Los documentales de los hermanos Lumière y colonialismo: dos ejemplos significativos

Como ya sabrán, tan pronto los hermanos Lumière confirmaron el potencial de su cinematógrafo les faltó tiempo para contratar a operadores de cámara que filmaran cortometrajes de todo tipo, para así ofrecer nuevas películas a un público ansioso de ver más imágenes en movimiento.

Una de las facetas más remarcables de esta primera época es que los Lumière enseguida fueron conscientes de que su invento podía tener una finalidad muy interesante: dar a conocer a la gente imágenes de todo el mundo, de lugares recónditos de los que hasta ahora solo habían visto fotografías, pero nunca en escenas que adquirieran vida. Por ese motivo, estos primeros cortometrajes documentales fueron uno de los géneros más importantes en los orígenes del cine.

Hoy hemos seleccionado un par filmados por el operador Gabriel Veyre en la Indochina francesa de la época. El propio gobierno indochino le puso todas las facilidades del mundo para que así Veyre pudiera mostrar las maravillas de su país en la Exposición de París de 1900, donde efectivamente tuvieron mucho éxito. Veamos los dos ejemplos que he escogido.

Empezamos con Le Village de Namo (1900), conocido por ser uno de los primeros ejemplos que se conocen de travelling de retroceso. En este caso el cámara se encontraba en uno de esos rudimentarios vehículos llevados a rastras por un sufrido conductor y filmó su paso por el poblado desde el asiento de atrás. Lo que hace que este cortometraje tenga un encanto especial es el hecho de haberse filmado de esta manera, que además provoca que los niños corran tras ese individuo que manejaba un extraño aparato. De esta forma, se aleja de los típicos cortos de actualidad más fríos y estáticos adquiriendo vida propia.

El siguiente que hemos seleccionado, con el descriptivo título de Enfants Annamites Ramassant des Sapèques devant la Pagode des Dames (1900), en cambio destaca por motivos muy diferentes:

Aquí tienen, amigos lectores, un ejemplo de caridad occidental en su peor manifestación. Las mujeres del vídeo están repartiendo arroz entre niños de la zona, pero más bien como si se trataran de pájaros, y no de una forma digna y humana (después de todo, una cosa es ayudar a los desfavorecidos, y otra tener que molestarse en interactuar con esos salvajes indígenas, ¿quién puede culparlas?).

Se tratan, pues, de dos retablos complementarios de una zona exótica vista a ojos de occidentales. Cada una de estas imágenes ayudaron a construir la visión que tendrían los espectadores de la época de cómo era esa parte del mundo. A partir de aquí, saquen sus propias conclusiones…

Si quieren conocer el resto de cortos que filmó Gabriel Veyre en Indochina para los Lumière, pueden consultarlos en esta completísima página.

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