Y El Mundo Marcha es indudablemente una de las más grandes películas del cine mudo americano. Sólo por este film y El Gran Desfile (1925), el nombre de King Vidor debería estar presente entre los cineastas más destacados de la era silente de Hollywood.
El proyecto surgió a partir de una idea del propio Vidor, quien acababa de tener un éxito inmenso con la ya mencionada El Gran Desfile. Tras ese film, el inquieto director pensó que sería una buena idea desmarcarse de esa gran producción ambientada en la I Guerra Mundial con una película que tuviera un estilo prácticamente opuesto, es decir, una obra más intimista y sencilla. Si El Gran Desfile era la historia emocionante de un combatiente en la guerra, su siguiente película sería en cambio la de una persona normal y corriente a la que no le pasa nada excepcional en la vida. Esto puede parecer superfluo visto hoy día, cuando hemos visto muchos films realistas que han partido de una base similar, pero en una producción de Hollywood de los años 20 era algo innovador.
El cine americano siempre ha partido de la existencia de héroes. Sus protagonistas, aunque sean personas humildes, se engrandecen en el film con sus actos heroicos. El ejemplo por excelencia de esta idea es otra de las grandes películas americanas de la época, Tol’lable David (1921) de Henry King, cuyo protagonista no es más que un sencillo muchacho de pueblo que demuestra su coraje en una situación dificultosa. No hay grandes proezas, al final del film lo único que hace es, aparte de salvar a la chica, entregar el correo a tiempo, pero nos es mostrada esa acción de forma que nos parezca un pequeño héroe. Vidor era plenamente consciente de ello y utilizó la idea del antihéroe en su nuevo film, cuyo título original es esencial para entenderlo: The Crowd (La Multitud).
Y El Mundo Marcha sería por tanto la historia de un don nadie al que al final del film no le ha sucedido nada extraordinario: ni ha hecho ninguna gesta heroica, ni ha vivido nada excepcional, simplemente se ha enfrentado a todos los problemas que acechan a una persona normal y ha acabado siendo uno más en la multitud.
El espectador de la época obviamente no estaría preparado para ello y esperaría que el director de la mítica El Gran Desfile les sorprendiera con un suntuoso drama humano. Y Vidor, consciente de ello, decidió convertir al protagonista del film en un representante del americano medio, haciendo por ejemplo que nazca precisamente el 4 de Julio de 1900: el 4 de Julio es una referencia directa a su condición de americano, mientras que el año 1900 sirve como ejemplo de americano medio del siglo XX, que ha llegado al mundo en la era de las grandes ciudades, es decir, de las multitudes. Por otro lado, el director decidió muy inteligentemente evitar a estrellas famosas y utilizó a dos actores poco conocidos para los papeles principales: James Murray, que trabajaba como extra, encarna a Johnny Sims, mientras que Eleanor Boardman (esposa de Vidor y con una carrera muy discreta como actriz) encarna a Mary. De esta forma el espectador no vería a Johnny y Mary como dos glamourosas estrellas, sino como personas normales, americanos del montón.
Johnny desde joven está convencido de que será alguien en la vida. Porque la sociedad en que vivimos nos predispone al éxito, a tener grandes aspiraciones, a ser alguien. Y, en un nivel más intertextual, porque como protagonista de un film de ficción debe aspirar a ser alguien, ya que los espectadores esperamos eso de él. Lo que la película muestra será, no cómo consigue triunfar, sino cómo no triunfa y debe asimilarlo. Cómo acaba entendiendo que él no es más que uno en la multitud.
Si la historia es sencilla, la puesta en escena en contraste está repleta de momentos inolvidables, y uno de ellos es el plano de las oficinas que luego Billy Wilder rescataría en El Apartamento (1960), un complejo travelling de una enorme oficina en medio de la cual se encuentra nuestro protagonista. Este plano nos da a entender quién es Johnny: uno más, sólo uno más.
