los más destacables es sin duda la complejidad de sus personajes y la ambigüedad de su comportamiento. El mismo protagonista, Eneman, resulta fascinante en su construcción psicológica. No es la típica película en que un personaje negativo se redime a través de la bondad de Tora… o quizá sí, pero no de una forma tan sencilla como pudiera parecer. Se trata de un personaje misterioso y difícil de desentrañar, cuyo comportamiento no sigue una línea fija y progresiva, sino al contrario, se mueve entre contradicciones y tiras y aflojas. Cuando Tora se aprovecha de su bondad para retornar todo lo que éste ha acumulado en su cuarto de objetos prestados, la avaricia de Eneman sale a la luz y se nota inquieto por todo lo que está perdiendo; pero, al mismo tiempo, los momentos en que está a solas con ella parece alcanzar cierta calma al pensar en la recompensa final que le aguarda. Del mismo modo su comportamiento hacia ella no es especialmente sentimental: en sus primeras horas en la tienda ésta se pone a llorar y él, sin saber cómo actuar, reacciona gritándole y exigiéndole que empiece ya a limpiar. Más tarde, intenta ganarse su favor de la única forma que sabe: a través de sus posesiones, permitiéndole que se quede el objeto que más le guste.
Es absolutamente fundamental en la construcción de este personaje la portentosa interpretación de Victor Sjöström como Eneman, que consigue algo realmente difícil: transmitir las emociones y pensamientos de alguien que se comporta de forma ruda e inexpresiva, conseguir que nos resulte humano y creíble una persona que se caracteriza precisamente por su comportamiento tan poco humano. Y todo ello, por supuesto, partiendo del hecho de que el cine mudo se basa en lo visual y por tanto en lo que se ve. ¿Cómo mostrar la evolución de un personaje que precisamente tiene sus emociones enquistadas y es reticente a expresarlas? Sjöström lo demuestra de una forma magistral a lo largo de este film.
Pero además, del mismo modo que Eneman es tremendamente ambiguo, también lo son los otros protagonistas. Knut es un joven arrogante que no solo roba a su futura suegra sino que acepta el trato de su prometida con Eneman, que la convierte a ella en otro objeto más de los que se acumulan en la usurería. Toda la película se basa de hecho en los tratos que hacen los personajes entre sí: Eneman acepta el dinero que le dan por haber rescatado a la joven, Knut acepta “dar” a su prometida para saldar su deuda y, en última instancia, la propia Tora hará un trato con el viejo que será el más ambiguo de todos. Lejos de ser una joven puramente inocente, Tora literalmente engaña a Eneman al decirle que si acepta todos los cambios que ella le propone “le acompañará a la iglesia” en una conversación que versaba sobre la soltería del anciano. Eso hace que Eneman dé por hecho que se casará con ella y contribuye a hacer circular rumores en el pueblo sobre una boda entre ambos, pero luego Tora le dice inocentemente a su madre que ella no se refería a eso, sino simplemente a acompañarle un día a misa. Resulta muy difícil de creer que la joven pretendiera que su frase solo significara eso, pero por otro lado ese engaño tiene como finalidad ayudar a los demás y reformar a Eneman: ¿hasta qué punto podemos juzgarla de forma crítica por sus actos o excusarla?
Un elemento claramente simbólico muy bien tratado en la película es el cuarto donde Eneman acumula todos los objetos que ha conseguido de los pueblerinos. De hecho el inicio de la película, situado en ese cuarto, es uno de los más sorprendentes que este Doctor ha visto en un film de esos años: lejos de introducirnos claramente el personaje o el espacio, los primeros planos son la habitación a oscuras iluminada únicamente por una lámpara que revela parte del rostro de Eneman y objetos de lo más variopinto como un esqueleto y un cocodrilo disecado. Los rótulos además juguetean con el hecho de que el espectador todavía no ha logrado identificar ese escenario, y optan por no presentar directamente al personaje sino comentando los rumores que corren sobre su posible pasado.
Más adelante, cuando Tora inicia la limpieza del cuarto, Sjöström recalca de forma muy explícita la evolución del personaje mediante los cambios que sufre esta habitación: desde los planos iniciales en que se veía oscura y abarrotada de objetos sin polvo hasta convertirse en un espacio lleno de luz, despejado y adornado con flores. Ese paso de la oscuridad a la luz también tiene su equivalente en el aspecto de Eneman, que pasa a cuidar mejor su aspecto y las ropas que lleva.
A nivel de lenguaje, si bien posee una narrativa menos sorprendente que la de la célebre La Carreta Fantasma (1921), a mí me llaman poderosamente la atención un par de elipsis muy sorprendentes. La primera tiene lugar la fatídica noche en que Knut se arruina, cuando pasamos de ver cómo el joven piensa en el dinero guardado por su suegra a la escena en que Tora directamente va a pedir dinero prestado a Eneman. Eso contribuye aún más a la ambigüedad de los personajes: ¿fue Knut quién le pidió a ella que fuera a pedir dinero al usurero o fue idea de ésta aprovecharse de su bondad teniendo reciente la escena del rescate?
La segunda se produce en el tramo final de la película, durante el día de la boda. La última escena nos mostraba a Tora recriminando a Eneman por haberla engañado pero aceptando mantener el compromiso aun sin amarle. Un rótulo nos menciona que no se sabe nada del usurero los días antes del enlace y su súbita aparición llegando tarde a la ceremonia mal vestido hace que algunos de los presentes den por hecho que se ha vuelto loco. Sjöström no nos muestra nada de lo sucedido durante estos días ni nos da pistas sobre lo que ha reflexionado el anciano. En su lugar prefiere el suspense apoyándose en la seguridad de que su actuación hará creíble el cambio de actitud de Eneman, quien al fin parece haber comprendido cuál era el procedimiento más correcto.
No se trata de una película tan “grande” como las más conocidas de Sjöström, no hay personajes al borde de la muerte, escenas especialmente trágicas ni secuencias espectaculares visualmente, pero Mästerman exhibe una madurez y un saber hacer que, en su modestia, la convierte en otra de sus grandes obras.
Ojala algún dia se pueda encontrar esta película. Soy un gran seguidor de este gran genio que es Victor Sjostrom y esta es una de las pocas películas que no he podido ver de él.
¡Qué suerte quien la pueda ver! Saludos. Enhorabuena por su página.
Desafortunadamente es una de sus obras más difíciles de encontrar, pero quién sabe, cualquier día puede aparecer en DVD.
Sjöstrom es también uno de mis directores favoritos, un genio a reivindicar.
Un saludo.
Hola de nuevo, Doctor!
Ya he podido encontrar una copia de la película y he tenido el privilegio de visionarla.
Estoy completamente de acuerdo con todos sus cometarios acerca del film y debo decir que es una película maravillosa en todos sus aspectos.
Es una tremenda injusticia que todavía no se haya restaurado y editado en DVD porque sin duda lo merece de sobra.
Saludos desde Asturias.
Hola Luis, me alegra mucho saber que has conseguido localizarla y que te ha gustado. Es realmente imperdonable que esta joya de Sjöstrom no haya sido editada, a ver si gente como la de Criterion toma nota… Hasta entonces siempre nos quedará internet para estos grandes descubrimientos.
Un saludo.