Koko’s Earth Control (1928) de Dave Fleischer

Que la era muda está repleta de películas que siguen resultando sorprendentes vistas 100 años después es algo imagino de sobras conocido por nuestros lectores habituales, pero aun así me resulta llamativo cómo este tipo de sorpresas se pueden encontrar en géneros y filmes de lo más inesperados. Les propongo pues empezar el año con un cortometraje absolutamente alucinante de los estudios Fleischer: Koko’s Earth Control (1928) dirigido por Dave Fleischer y producido por su hermano Max.

Koko el payaso y su perro Fitz están dando un paseo cuando de repente se topan con la sala de controles del planeta Tierra. Allá encuentran una serie de inventos que les llaman poderosamente la atención, como unas manivelas para provocar las estaciones o los cambios meteorológicos. Pero el perro Fitz siente ante todo interés por una manivela que sirve para, literalmente, destruir la Tierra. Por alguna especie de pulsión morbosa-autrodestructiva que debería haber sido previamente tratada por un psicólogo, Fitz se empeña en activar la manivela por pura curiosidad. Koko, por motivos obvios, se opone y hace lo posible por impedírselo… pero al final el perro se impone y baja la manivela que destruye el mundo.

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Cerrado por vacaciones

Amigos lectores, me encantaría seguir recomendándoles cine mudo durante estas fiestas, pero mi amigo Harold Lloyd me ha pedido que le ayude a decorar su árbol de Navidad. Y como habrán adivinado por la imagen, a Harold le gustan los árboles un tanto recargados, de modo que creo que esta tarea me va a ocupar todo mi tiempo libre en las próximas semanas. No obstante, no se preocupen, después de Navidades espero estar de vuelta con más cine mudo.

Disfruten de estas fiestas, aprovechen para ver mucho cine silente y tengan una feliz entrada en el próximo 2025.


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Relámpago (Speedy, 1928) de Ted Wilde

Ya he comentado por aquí en más de una ocasión ese pasaje de las memorias de Chaplin en que explicaba cómo en una ocasión un fan le dijo por carta que inicialmente él era el dueño de su personaje, pero que al final acabó siendo el personaje el que le dominó a él. Esto es algo que se acentuó sobre todo cuando grandes cómicos como él y Harold Lloyd dieron el salto al largometraje. Ambos buscaron con ese cambio hacer películas en que la trama estuviera mejor desarrollada y no fuera una mera excusa para encadenar gags y, sobre todo, que sus célebres personajes se humanizaran y no se comportaran como meros clowns. Así pues, en ese sentido es cierto: Chaplin y Lloyd eran mucho más libres para hacer lo que quisieran en sus cortos, donde la premisa podía ser mínima siempre que diera pie a crear gags.

No obstante, cuando Lloyd pasó a realizar largometrajes, encontró una solución a ese problema. Mientras que Chaplin se volvía más perfeccionista, casi atrapado en las altas expectativas que generaba con cada nueva película, Lloyd optó por una alternativa: un ritmo de producción más acelerado (en realidad más acorde con los tiempos, lo de Chaplin era una anomalía) en que combinaba conscientemente una película «de personajes» y otra de gags. Las películas de personajes eran sus grandes obras más ambiciosas, mientras que las de gags eran filmes que partían de situaciones más sencillas y que no profundizaban tanto en el drama (no por ello quería decir que fueran menores o menos exitosos, de hecho alguno de sus filmes de gags como ¡Ay, mi Madre! (For Heaven’s Sake, 1926) fue uno de sus mayores taquillazos). Mi impresión es que con esta división Lloyd buscaba, de forma consciente o inconsciente, poder llenar sus ansias de hacer evolucionar su personaje y sus películas sin renunciar a filmes con el espíritu más ligero de sus cortometrajes.

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Hace 100 años: las mejores películas de 1924

Ahora que tantos medios comenzarán a agobiarnos con las clásicas listas de mejores filmes del año es el mejor momento para ofrecerles la lista que realmente le interesa a la comunidad cinéfila: la de mejores películas que cumplen 100 años este 2024 o, en otras palabras, las mejores películas de 1924.

Como verán, el panorama cinematográfico mundial estaba mejor que nunca, con grandes filmes de países y estilos muy diferentes, si bien empiezan a notarse cambios respecto a años precedentes: el consabido expresionismo alemán ofrece aquí ya las últimas grandes obras del género y la escena escandinava no tardará en perder a sus dos mayores talentos. A cambio, Francia está en plena ebullición tanto en lo que respecta a las vanguardias como por una generación de cineastas que saben utilizar elementos expresivos de esos movimientos más experimentales pero adaptados a filmes narrativos. Al no querer incluir cortometrajes se quedaron fuera de mi lista títulos tan imprescindibles como Ballet Mécanique (1924) de Fernand Léger y Dudley Murphy, Entr’acte (1924) de René Clair  o Symphonie Diagonale (1924) de Viking Eggeling. No me lo tengan en cuenta, es una forma de no hacer esta selección aún más compleja.