Ese mismo plano se repetirá al final del film a modo de círculo, dando a entender la idea de que sigue siendo uno más, aunque con la diferencia de que ya ha asimilado su papel en la multitud. El estudio intentaría imponer otro desenlace y se dice que se rodaron varios finales distintos, pero el que perduró es el que quería Vidor. En mi opinión lo que más molestó al estudio no era tanto que no fuera un final feliz sino que casi no pareciera un final a secas, es demasiado abierto sin un cierre claro para el espectador – el desenlace que le propusieron a Vidor no sólo era horrible sino que pervertía totalmente el mensaje del film: mostraba a Johnny y Mary viviendo en una mansión gracias al éxito que había tenido él en el mundo de la publicidad.
En otra escena memorable, cuando su hija enferma gravemente, Johnny se pone nervioso porque los ruidos externos no le dejan reposar y baja a la calle para intentar detener todos esos sonidos. La imagen de Johnny en mitad de la multitud intentando en vano detener el flujo normal del día a día es una de las más recordadas del film. Es uno de los momentos en que Johnny debe ser consciente de que es solo una persona más y no puede pretender que el resto se adapten a él.
La película destaca además por su realismo. Es un film sobre el día a día, sobre esos pequeños hechos insignificantes que forman la vida de una pareja normal. Esos acontecimientos que normalmente se eluden en una película pero que aquí se narran con detalle porque precisamente eso es lo que define la existencia de una persona corriente: la cita en el parque de atracciones, la luna de miel, su convivencia en el día a día, sus vacaciones en la playa… Todo ello adornado con el extra de contener varias escenas urbanas filmadas realmente en las calles.
Una de estas escenas me parece especialmente conmovedora y además creo que refleja a la perfección eso que hace tan especial el film. Johnny y Mary tienen una agria discusión. Ella, furiosa, le dice que se piensa ir, y él replica que le parece perfecto y se marcha del piso. Entonces la cámara se centra en Mary y nos muestra uno de esos momentos maravillosos que solo se encuentran en las obras de grandes directores. Vemos cómo Mary pasa progresivamente de estar furiosa a preocuparse. Se toca el estómago y por la forma cómo lo hace entendemos que está embarazada, es decir, se da cuenta de que necesita a Johnny y que éste no sabe que va a ser padre. Corre hacia la ventana y le llama desesperadamente. Johnny accede volver a regañadientes. Mary se le acerca y, en el único rótulo que hay en estos minutos, le dice que no ha podido comunicárselo antes. Seguidamente le transmite la noticia, que consigue conmover a Johnny, pero nunca se verbaliza en un rótulo. Todo se da a entender con imágenes, con gestos y la expresión de los actores. Esto es cine.
Si esta obra maestra del cine mudo existe es por el enorme éxito del anterior film de Vidor pero también porque contó con el apoyo del productor Irving Thalberg, el niño prodigio del estudio, quien aceptó llevar adelante el reto de Vidor. No es de extrañar sin embargo que el film no gustara nada al resto de ejecutivos como al jefe de la Metro, Louis B. Mayer, que lo consideraba a veces incluso de mal gusto – nótese por ejemplo que seguramente es la primera vez que vemos en un film de Hollywood un lavabo con su inodoro incluido, algo que estaba totalmente prohibido mostrar y que no volvería a verse en otra película hasta prácticamente Psicosis (1960). Otro aspecto menos anecdótico a resaltar del film fue su filmación en escenarios reales como Nueva York, una táctica que había caído en desuso al instalarse los grandes estudios en Hollywood pero que para Vidor era imprescindible para acentuar su realismo.
No hay antagonistas reales en Y El Mundo Marcha, únicamente los reveses del destino. Y ninguno es de gran escala, que pueda afectar a la multitud (un desastre de grandes proporciones, una guerra, etc.), son todo conflictos personales, que a Johnny le pueden parecer inmensos pero que, visto desde esa multitud, no dejan de ser pequeños dramas humanos que pasan desapercibidos para el resto.
Absolutamente esencial.
Nunca había escuchado de esta película pero suena muy interesante. Suena inesperadamente profunda. Le echaré un vistazo cuando tenga la oportunidad. Saludos!
No deje de hacerlo, es una película realmente imprescindible. Me alegra que este post haya servido para darla a conocer.
Un saludo.