Como sucede con todos los cineastas que iniciaron su prolífica carrera en los años 10, por desgracia hay multitud de películas de la primera etapa de Raoul Walsh que han desaparecido. Aunque la más pintoresca de todas es su biopic sobre Pancho Villa – The Life of General Pancho Villa (1914) – filmado en colaboración con el propio general, la que tiene fama de ser su gran joya perdida es sin duda The Honor System (1917), considerada por nada menos que John Ford como una de sus películas favoritas.
El argumento se basaba en un innovador programa ideado en un centro penitenciario de Arizona, donde se permitía a ciertos prisioneros breves salidas de la cárcel sin vigilancia después de que éstos hubieran dado la palabra de que regresarían. El impulsor de esa atrevida idea era el gobernador de Arizona George Hunt, quien estaba en contra de la idea tradicional de entender las cárceles como sitios degradantes y que defendía firmemente que los presos también debían ser tratados como seres humanos.
En 1912 puso a prueba su sistema con algunos presidiarios: uno que llevaba cumpliendo solo unos meses de una pena de siete años y medio por asesinato fue mandado sin supervisión a buscar unos caballos y traerlos de vuelta a Phoenix, a otro se le mandó estar varios días en una ciudad recolectando plantas y semillas para la prisión y a un tercero se le dio el permiso de ayudar durante un mes a sus padres ancianos en su granja de New Mexico. Todos ellos tuvieron la oportunidad de viajar como ciudadanos normales a cumplir sus misiones y volvieron a la cárcel a seguir con sus condenas. Cuando más adelante se sirvió de prisioneros para ayudar a construir carreteras, Hunt utilizó muy pocos guardas para vigilarlos, y a efectos prácticos muy pocos intentaron escapar. Aparte de este innovador sistema, Hunt mejoró ostensiblemente las condiciones de vida de los reclusos.
Raoul Walsh, muy interesado por esta idea, decidió que merecía la pena usarla como argumento para una película. Para ello, previamente viajó hasta la cárcel y vivió allá durante tres días junto al resto de prisioneros para familiarizarse con su día a día. Durante el rodaje llegaría a rodar ahí algunas de las escenas ambientadas en la prisión.
El argumento tenía como protagonista a Joseph Stanton un inventor que viaja al oeste y se ve involucrado en una pelea en que mata por accidente a su atacante. Por desgracia, se acusa erróneamente a Stanton de haber matado a un hombre que no estaba armado y es condenado a cadena perpetua. En su estancia en prisión se mostraban algunas escenas muy fuertes para la época en que se veían las condiciones en que tenían que vivir muchos condenados: continuos maltratos físicos de los guardas, celdas en condiciones insalubres, etc.
Durante un intento de fuga, Stanton consigue llegar al gobernador y hacerle ver las condiciones de vida en que viven los prisioneros, y a raíz de eso éste implanta el nuevo sistema de honor con la ayuda de nuestro protagonista (que se ha quedado ciego y demacrado). Para ponerlo a prueba, el gobernador manda fuera a Stanton a cumplir una misión bajo la promesa de que éste retornará. Pero en su viaje de retorno unos secuaces del fiscal del distrito hacen que pierda el tren para así hacer creer que este nuevo sistema de honor no puede funcionar.
Stanton camina a través del desierto exhausto para llegar a la cárcel a tiempo. En paralelo, el gobernador ha descubierto que Stanton realmente actuó en defensa propia en el crimen del que se le ha acusado y que por tanto podrá ser liberado. En el final original, Stanton llega a la puerta de la prisión justo a la hora límite que se le había encomendado pero muere allá mismo. Mientras tanto, el gobernador espera en vano la llegada del recluso para otorgarle un perdón que ha venido demasiado tarde. Como era de esperar, el estudio se espantó ante un final tan trágico y obligó a Walsh a rodar otro en que Stanton sobrevive y se cura.
The Honor System se adelantaba unos cuantos años a otras joyas como Soy un Fugitivo (1932) de Mervyn LeRoy que también denunciaban la crueldad del sistema penitenciario. Walsh no escatimó en detalles truculentos como las celdas infestadas de ratas… ni en detalles humorísticos como los prisioneros utilizando cucarachas para enviarse mensajes entre ellos. El reparto incluía como protagonista al actor Milton Sills (muy popular en la era muda) y entre los secundarios había pequeños guiños familiares: su hermano George Walsh y la afamada actriz Miriam Cooper, por entonces casada con el director.
El público y la crítica de la época quedaron profundamente impresionados y la película fue un enorme éxito en todos los sentidos. Walsh comenta en su autobiografía que, tras un pase previo para el gobernador Hunt en el que éste salió encantado, le propuso como medida publicitaria enviar un preso al estreno de la película para que hablara sobre el sistema de honor – obviamente debía ir sin guardias como ejemplo de lo que precisamente defendía la película. Por desgracia, el preso seleccionado fue de los que no creía en el dicho sistema y aprovechó para fugarse a Canadá.
Desafortunadamente The Honor System se da por perdida desde hace ya mucho tiempo, convirtiéndola en la obra desaparecida más importante de la carrera de Walsh. Solo leyendo las unánimes alabanzas de la época y la descripción de su puesta en escena nos hace imaginarnos una película apasionante, pero me temo que nunca lo sabremos…
Nunca me había dedicado a profundizar en esta película perdida, aunque sabía de su inclusión en la lista de Ford (en la cual sorprende la aparición de dos soberbios títulos de Henry King, su competidor favorito si hemos de juzgar por los votos 😀 ). Estaba seguro que tenía que ser algo especial y tras este artículo me ha quedado todavía más claro. Muchas gracias por transmitir la información de un modo tan claro y ameno.
¡Gracias a ti por el comentario! Confiemos en la posibilidad entre un millón de que algún día aparezca una copia en alguna filmoteca. Un saludo.
[…] Dicha idea era el tema central de una de las grandes películas perdidas del cine americano, The Honor System (1917) de Raoul Walsh, que estaba inspirada en una idea real puesta a la práctica por el […]