Imagen tomada de la web Lord Heath
Este es un post un tanto particular por varios motivos, entre ellos que se trata, muy probablemente, del único artículo que leerán en internet sobre el actor Eddie Clayton. Estoy seguro de que nunca han oído hablar de él, y no obstante es muy probable que le hayan visto en al menos una película en concreto a la que llegaremos más adelante.
¿Quién es Eddie Clayton y por qué el Doctor Caligari ha decidido dedicarle un post? ¿Se trata de un gran artista injustamente olvidado por el paso del tiempo? ¿Alguien que tuvo un papel pequeño pero crucial en el Hollywood de los años 20 y 30? ¿Una persona con una historia personal apasionante que merece ser rescatada? Ninguna de estas frases es cierta. Si estoy hablando de Eddie es precisamente porque es alguien totalmente irrelevante, pero que me sirve de McGuffin para hacer un pequeño homenaje a todo un colectivo.
Cuando uno llega a unos niveles de cinefilia un tanto pasados de rosca es frecuente que empiece a fijarse en cosas a las que inicialmente no se suele prestar atención: los detalles de escenografía (qué objetos, cuadros y muebles se han utilizado para diseñar un decorado), lo que hacen los actores que se encuentran en segundo término como figurantes o, lo que nos ocupa hoy, los rostros de los intérpretes de una sola frase. No me refiero a secundarios de lujo como Edward Everett Horton (ver foto de abajo), que son conocidos y celebrados por ser auténticos roba-escenas, sino a gente anónima, que somos incapaces de recordar en qué otras películas han aparecido y que simplemente sueltan una frase sin darles tiempo a lucirse.
Su trabajo es meramente funcional y a menudo no merecen ni un primer plano. Son el portero que abre la puerta del hotel al protagonista, la telefonista que dice que va a pasar la llamada a otra persona, el barman que sirve el café. No tienen un gag, su relevancia en la trama es nula… y no obstante han interactuado con los grandes. Han abierto la puerta a Humphrey Bogart o le han servido un café a Bette Davis. Han aparecido en obras maestras que tenemos en nuestra colección. Han puesto su pequeño granito de arena y, gracias a ello, han pasado a la inmortalidad, ya que su rostro y su voz quedarán registrados para siempre pese a ser actores irrelevantes.
En cierto momento se ha vuelto una costumbre para mí en fijarme en algunos de estos actores y luego, gracias a las ventajas que nos ofrece hoy día internet, buscar información sobre ellos… si es que la hay. ¿Quiénes son esas personas? ¿Eran aspirantes a hacer una gran carrera como actores o simplemente prefirieron este tipo de trabajo más secundario?
Un primer ejemplo podrían ser los dos revisores que miran los billetes de tren de Barbara Stanwyck y Fred McMurray en Perdición (Double Indemnity, 1944) de Billy Wilder. ¿Quiénes son estos dos tipos? Consultando en IMdB descubrí que son Kernan Cripps y Edmund Cobb, de los cuales se acreditan respectivamente 260 y ¡669! trabajos como actores en IMdB – resulta irónico que salgan sus títulos más destacados en la sección titulada «Conocida/o por», como si alguien realmente los conociera.
La mayoría de sus trabajos aparecen como «Sin acreditar», y en el caso de Cobb su carrera va desde la era muda hasta mediados de los años 60. Este hombre vio la era muda, los inicios del sonoro, el sistema de estudios clásico, la llegada de la televisión y la caída de los grandes estudios. Mayormente hicieron películas baratas e irrelevantes pero, en algún momento del camino, se abrieron un hueco en una auténtica obra maestra de serie A como Perdición así como en filmes de Harold Lloyd o Edward Dmytryk. ¿Se imaginan cuántas historias tendrían para contarnos?
