El Circo Ambulante (Den flyvende cirkus, 1912) de Alfred Lind

Por extraño que pueda parecerles a algunos de nuestros lectores, durante la primera mitad de los años 10 Dinamarca fue una de las cinematografías más importantes del mundo, un estatus que desde entonces no ha vuelto a alcanzar. El principal motivo está en que dicho país fue de los primeros en producir de forma masiva largometrajes (o al menos lo que hoy día consideraríamos mediometrajes) y en preocuparse por los aspectos más artísticos de las películas, de modo que si comparamos muchas de las obras producidas allá en esos años con las de otros países notaremos la diferencia.

Y para demostrarlo no hace falta que recurramos a las grandes obras en mayúsculas, ya que podemos comprobarlo incluso en películas menores bien realizadas como El Circo Ambulante (1912) de Alfred Lind. La trama no presenta ningún misterio, combinando un triángulo amoroso con algunos números circenses para atraer al público. A saber: un funambulista de un circo ambulante salva a la hija del alcalde de morir abrasada en una casa en llamas, ambos se enamoran pero la encantadora de serpientes (encaprichada de él) y el padre de ella se oponen al idilio.

En esos años parece ser que curiosamente las películas de temática circense eran bastante frecuentes en Dinamarca – el propio Lind había filmado el año anterior una primera versión de Los Cuatro Diablos, de la cual Murnau realizaría otra versión de la que hablamos hace tiempo. Y en este caso lo que sería un simple triángulo amoroso se ve reforzado con dos escenas de suspense que nos permiten disfrutar de las dotes del protagonista sobre la cuerda floja: una en que rescata a la chica del incendio y la secuencia final, que de tan enrevesada resulta irresistible (éste atraviesa una larga distancia entre edificios a la cuerda floja pero al otro extremo se encuentra… ¡una serpiente que ha escapado del circo!). El desenlace cabe reconocer que es un tanto light desde el momento en que comprobamos que la serpiente es inofensiva cual gatito, pero se agradece que por una vez la chica no sea la típica fémina débil dispuesta a desmayarse a la mínima de cambio y que esté dispuesta a recoger una serpiente de considerable tamaño para salvar a su amado.

Pero lo interesante se encuentra sobre todo en la forma, y más si tenemos en cuenta que nos encontramos todavía en 1912: las actuaciones más comedidas, la variedad de planos y los encuadres tan cuidadosamente seleccionados (sin ese estilo tan frontal que le da un tono teatral a algunas películas de la época que hace que puedan parecer algo pesadas hoy día), la excelente fotografía que aún se puede apreciar en la copia que circula e incluso la belleza de algunos planos (el plano final de la encantadora de serpientes caminando sola por el camino me parece de los más bellos que he visto de esos años). Ciertamente si uno compara una obra menor como El Circo Volador con otras películas contemporáneas suyas, podrá entender la justificada buena fama de la que gozaba el cine danés en aquellos años.

5 comentarios en “El Circo Ambulante (Den flyvende cirkus, 1912) de Alfred Lind

  1. Es casi un subgénero el de las películas danesas de los primeros años 10 del siglo XX con final precipitado en un arriesgado número circense. Hasta donde he podido saber, el antecedente primigenio es De fire djævle (Los cuatro diablos), de 1911 dirigida al alimón por Alfred Lind, Robert Dinesen, Alexander Christian y Carl Rosembaum, de la que Murnau hizo el famoso remake lamentablemente perdido.

    Después vendría una película que también es una joyita: La gran catástrofe circense (Dødsspring til Hest fra Cirkuskuplen ‘Salto de la muerte a caballo desde la cúpula del circo’), dirigida en 1912 por Edvard Schnedler-Sorensen y protagonizada por Valdemar Psilander, el gran galán de esta cinematografía. Del mismo año es El circo volador (Den flyvende Cirkus), también de Alfred Lind.

    Y ya en Estados Unidos, antes de que Murnau estrenara su versión de Los cuatro diablos, el gran Benjamin Christensen realizó The Devil’s Circus (1926), protagonizada por Norma Shearer y el malogrado Charles Emmett Mack, un actor que despuntaba y murió sin haber cumplido los 27 poco después de esta película. Aunque no tenga la originalidad de Haxän, El circo del diablo me gustó mucho. Hay un plano en que las pisadas de los elefantes del circo en el barro, cuando viajan a otra localidad, es una metáfora buñuelesca de un turbio acontecimiento que no desvelaré para generar la intriga de su muy recomendable visionado.

  2. Pues vaya coincidencia, hace cosa de un par de semanas que vi The Devil’s Circus buscando una película corta y agradable para ver por la noche. Estaba muy bien, la verdad.

    Y yo también he notado esa fijación de los daneses por el género circense, fue especialmente popular en la época y acabó contagiando también a Hollywood con remakes o films de esa temática (especialmente el tema del payaso triste se llevaba muchísimo en esos años). Daría para un artículo, eso sin olvidar de los vínculos entre cine y circo que en la era muda fueron muy claros…

    Gracias por toda la información, un saludo.

  3. Gracias a ti por este blog. Se me olvidaban Die Benefiz-Vorstellung der vier Teufel, otra versión de Los cuatro diablos realizada por el danés Anders Wilhelm Sandberg en 1920; aunque esa no la he visto. Circula en internet en una copia de muy mala calidad. Y también Varieté (1925), de E. A. Dupont. Dondequiera que mires, el cine danés de 1910-1913 tuvo una gran importancia en el desarrollo de un cine adulto y de calidad. Y este subgénero circense merece hasta un libro.

    De muy pequeño recuerdo haber visto en aquellas películas de super 8 que compraba mi padre un cortometraje doméstico de trapecistas (o quizá era de un buceador cazando un calamar gigante, la verdad es que la memoria me falla) protagonizada por Burt Lancaster.

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