Soledad (Lonesome, 1928) de Paul Fejos y el uso del sonido en una part-talkie

Hace ya un tiempo mi colega el Dr. Mabuse comentó en su blog esa maravillosa película que es Soledad (1928) de Paul Fejos. Hoy volvemos a ella pero solo para destacar una escena concreta que me resulta muy interesante por su uso del sonido.

Soledad se trató en su momento como un part-talkie, es decir, una película muda a la que se le incluyeron algunos diálogos hablados para aprovechar la moda del cine sonoro, que hacía que los productores temieran que el público viera a los films totalmente mudos como algo obsoleto. No solo eso, sino que además se le añadieron algunos efectos de sonido. Esto último podría parecer algo anecdótico, pero lo cierto es que el guión aprovecha muy inteligentemente este recurso.

Los protagonistas son Jim y Mary, dos jóvenes solteros que se conocen y se enamoran al instante. Juntos pasan una noche inolvidable en un parque de atracciones pero acaban separados y temen no volver a reencontrarse más. En cierta escena, ambos bailan en un salón una canción romántica. El estribillo de la canción e incluso la partitura de la melodía aparecen en la pantalla, algo que luego veremos que no es un mero adorno.

Después de que ambos se pierdan de vista, regresan frustrados a sus pisos, sin saber que en realidad viven al lado. Y entonces llega el momento clave: Jim, entristecido, escucha el disco de la canción que antes bailó con Mary. Ésta, al escucharla en el piso de al lado, golpea furiosa la pared porque le trae malos recuerdos. De esta forma se reencuentran. El gran problema surgido entre ambos personajes ha sido paradójicamente solucionado por el cine sonoro. De hecho gran parte de la fuerza de este momento es que podemos escuchar realmente la canción que va a provocar este clímax. Una forma muy inteligente de aprovechar la inevitable imposición del sonido en una película muda.

Por contra, más torpe resultan algunas escenas totalmente dialogadas que aparecen en momentos sueltos de la película. En primer lugar tenemos dos diálogos entre Mary y Jim que rompen la armonía del film. A mí particularmente me resulta especialmente molesto ponerle voz a dos personajes a mitad de película, cuando uno se los ha imaginado a su manera. Pero peor aún es una escena que indudablemente se añadió a posteriori con calzador, en que Jim es conducido a una comisaría por resistencia a la autoridad. El problema no es solo que desentone con el resto del metraje, sino que es tan absurda que hasta resulta extraña: primero el juez le reprende y le acusa de haberse juntado con una prostituta (¿?) para luego decirle con una sonrisa que estaba bromeando, ya que se sentía juguetón (¡!) y le deja libre sin más. Es tan terriblemente absurdo que la única justificación posible es que fuera improvisada sobre la marcha.

Se trata pues de dos ejemplos diferentes de uso del sonido en una película muda que demuestran cómo esa innovación podía servir tanto para enriquecer la película como para echarla a perder. Por desgracia los estudios no tenían especial sensibilidad para distinguir un uso del otro.

2 comentarios en “Soledad (Lonesome, 1928) de Paul Fejos y el uso del sonido en una part-talkie

  1. Totalmente de acuerdo con esta crítica; las dos escenas de diálogos sonoros sobran y desentonan, en especial la de la comisaria. Una verdadera lástima, porque el resto de la película es hermoso y muy festivo.

  2. Hay que verlas como son, un añadido a posteriori, que no deberían juzgarse en el global de la película sino como una curiosidad histórica muy interesante.
    Un saludo.

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