A finales de los años 10, Mack Sennett y su estudio Keystone eran sinónimos de comedia. Sus películas eran inmensamente populares, más incluso que otras de géneros más prestigiosos, y por ello consiguieron penetrar en el imaginario popular de la época. El público de entonces entendía que una comedia Keystone era sinónimo de varios elementos que se repetían constantemente, como alocadas persecuciones al último momento, chicas en bañador y, en el caso que nos ocupa, los policías de la Keystone.
Si Sennett no nos engaña en su autobiografía, la idea de un grupo de policías patosos que apareciera en cortos de slapstick fue la gran inspiración que tuvo en la época en que era solo un joven actor y soñaba con hacer sus propias comedias. Se lo propuso incluso a su mentor, D.W. Griffith, pero éste no estaba demasiado interesado en comedias absurdas. No obstante, Sennett estaba convencido de que algo así funcionaría, ya que a la gente le encanta reírse de las figuras autoritarias. A decir verdad, no era una idea tan original como él pretendía, ya que hay algunos cortos de cine de los orígenes en que los policías ya aparecían ridiculizados, persiguiendo sin cesar a criminales y sufriendo todo tipo de accidentes por el camino. La originalidad de Sennett estaba más bien en hacer de eso una costumbre recurrente, convirtiéndolos en el centro de atención y acentuando aún más su comicidad hasta transformarlos en figuras esperpénticas.
La primera vez que aparecieron en la pantalla los Keystone Cops (o Keystone Kops, ya que se escribían de las dos maneras) fue en los cortometrajes Hoffmeyer’s Legacy (1912) y The Bangville Police (1913). Aun así, a falta de ver el primero, The Bangville Police diría más bien que es un precedente de los policías de la Keystone; no sólo porque no lleven aún su característico uniforme, sino porque su aparición aún no tiene ese componente de locura demencial que los caracterizaría. En todo caso, el film fue todo un éxito y los policías de la Keystone fueron adquiriendo forma propia hasta convertirse en una de las apariciones más celebradas por el público, que además permitían distinguir la marca Keystone, algo muy importante en un mercado saturado de comedias donde era difícil hacerse destacar con un estilo propio.
Los policías de la Keystone no eran unos actores en concreto ni solían tener unos rostros reconocibles, eran simplemente un conjunto de personajes impersonalizados cuya gracia estaba precisamente en ver a multitud de tipos con uniformes policíacos provocando el caos. Muchos actores que luego se harían célebres por sí mismos empezaron trabajando como Keystone Kops, incluso el mismo Charles Chaplin lo hizo en un cortometraje recientemente descubierto llamado A Thief Catcher (1914). Aparte de Chaplin, otros cómicos célebres de la época que interpretaron a los Keystone Kops en alguna ocasión fueron Roscoe «Fatty» Arbuckle, Al St. John, Chester Conklin, Hank Mann y Ford Sterling.
Su aparición solía tener lugar siempre al final de las películas, en el climático desenlace en que aparecían intentando poner orden al conflicto, a menudo a bordo de un destartalado coche de policía. Su edad de oro coincidió con la de la Keystone y sus cortometrajes más populares datan de finales de los años 10 y principios de los 20. Con la llegada del sonoro desaparecieron por completo de la pantalla y sólo volverían como una reliquia del pasado en momentos puntuales en forma de cameo.
Sería muy difícil enumerar todos los films en que aparecieron, pero aparte de todos los que salen mencionados en este post también tienen un papel destacado en el largometraje El Romance de Charlot (1914), que pretendía ser una recopilación de todas las comedias Keystone y en que por tanto no podían faltar sus famosos policías. Para acabar les dejo con dos de los cortometrajes más representativos de estos cómicos personajes, Barney Oldfield’s Race for a Life (1913) y Love, Loot and Crash (1915):