El Tesoro de Arne (Herr Arnes pengar, 1919) de Mauritz Stiller

Ayer se cumplieron 100 años del estreno de El Tesoro de Arne (1919), no solo la mejor película de Mauritz Stiller y una de las obras cumbre del cine mudo escandinavo, sino directamente una de las grandes obras maestras de la historia del cine. Se trata de uno de esos filmes en que se combina una absoluta maestría técnica junto a un tratamiento muy especial y lleno de sensibilidad de la historia, que hacen que el filme destaque no sólo por su calidad sino por ese tono, ese ambiente, esas sensaciones indescriptibles con palabras que sólo los grandes maestros del cine sabían añadir a sus obras.

La trama tiene lugar en el siglo XVI, cuando una serie de mercenarios escoceses escapan de la cárcel e intentan volver a su país. Tras una larga caminata por la nieve, los tres llegan hambrientos y desesperados a la mansión de Sir Arne, un hombre que ha hecho su fortuna gracias a los monasterios del país que cayeron en desgracia con la última reforma protestante. Los tres escoceses asesinan a Sir Arne y toda su familia, roban su fortuna y huyen después de prender fuego a la casa. La única superviviente es una hija adoptiva de la familia, Elsahill, que queda a cargo de una anciana. Tiempo después, los escoceses deambulan de incógnito por el pueblo a la espera de que pase la helada y puedan coger un barco de retorno. Uno de ellos, Sir Archie, conoce a Elsahill y se enamora de ella sin que ésta sospeche que él fue uno de los asesinos.

El Tesoro de Arne está basado en una novela de Selma Lagerlöf, una de las más célebres escritoras escandinavas de la época cuya obra fue la base de la mayoría de los grandes films de Stiller y Victor Sjöstrom. En este caso, Stiller redujo la complejidad de la trama situando los hechos en orden cronológico y centrándose en el principal conflicto. El director seguramente juzgaría conveniente simplificar la historia y darle mayor densidad a partir de la puesta en escena.

De entrada, el film es uno de los ejemplos más claros de uno de los rasgos definitorios del cine escandinavo de los años 10 y 20: la interacción del hombre con los paisajes naturales, hasta el punto de que éstos no son un mero telón de fondo sino que impregnan toda la trama. Cuando uno ve El Tesoro de Arne puede sentir claramente el frío, el hielo y las ventiscas que envuelven a los personajes. Ese entorno hostil de hecho acaba haciéndose indisociable de la trama al provocar que los tres asesinos no puedan huir a su país a causa de esa terrible helada, que parece querer retenerles a propósito por la atrocidad que han cometido. En ese aspecto es crucial la labor del director de fotografía Julius Jaenzon, otro de los nombres clave de esta serie de películas que aquí puso ya en práctica el uso de sobreimpresiones con motivos sobrenaturales que luego repetiría en La Carreta Fantasma (1921) de Victor Sjöstrom.

Ese entorno encaja especialmente bien con el sentido de fatalidad de la película. Al verla realmente uno tiene la sensación de que los personajes están condenados: la maldición que acarrea la fortuna de Sir Arne, el romance entre Elsahill y Sir Archie condenado de antemano o el barco que no podrá partir mientras tenga a bordo a alguien con cuentas pendientes con Dios. Este uso de elementos sobrenaturales en una historia realista es un rasgo típico de Selma Lagerlof, pero Stiller va más allá y aparte de servirse de ese recurso utiliza otros elementos que sin ser sobrenaturales más bien transmiten cierta sensación de extrañeza e incomodidad: por ejemplo, los cuchillos que escucha la esposa de Sir Arne antes de la masacre o la inquietud que Elsahill siente cuando está con Sir Archie sin saber exactamente el por qué. En todo el filme los personajes no descubren la verdad a través de hechos objetivos y palpables, sino a través de sensaciones, supersticiones o supuestas manifestaciones de lo oculto a través de fantasmas o maldiciones. Stiller muy inteligentemente no decanta del todo la película hacia ese sentido e incide en la psicología de los personajes, haciendo que estos elementos estén introducidos en un entorno realista.

De hecho uno de los elementos fundamentales de la película es la compleja psicología de los personajes, que no se mueven por ideas o instintos fijos sino que se muestra confusos y contradictorios como seres humanos. Elsahill, por ejemplo, cuando descubre que Sir Archie fue uno de los asesinos le denuncia a las autoridades, pero después le avisa para que huya. Éste la repudia y la utiliza de escudo para defenderse, pero cuando ésta muere intenta llevarse el cadáver de ella al barco. Se trata de un gesto totalmente inútil, pero que para él parece tener sentido, como no queriendo separarse de la mujer que amaba, aún cuando fuera parcialmente responsable de su muerte.

Toda la película tiene en general está impregnada de violencia y poblada de personajes que se dejan llevar por sus instintos. Nunca sabemos qué llevó a los escoceses a asesinar cruelmente a toda la familia (ni siquiera el propio Sir Archie es capaz de explicarlo), parece que en el filme los hombres se dejan llevar por sus instintos primarios y se guían por creencias básicas supersticiosas. Pero más que darle un tono oscuro y tétrico al film, Stiller encaja esa visión con su estilo tan pausado, tan acorde con el ambiente gélido de la película, explorando con minuciosidad a sus personajes y no entendiéndolos como simples marionetas del destino.

Para la posteridad quedan además una serie de imágenes inolvidables como el barco atrapado en el hielo, el incendio de la mansión (que Stiller repetiría de forma más impresionante cinco años después en La Saga de Gösta Berling) y, sobre todo, el plano final de la procesión fúnebre sobre el hielo. Una imagen solemne y sobrecogedora que confirma la idea de que hemos visto una auténtica obra maestra muy especial.

2 comentarios en “El Tesoro de Arne (Herr Arnes pengar, 1919) de Mauritz Stiller

  1. Una maravilla. Sólo añadiría que algunos planos de interior son auténticos Vermeer (en concreto, recuerdo uno en torno a 1h 25m de metraje). Una maravilla también esta página, como siempre. Que dure.

  2. Muy bien visto, se tiende a poner el énfasis en estos directores suecos en el uso del paisaje, pero la composición de interiores es también magnífica. Gracias por su amable comentario, ¡intentaremos que dure!

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