The Misadventure of a French Gentleman Without Pants at the Zandvoort Beach (De Mésaventure van een Fransch heertje zonder pantalon aan het strand te Zandvoort, 1905) de Albert Mullens y Willy Mullens

Si les gustan las películas con un título pasmosamente descriptivo, De Mésaventure van een Fransch heertje zonder pantalon aan het strand te Zandvoort (1905) de los hermanos Mullens no les decepcionará (eso sí, perdonen que no vuelva a citar el título en el resto del post para facilitar su lectura). Tal y como era de suponer, este simpático cortometraje nos cuenta los problemas que sufre un respetable hombre que solo quería leer un rato en la playa y, cuando le pillan las olas y decide quitarse los pantalones para que no se llenen de sal, la multitud empieza a perseguirle por exhibicionista.

Contra todo pronóstico, tras este corto bufonesco hay varios datos interesantes detrás. En primer lugar, el tratarse de la obra de ficción más antigua que se conserva filmada en Holanda. En segundo lugar, que para el rodaje los hermanos Mullens iban a contar con un actor pero éste se escaqueó a última hora porque – no se lo pierdan – ¡su pareja le prohibió actuar en una película tan poco decorosa! ¿Quién querría tener como prometido a alguien que se paseara corriendo por una playa pública en paños menores? En consecuencia, para salvar el día uno de los directores, Willy Mullens, tuvo que interpretar al protagonista de esta emocionante historia.

Como imaginarán, el gran aliciente de este corto es, aparte de su importancia histórica (y la innegable diversión de ver a un respetable señor mayor corriendo en paños menores por sitios públicos), el acabado tan marcadamente amateur de la película, que en vez de jugar en su contra le da un encanto especial. Y no me refiero a las ya conocidas miradas a cámara tan habituales en este tipo de filmes, sino por ejemplo toda la multitud de gente que persigue al protagonista (especialmente niños) que nos hace imaginar un rodaje divertido en que se invitó a participar a todos los espontáneos que pasaban por ahí, y que se llevarían el simpático recuerdo de haber aparecido en una película. Y fíjense también en aquellos que se quedan mirando todo desde una prudencial distancia (por ejemplo, el señor de la boina en el segundo plano), que contemplan el espectáculo con curiosidad pero tampoco quieren participar en él.

A nivel técnico el filme es indudablemente torpe pero eso le da el aliciente de hacer visible que es algo totalmente espontáneo e improvisado: la cámara no pilla un gag con tanto potencial como el momento en que el protagonista tropieza con una mesa y cuando se baja del coche le perdemos de vista y aparece de repente entre la multitud mientras los policías interrogan al chófer. También me gustan los momentos en que se ve a algunos de los personajes tan cerca de cámara, a una distancia que es casi intrusiva y que jamás se permitiría en un filme de acabado más profesional (y menos en estos años primitivos en que se filmaba todo en planos generales).

En definitiva, déjense llevar por la espontaneidad y el sano amateurismo de un simpático corto filmado en unos tiempos en que lo que podríamos considerar defectos objetivos de puesta en escena en realidad les dan un encanto añadido, y en que un rodaje en exteriores era una pequeña aventura improvisada.


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2 comentarios en “The Misadventure of a French Gentleman Without Pants at the Zandvoort Beach (De Mésaventure van een Fransch heertje zonder pantalon aan het strand te Zandvoort, 1905) de Albert Mullens y Willy Mullens

  1. Tan divertido el corto como la reseña. Por cierto, no decepciona en absoluto. ¡Santificada sea la espontaneidad! Me ha encantado el plano en que se ve el señor de la boina (es el jefe en ese momento) la cantidad de gente que sale en persecución del señor, como los primeros perseguidores van a todo meter, pero como a medida que se van acumulando extras (a ver, como corto primitivo obviamente amateur estamos ante una superproducción del género: ¡hay momentos en los que se movilizan más extras que en algunas de batallas de producciones profesionales!) se van como desmotivando, quedando atrás y ya no persiguen con tantas ganas. Fantástico. Sé que es un comentario/reflexión tópico, pero resulta emocionantísimo ver esa gente de hace117 años pasándoselo tan bien, venciendo la eternidad mientras comparten el momento con nosotros. ¡Bendito cine! (Ecuménico estoy hoy, parece) ¡Gracias!

    • Es cierto eso que dice de cómo poco a poco se ve cómo mengua el entusiasmo inicial, jajaja. El encanto de ese cine es, como dice, no solo la inocencia y el amateurismo que se desprende en el mejor sentido del término, sino ver a toda esa gente de la calle disfrutando sinceramente de la experiencia. El cine primitivo tiene muchos detalles como ése que lo hacen una época sumamente especial.
      Un saludo.

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