Pero no nos desviemos del gran protagonista de este post. Recientemente estuve revisionando por milésima vez el King Kong (1933) de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack y, siendo una película que tenía más que conocida, me fijé en algunos detalles aparentemente poco importantes. Y entonces, hacia el final, en la escena del teatro en que se va a presentar al famoso gorila gigante, conocí a Eddie Clayton, aunque en aquel momento obviamente no sabía que se llamaba así. Aquí le tienen:
Es el acomodador que está parcialmente de espaldas a la cámara e informa a esa espectadora que lo que van a ver no es una película sino un show en vivo. Clayton no sale más en la película que yo sepa. Su papel en esta escena no puede ser más irrelevante (no le vemos el rostro y aquí la atención va hacia esa anciana ricachona que supone un pequeño gag en sí misma por lo ridículo de su personaje). Y eso fue lo que me hizo fijarme en él. ¿Quién era ese tipo que ha pasado a la inmortalidad al aparecer en una de las películas más famosas de la historia del cine pero que, al mismo tiempo, nadie recuerda porque su presencia es totalmente irrelevante? Gracias a internet hoy día podemos resolver esa duda. Por suerte este pequeño papel estaba acreditado en IMdB a un tal Eddie Clayton. El siguiente paso era tirar del hilo y ver si podía averiguar algo sobre este personaje anónimo. Veamos lo que encontré.
Eddie Clayton nació en West Virginia en 1901. Medía 1,75, trabajó en 44 películas y lo dejó a los 36 años. Buscando en Google para ponerle rostro me encontré con que, como era de esperar, hay otros Eddie Clayton más famosos que él que le hacen la competencia, entre ellos un jugador de fútbol y un músico (y de paso descubrí que el batería de los Beatles, Ringo Starr, empezó tocando en un grupo de skiffle llamado Eddie Clayton Skiffle Group, ¡qué cosas!). Centrando la búsqueda en «Eddie Clayton actor» me encuentro con que no hay casi imágenes suyas (muchas de hecho corresponden a otros actores que el buscador vincula erróneamente a nuestro Eddie), pero la primera claramente visible suya es ésta perteneciente a un corto humorístico:
Curiosamente, Eddie vuelve a aparecer con un uniforme muy parecido al de King Kong y, no menos curioso, en su ficha de IMdB figura en varios papeles como botones, ascensorista, acomodador y roles similares. ¿Estaría encasillado como figurante en ese tipo de papeles? Pero veo que en sus primeros papeles en el cine interpreta a personajes con nombres, así que chafardeo entre algunas de esas películas y… ¡bingo! Resulta que en sus inicios Eddie coprotagonizó algunos cortos cómicos en la Universal de los cuales se conservan imágenes publicitarias que, ahora sí, por fin, nos permiten verle mejor el rostro. Un poco más abajo verán el poster de uno de ellos y aquí le tenemos en His New Suit (1925):
La historia de Eddie Clayton comienza a coger forma. ¿Se imaginan a este joven de 24 años viajando de West Virginia a Hollywood para probar suerte en el mundo del cine, y creyendo que estaba logrando su sueño al protagonizar sus primeros cortos cómicos? No es difícil imaginar a un joven e ilusionado Eddie diciendo a sus amigos y familiares que estaba ya metido en el mundo del cine, y que tenía uno de los papeles principales en varios cortometrajes que no podían perderse. ¡Era cuestión de tiempo dar el salto a algo más grande!
La cosa se pone seria cuando me encuentro que sale en Flaming Fathers (1927), un corto codirigido por Leo McCarey y Stan Laurel para el actor Max Davidson, que era muy popular en esa época. Aquí Clayton había dado el salto al prestigioso estudio de comedias de Hal Roach y estaba trabajando con algunos de sus nombres más destacados interpretando de nuevo uno de los papeles principales del corto: el chico que quiere llevarse consigo a la hija de Davidson. De hecho Clayton aparece junto a la chica en una de las postales publicitarias del filme:
Y la película puede verse entera por internet. Es seguramente el único material que nos queda hoy día que nos permita disfrutar realmente de Eddie Clayton como actor y no como extra. Esto ha sido para mí un pequeño gran logro en esta investigación:
Pero mucho me temo que nunca llegó más lejos. Este corto fue probablemente lo máximo a lo que pudo aspirar. Con la llegada del sonoro sus trabajos se reducen a papeles muy menores y la mayoría de ellos figuran en IMdB con un lastimoso «Uncredited» entre paréntesis. Pero a cambio Eddie trabajó en películas de estrellas como Sylvia Sidney, George Raft, Colleen Moore o Gary Cooper y desconozco si también compartió por casualidad escena con alguna de ellas. ¿Qué podría decirnos de sus experiencias con estas celebridades? ¿Eran buena gente? ¿Resultaba muy difícil trabajar con ellos?
