Uno de los subgéneros predilectos de los directores de los orígenes del cine era el que mostraba a algún jovencito cometiendo todo tipo de gamberradas que acababan invariablemente derivando en una persecución. Hoy les ofrecemos un ejemplo de uno de los grandes pioneros del cine británico, James Williamson, en el que emplea a su propio hijo como protagonista. Esperamos por su propio bien que el angelito no fuera igual en la vida real…