Le Pied qui Étreint (1916) de Jacques Feyder

Aviso preliminar: muchas de las fichas y reseñas de esta película incluyen un fotograma de sus últimas escenas que, si bien no creo que se pueda considerar un spoiler, sí que revela una pequeña sorpresa que creo que se agradece no conocer de antemano (a mí al menos me hizo gracia encontrármela por sorpresa). En mi reseña no desvelo de qué se trata ni incluyo fotogramas de dicho momento, pero si tienen interés en ver el filme les recomiendo hacerlo sin haber buscado más información en otros sitios web.


En los años 10 los seriales estaban en pleno apogeo. Desde el célebre Los Peligros de Pauline (The Perils of Pauline, 1914) a, por descontado, los que realizaba Louis Feuillade en Francia, especialmente el célebre Les Vampires (1915). Es por tanto natural que en algún momento alguien tuviera la idea de hacer una parodia de un género que de por sí muchas veces estiraba las situaciones más allá de lo verosímil. Lo que un servidor no esperaba es encontrarse una parodia realizada por alguien como Jacques Feyder, realizador de filmes como L’Atlantide (1921), Crainqueille (1922), Visages d’Enfants o una versión de Carmen (1926). Pero todos tenemos un pasado, y no es inhabitual que directores respetables empezaran en el cine con filmes más simpáticos y espontáneos.

Le Pied qui Étreint (1916) explica los enfrentamientos entre el detective científico Justin Crécelle y la banda de «el pie que estrecha», comandada por un peligroso genio del mal cuyo rostro nadie ha visto y que se pasea en un carro de inválidos usando sus pies como si fueran sus manos (curiosamente este personaje lo encarna el buenazo de Georges Biscot aunque no le veamos su cara, si bien esta extraña decisión de casting cobra sentido en el último episodio). Los cómplices del célebre detective en sus aventuras serán su prometida Hélène y su secretario Walter Jymson, que en realidad es un niño lleno de recursos.

El gran punto a favor de Le Pied qui Étreint que justifica su visionado es su absoluta desenvoltura sin inhibiciones. Es una película abiertamente tonta y absurda, más cercana a las parodias del trío ZAZ que a otra cosa, aunque, lógicamente, sin ese estilo tan frenético y desmadrado. Esta apuesta por lo absurdo se complementa con una puesta en escena despreocupada, de hecho en ocasiones da la impresión de estar viendo a los actores improvisando situaciones sobre la marcha, lo cual le da un encanto muy simpático. Pero a cambio, eso pone en evidencia también su flaqueza, y es que se trata de un filme descuidado y flojo.

Como sucede en estas comedias disparatadas, algunos gags son más afortunados que otros. Pero el problema de Le Pied qui Étreint es que evidencia que sus creadores no eran expertos en la comedia. Es de hecho una película que demuestra cuan complejo puede ser hacer comedia alocada, y cómo muchos de esos filmes slapstick que algunos se piensan que simplemente consistían en persecuciones y porrazos, en realidad implicaban planificación, sentido del ritmo y conocimientos del mecanismo del gag. No hay de eso en este filme. Los momentos divertidos (y los hay, y muchos, ahora iremos a ello) funcionan principalmente porque la idea de la que parten es divertida, pero ni Feyder ni los intérpretes parecen dominar el sentido de la comedia (en ese aspecto quizá habría funcionado mejor con un protagonista más eficaz, si bien Kitty Hott sí que me resulta divertida encarnando a Hélène).

En el aspecto negativo podemos citar por ejemplo cierta tendencia a alargar demasiado algunos gags (el gag del niño matando a disparos a la banda de chinos sin ni siquiera mirar, que se repite insistentemente; la persecución por la azotea que no parece saber resolverse, o el gag final en que se descubre la identidad del líder de la banda provocando un desmayo a todos los que ven su rostro por el ojo de una cerradura), así como ciertos descuidos que dan a entender un rodaje rápido y sin cuidar mucho el producto (en cierto momento puede verse cómo uno de los malos que está muerto en el suelo se está incorporando de nuevo unas décimas de segundo antes de que se corte el plano).

Pero pasemos a cambio a lo bueno, porque puede parecer que no me gustó Le Pied qui Étreint pero en realidad, sabiendo lo que tenemos entre manos, es un filme muy simpático que merece la pena. Siento debilidad por el hecho de que los miembros de la banda se saluden entre ellos enseñando su pie (una parodia de los códigos de las organizaciones secretas que aparecían tan a menudo en los seriales), por no hablar de la extraña imagen de recurso de un primer plano de un pie que encoge sus dedos para marcar el inicio o final de cada episodio (como curiosidad, vi este filme mientras hacía un largo vuelo en avión y cuando salían planos como éste no podía evitar preguntarme qué pensaría la pasajera de al lado si le diera por echar un vistazo a lo que estaba viendo).

En ese sentido, el filme sabe parodiar muy eficazmente los tics y lugares comunes de los seriales de la época, incluyendo inventos estrafalarios, esa fascinación por lo exótico (la banda de chinos que ofrece una delirante y cutrísima sesión de espiritismo a Hélène), deducciones aparentemente brillantes que en realidad no tienen sentido (el detective averigua dónde está la guarida de la banda… porque está dada de alta en la guía teléfonica) y el hecho de que algunos seriales fueran interminables (un detalle muy gracioso es que el segundo capítulo tenga el número de serial 1977, como si lleváramos ya cientos de episodios).

Donde más brilla esta parodia del mundo del serial es en el último capítulo en que hacen un cameo sorpresa algunos de los principales actores del género como la gran Musidora o el entrañable Marcel Lévesque, a quienes seguro que recordarán por Les Vampires (1915). Solo por esa fiesta final, con algunos de estos actores tan paradigmáticos del género reunidos aquí en una película que parodia el tipo de historias que les hicieron tan populares, ya valdría la pena su visionado.

De modo que acérquense a Le Pied qui Étreint entendiéndola como una divertida curiosidad para pasar un rato divertido y abiertos a que pueda suceder literalmente cualquier cosa.

2 comentarios en “Le Pied qui Étreint (1916) de Jacques Feyder

  1. Pues nos acercaremos a este artefactito, avisados de todo ello. Yo, si fuera tu desconocida compañera de vuelo, esa noche no dormiría dándole vueltas a quien debe ser ese personaje tan extraño que me había tocado en suerte como acompañante, no sabiendo si alegrarme por haber sobrevivido o lamentar que no me hicieras una propuesta de matrimonio. Feliz día y gracias!

    • Seguro que la disfrutará Florenci, es un divertimento sencillo, sin mucha miga, pero muy simpático que además juega con códigos de un género que los fanes del cine mudo conocemos de sobra. Desconozco qué pensó mi acompañante de vuelo, pero al menos le aseguro que no me llegó ninguna propuesta de matrimonio…

      Un saludo.

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