La pista de Eddie va desvaneciendo hasta su último trabajo en el cine en 1937, donde vuelve a encarnar otra vez a un botones. Es fácil suponer que para entonces se dio cuenta de que no había logrado su ambición de ser un actor y que decidió dejarlo estar. IMdB no da detalles sobre su vida o fecha de fallecimiento, pero a cambio encontré una página web dedicada a los estudios Hal Roach en la que el webmaster se pegó la currada de indagar información de muchos de los actores, conocidos o no, que trabajaron allá, incluyendo a nuestro protagonista de hoy. Así pues, este no es el único post de internet sobre Eddie Clayton, ¡sino como mínimo el segundo!
Ahí descubro que era el hijo de un agente de seguros, que tenía una hermanastra y que murió en 1959 de cáncer de pulmón, figurando por entonces su trabajo como contable/oficinista. Aquí se acaba nuestro viaje con Eddie Clayton. Me gusta imaginarlo como un empleado del montón en una oficina donde nadie sospecha que había trabajado con Stan Laurel o Harold Lloyd. O llamando a sus hijos cuando pasaban King Kong por televisión para que se fijaran en la escena del teatro y decirles orgulloso «¡Ése que está de espaldas es vuestro padre!«. ¿O quizá renegó de su pasado en el cine y no quería hablar del tema con nadie? Quién sabe…
Póster de uno de sus cortos de 1925 para la Universal como coprotagonista, compartiendo espacio con Arthur Lake y Marceline Day
Este post es, como ya habrán imaginado, un pequeño tributo a todos esos rostros desconocidos que nos topamos continuamente en multitud de películas y en los que nunca nos fijamos. Muchos de ellos deben tener historias muy curiosas, más cercanas a las vidas del común de los mortales (eso va por ustedes, no por este fabuloso genio del mal que escribe estas líneas) en comparación con las grandes estrellas. Tipos normales que no lograron destacar. Son la clase de personas de las que habla Y el Mundo Marcha (The Crowd, 1928) de King Vidor. Aspirantes a actores que cuando estaban en una sala de cine no prestaban interés a la trama sino al momento de la película en que ellos salían a decir su frase (instante en el que inevitablemente se daba un codazo a la persona que le acompañaba para decirle «¡Es ahora, fíjate!«). Hoy día gracias a internet podemos rascar un poco más sobre sus vidas. Les invito a hacerlo de vez en cuando y a que descubran sus propios Eddie Clayton. Es un ejercicio muy interesante.
Este post está inspirado en otras dos piezas que comparto por aquí.
- Por un lado, este artículo sobre Jill Goldston, considerada la extra más prolífica del cine que a su vez ha inspirado un cortometraje cuyo trailer dejo aquí abajo.
- Por otro lado, el artículo absolutamente brillante Vida y muerte de un extra de Hollywood de Mark Rappaport.









Realmente, ¡cuanta ternura inspira todo esto! Muy cierto lo de los elementos del decorado (sobre todo cuando te haces tu propio ciclo de películas de la misma productora, casi sin darte cuenta, «¡mira, otra vez el cuadro de las vacas!» y así), pero claro, lo de los seres humanos es como más personal. Todos tenemos esos minisecundarios favoritos, de los que muy a menudo no sabemos el nombre. Luego hay los que te das cuenta que hay una coincidencia generalizada e incluso podría ser que tuviese un club de fans. De las que más me suena la magnífica Rosalyn Byrne podría ser el perfecto ejemplo de actriz de a que era fan sin saberlo y sin saber su nombre hasta que un día decidí que eso no podía ser- Y que al final te preguntas que hacía interpretando algunos de los mejores momentos de The Freshman o Seven Chances (una película donde por cierto aparecen docenas de actrices con su momento memorable) sin que no fuese a más.
