Esa fue la fecha en que se estrenó El Cantante de Jazz, la película que abrió definitivamente la puerta al cine sonoro condenando al mudo a una inminente desaparición. No era desde luego la primera película que se había rodado con sonido, pero sí que fue la que propició la implantación total de esta innovación técnica a causa de su enorme éxito.
Realmente no había motivos para ser pesimistas respecto a ese cambio. No solo el sonido multiplicó las posibilidades expresivas del medio sino que su llegada se produjo en un momento muy oportuno, en una época en que el cine mudo había alcanzado sus más altas cotas. No son pocos los críticos e historiadores que consideran el cine mudo de finales de los años 20 como el periodo en que esta forma de arte llegó a su momento culminante. Nunca sabremos hacia dónde habría derivado de no haberse impuesto el sonido hasta muchos años después, pero yo me inclino a creer que no podría haber llegado aún más lejos.
Sin embargo, con la llegada del sonido murió para siempre una forma diferente de hacer cine. No necesariamente mejor ni peor, pero sí diferente. Para muchos de los grandes cineastas de la época su llegada fue de hecho un lastre que acabó con la pureza del medio. El precio a pagar por esa innovación fue una pérdida generalizada de su poder visual, de cierta magia que hace del cine mudo una forma de arte tan especial.
Aun así, pese a que a día de hoy (casi 100 años después de la llegada del sonoro) el cine mudo es visto como una reliquia del pasado, aún existen algunos entusiastas enamorados de esta forma tan especial de arte. Uno de ellos es el eminente Doctor Caligari.
Antaño poderoso y temido, ahora es un hombre envejecido que vive confinado en su guarida recordando viejos tiempos y negándose obstinadamente a asimilar todos los cambios que ha sufrido el mundo en las últimas décadas. Encerrado en su biblioteca con su colección de películas mudas y de libros sobre la materia, el Doctor se ha propuesto ir recordando esta antigua forma de cine tan olvidada mediante un testamento. Un testamento cinematográfico que permita homenajear esta época tan singular y especial de la historia del cine para que, cuando llegue su muerte, los cinéfilos del futuro tengan constancia de ella.
Fenomenal y necesaria iniciativa. Ya me he apuntado en Facebook para seguiros. En Youtube hay multitud de peliculas mudas con lo que parte del trabajo lo teneis mas facil 🙂
Hola Álvaro.
Efectivamente, hay bastantes películas mudas que se pueden ver enteras por Youtube y también por otras webs al estar muchas de ellas libres de derechos de autor, en los links de la derecha hay algunas como Archive.org.
Por otro lado, no apareces en el Facebook, quizá es porque el widget de Me Gusta que hay a la derecha no funciona del todo bien por un fallo del propio Facebook. Si te interesa puedes clicar a Me Gusta desde la misma página, que es más efectivo: https://www.facebook.com/ElTestamentoDelDoctorCaligari
Un saludo.