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La Course à la Perruque (1906) de Georges Hatot

Uno de los muchos elementos que le da un misterio y magia especiales al cine de las primeras décadas es todo lo relacionado con tantas películas perdidas sobre las que no podemos más que especular sobre su contenido y las curiosas circunstancias en que se hallaron muchas de ellas (siendo mi ejemplo favorito hasta la fecha la única copia superviviente del montaje original de La Pasión de Juana de Arco (La Passion de Jeanne d’Arc, 1928) encontrada en un manicomio noruego). En los años 80 se encontraron en un pueblo de Austria un montón de películas de los primeros años del cine. Lo curioso es que estaban en una fábrica que elaboraba los papeles recubiertos de oro que se utilizaban como acompañamiento de las coronas de flores para funerales, en los cuales se dejaban algunas palabras sobre la persona fallecida como póstumo homenaje. Esto hizo que todas latas de películas estuvieran cubiertas de una fina capa de oro mezclada con polvo, que propició que esta colección fuera bautizada como «Goldstaub-Fund».

Entre todos los filmes hallados allá se encontraba el filme La Course à la Perruque (1906) de Georges Hatot, que se supone que fue el debut del cómico André Deed en el cine, además de contar entre su numeroso reparto con el actor Léon Mathot, cuyo rostro puede serles familiar a los aficionados al cine francés de las primeras décadas.

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Hands Up! (1926) de Clarence G. Badger: ¿es posible hacer una comedia sobre la Guerra de Secesión?

Después de haber descubierto al cómico Raymond Griffith en la divertida Regalo de Boda (Paths to Paradise, 1925) estuve echando un vistazo a las páginas que le dedicaba a él el experto en cine mudo Kevin Brownlow en su imprescindible The Parade’s Gone By. Ahí leí que hacía referencia a otra película de Griffith, Hands Up! (1926), que tenía fama de ser una de sus obras más divertidas, así que no tardé en buscarla en mi archivo y desempolvarla para darle un visionado con mi compañero Cesare.

Situada en la Guerra de Secesión, Griffith encarna en ella a Jack, un espía del bando confederado que debe sabotear los intentos del ejército de la Unión para proveerse con un cargamento de oro de una mina recién descubierta. Para llevar a cabo su plan se hace pasar por un aliado de la Unión mientras en paralelo intenta boicotear los planes para sacar el valioso cargamento de la mina.

Crédito: Silentfilmstillarchive.com

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Le Giornate del Cinema Muto de Pordenone 2024 (IV)

 
Autor: Valerio Greco

10 de octubre – En que se dan cita dos de los más grandes nombres de la comedia cinematográfica y un fox terrier

Sabes que va a ser un buen día en Pordenone cuando empiezas la jornada con un corto en que aparece un fox terrier esquiando y luego tienes una película de Lubitsch que aún no habías visto. Als de Winter Komt es uno de los cortometrajes de autoría desconocida que se proyectaron hoy. Se sospecha que es de 1921 y básicamente tiene como narrador a un fox terrier que explica lo bien que se lo pasa en invierno con su familia y, sobre todo, su dueña Mary. Es un corto encantador, tanto por la belleza de esas imágenes nevadas como, claro está, por su protagonista. Y para los que sean sensibles con la forma como se trata a los animales actores, en este caso nuestro fox terrier se nota que se lo está pasando genuinamente bien brincando por la nieve y caminando con unos zapatitos que le han comprado para que no pase frío en las patas en estas fechas.

El otro corto que vimos hoy sin identificar es una simpática comedia, Las Horas del Asistente, que se sospecha que debe datar de alrededor de 1915 y probablemente provenga de Francia o Italia. Explica todas las tareas que debe llevar a cabo durante un día el ayudante de un oficial, y la gracia está en que va alternando planos de un reloj que marca una hora concreta con la diferente tarea que el pobre hombre tiene que llevar a cabo.

Crédito: Eye Filmmuseum

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Le Giornate del Cinema Muto de Pordenone 2024 (III)

Autor: Valerio Greco

8 de octubre – El Tío Sam visto por Colombia

Algo que me gusta de Pordenone es su absoluta heterogeneidad, el hecho de ser un festival que, dentro de lo que es el cine mudo, pueda incluir cualquier cosa. Tan pronto estamos viendo un filme de Uzbekistán que denuncia la situación de la mujer allá como nos encontramos bajo el mar viendo un documental submarino. Primero tuvimos dos aperitivos: Dans le Sous-Marin (1908), un corto en que varios hombres quedan atrapados en un submarino y mientras mueren recuerdan imágenes de sus hogares, para luego desembocar en un tableau vivant con varias mujeres haciendo aparecer bebés (¿?) y enarbolando un mensaje de paz, y Le Voyage Fantastique de Marius (1912), un corto animado en que un hombrecillo convierte su coche en un submarino. Luego vimos el documental Wonders of the Sea (1922) de J. Ernest Williamson, que tenía como principal aliciente mostrar imágenes del fondo del mar en una época en que no eran tan fáciles de filmar como hoy día.