No sé si el bueno de Eddie era un aspirante tan expresivo, pero lo que es seguro es lo que dice el doctor, que puso su granito de arena para que la maquinaria de la fábrica de los sueños (cualquiera de ellos, no solo Hollywood) no parara.
Gracias por este artículo con tanto corazón.
Hola Florenci,
Eddie no creo que tuviera tanta gracia como Rosalyn. De hecho, entre usted y yo, no creo que fuera muy talentoso. Pero no todo tiene por qué tratar sobre la gente talentosa y/o exitosa, y para mí este tipo de personas siguen teniendo su interés y en el fondo también forman parte de estas películas que tanto nos gusta.
Me alegro mucho de que le haya gustado. Gracias por su comentario como siempre.
Un maravilla de artículo, de investigación y qué jugosísimos los enlaces que deja. En otro momento buscaré el corto de Jill Goldston. Qué simpática por cierto la anécdota de coincidir con David Bowie después de tantos años.
Desde que hace unos años me dedico tanto al cine japonés viejuno, con preferencia por pelis Shochiku, es curioso que una de las sensaciones que más me gustan, y que me atraen para seguir viendo estas pelis es que con el tiempo te das cuenta de que realmente eran unos pocos intérpretes y terminan siendo como la familia de uno. Además, exceptuando a las 5 o 6 estrellas, lo mismo hacían papeles de coprotagonista o primer secundario que en su siguiente trabajo eran bultos en un bar.
En fin, tan hermoso escrito merece que me despida con una verdad que suelo decir a mis alumnos para que vean las vueltas que da la vida: ¡Yo trabajé con Elsa Pataky!
Bueno, desde hace unos años ya no saben quién es, pero yo lo suelto igualmente. Afortunadamente mi carrera como figurante fue breve y afortunadamente creo que siempre quedé disuelto en el grano de la película o en las sombras del decorado, como el fantasmal figurante de Rappaport.
Un abrazo!
Muchas gracias Manuel. Para los que tenemos curiosidad por estas cosas, internet es una herramienta maravillosa para perderse en este tipo de investigaciones que no siguen ningún propósito concreto, más allá de aprender más sobre este mundillo.
Lo que comenta del cine japonés es algo muy curioso, yo en alguna película me he encontrado a Chishu Ryu en un papel casi de figurante y luego te lo encuentras, por la misma época, en un papel casi coprotagonista. Debía ser un mundillo curioso.
Sobre su carrera como figurante con Elsa Pataky, ya sabe que necesitamos pruebas para creerle, jajaja.
Un saludo.
Tú trabajo con está web ya es fascinante per se… Pero este tipo de artículos que son prácticamente arqueología fílmica, directamente no tienen precio…
Sería genial que repitieras de cuando en cuando el patrón de este tipo de entradas sobre actores -u otras personalidades de la época y el tema- completamente desconocidos, injustamente olvidados y demás. Bueno a ver… De hecho esencialmente es la esencia de fondo de todos los temas que tocas en tus post: Reivindicar temas y personas olvidadas…. Pero así en clave monográfica mola muchísimo.
Hola Edgar,
Esto era algo más especial y diferente a lo que suelo hacer pero, precisamente por eso, más divertido de hacer y le tengo un cariño especial a este texto por ese motivo. Es otra línea de investigación que como dices, da mucho de sí… de hecho inicialmente el actor escogido era otro, pero no me daba juego para lo que buscaba, y cuando revisioné King Kong y me fijé en ese acomodador tiré del hilo y esta vez sí que me salió algo más interesante. Si me encuentro otro por el estilo le dedicaré un espacio también por aquí… ¿quién sino nosotros se va a acordar de ellos?
Un saludo.