Es un filme curioso, con varias tomas que captan la belleza de una nadadora sumergiéndose al fondo del mar (incluyendo algunos planos en slow motion para plasmar mejor sus movimientos), un pintor que se dedica a pintar el fondo del mar desde una cámara sumergida bajo el barco en compañía de un niño que sospecho que está de adorno y, finalmente, dos submarinistas paseándose por el fondo marino, cazando una pobre morena y enfrentándose a un temible pulpo que es descaradamente de mentira. En esta cruenta lucha entre el hombre y el pulpo de mentira, les tranquilizará saber que una vez más ganó el ser humano. Pero bromas aparte, es interesante constatar cómo Williamson cree conveniente añadir esta pequeña ficción inventada para dar un poco más de sustancia a un documental que, por si solo, yo creo que ya habría funcionado perfectamente.

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Le Giornate del Cinema Muto de Pordenone 2024 (II)

5 de octubre – Segunda oportunidad con Protazanov

Hace diez años, cuando me estrené en Pordenone, el primer día me perdí una película de Yakov Protazanov por un error de novato. Una década después parece que el festival me ha ofrecido una segunda oportunidad programando una película de Protazanov el primer día por la tarde a la que también llegaba justo. Pero esta vez pude verla.

Protazanov es de los pocos directores rusos que hizo la transición de la época prerrevolucionaria a la era soviética, y de ésta al sonoro y el estalinismo. Un superviviente nato. El Cuarenta y Uno (Sorok pervyy, 1927) está ambientada durante la Revolución Soviética en el desierto de Karakum, y explica cómo un pequeño destacamento intenta sobrevivir huyendo del ejército blanco a través del desierto y casi sin víveres. Por el camino capturan a un oficial del Ejército Blanco y se le encomienda la misión de custodiarlo a Mariutka, la mejor tiradora del destacamento. Pero ambos acabarán enamorándose.

Éste es uno de esos filmes que reflejan a la perfección el agobio físico que sienten sus personajes: el calor, el paisaje desolador, el agotamiento… La historia funciona muy bien y solo se le puede achacar que obviamente le falta metraje y eso dificulta juzgarla como merece ya que presenta un ritmo desigual y se nota que faltan escenas. La copia que vimos era una checoslovaca que se supone que es la mejor que hay, pero ojalá se restaure en el futuro combinando todas las versiones existentes. En definitiva, una muy buena versión que está perfectamente a la altura de la famosa de Grigori Chukhrai del 1956, pero más áspera y con un final donde, por una vez, no triunfa el amor… ¡sino la Revolución!

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Le Giornate del Cinema Muto de Pordenone 2024 (I)

Queridos lectores, ¡cómo pasa el tiempo! Este 2024 se cumplen 10 años de la primera vez que el Doctor Caligari asistió a Le Giornate del Cinema Muto de Pordenone. Aquel primer año este Doctor cometió muchas inevitables novatadas, que implicaron entre otras cosas ver la proyección de clausura en unos asientos que no le dañaron el cuello irreversiblemente de milagro, pero aun así la experiencia fue tan positiva que desde entonces ha vuelto a cada edición salvo la del 2020 por algún motivo que ahora no recuerdo.

¿Qué nos ofrece este año el principal festival de cine mudo del mundo? Pues agárrense porque hay ciclos muy curiosos y además la programación es de las más extensas que recuerdo haber visto, dejando a menudo poco espacio para la pausa del mediodía y con algunas sesiones nocturnas que acabarán pasada la medianoche. Si van a acudir al festival espero que les guste el café italiano bien cargado. Estos son los principales ciclos:

  • El gran programa de este año está dedicado al cine mudo de Latinoamérica, con películas de México, Uruguay, Colombia, Chile, etc. Es seguramente la retrospectiva más extensa que se ha hecho hasta la fecha de cine mudo latinoamericano, de modo que ya en sí mismo esto va a ser un pequeño acontecimiento que esperemos nos ayude a conocer mejor el cine de esos países.
  • También habrá un ciclo dedicado a Uzbekistán, hacia el que tengo muchas expectativas.
  • El gran intérprete de esta edición será Anna May Wong, la actriz estadounidense de origen chino que tuvo una carrera a caballo entre Hollywood y Europa.
  • Habrá también un ciclo dedicado al grandísimo diseñador de producción Ben Carré, a quien muchos tenemos presente sobre todo por sus colaboraciones con Maurice Tourneur.
  • Aparte de eso tendremos sesiones matinales dedicadas a rescatar cortos de Griffith de su primer año en la Biograph, sesiones de cine primitivo, documentales y mucho más.

¿Van a asistir al festival por primera vez? Echen un vistazo a mi Manual de supervivencia para novatos.

¿Tendrán que quedarse en casa? Quizá les interese seguir la versión online de pago, que incluye una selección de algunas de las películas que veremos en Pordenone.

¡Estén atentos a sus pantallas, que este fin de semana empieza el gran acontecimiento silente del año!


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