¿Quién no conoce al dúo más famoso de la historia del cine? Stan Laurel es un nombre que estará siempre vinculado al de Oliver Hardy, del mismo modo que Oliver Hardy no tendría sentido sin Stan Laurel. Sin embargo, tanto Laurel como Hardy ya tenían una carrera más que respetable en el cine hasta que el destino los unió. El propósito de este post y el siguiente que publicaremos es echar un vistazo a la carrera cinematográfica de ambos hasta que se encontraron y formaron equipo como Laurel y Hardy, comenzando por Stan Laurel.
Un rasgo muy interesante a destacar de esta pareja es que tenían personalidades muy diferenciadas. Aunque en la pantalla son siempre inseparables, en la vida real tenían procedencias distintas (Laurel era británico, Hardy del sur de Estados Unidos) y no se movían en los mismos círculos. Cierto es que ambos se tenían un enorme aprecio y respeto mutuo, pero si aguantaron como equipo tanto tiempo sin acabar en agrias discusiones es porque en ningún momento se cuestionó quién era el líder y cabeza pensante de los dos, y ése era Stan Laurel.
Laurel, a diferencia de Hardy, era un cómico que siempre tuvo grandes ambiciones y que aspiraba a hacerse un nombre en el mundo del espectáculo. De hecho, cuando formó equipo con Hardy, se encargaba de pensar los gags y las historias, así como la forma de dirigirlas (aunque nunca llegó a dirigir ningún film de Laurel y Hardy, extraoficialmente controlaba todo el proceso y ningún realizador podía imponerse a él si había alguna escena que al actor no le convencía cómo se estaba filmando; algo muy parecido a lo que sucedía con Harold Lloyd, que nunca llegó a ser director pero siempre ejercía un férreo control sobre sus películas). Todo ello vendría de tiempo atrás, después de muchos años trabajando en sus números cómicos.
Stanley procedía de hecho de una familia que tenía el teatro en la sangre: su padre era un actor, guionista y director que acabó poseyendo una serie de teatros. Su hermano mayor pasó a dirigir algunos de esos recintos y seguramente la idea era que Stanley siguiera sus pasos, pero a él se le metió en la cabeza que quería ser actor. Y no un actor “legítimo” como su padre, sino cómico. Así pues, se embarcó en una compañía de teatro juvenil y participó también en algunos de los sketches que escribía su padre. Pero su carrera no tomó rumbo de verdad hasta que fue fichado por la prestigiosa compañía de cómicos de Fred Karno, donde también estaba un tal Charles Chaplin.
Difícilmente encontrarán una fotografía más histórica que ésta para el mundo del slapstick: Fred Karno a la izquierda, Stan Laurel en segunda posición y Charles Chaplin en la tercera. En cuestión de años estos dos actores desconocidos se convertirían no solo en estrellas sino en iconos de la historia del cine.
Con ellos viajó por primera vez a la tierra prometida, los Estados Unidos, donde Chaplin se quedaría para trabajar en el cine. Stanley en cambio se mostró más indeciso: dejó Karno para volver a Reino Unido, donde probó suerte en pequeños papeles de obras serias y acabó volviendo a la compañía e hizo otra gira por Estados Unidos. A la segunda fue la vencida y esta vez decidió dejar Karno quedándose allá con algunos compañeros para probar suerte. El enorme éxito de Chaplin les sirvió para inventarse un número llamado “The Keystone Trio” en que representaban sketches basados en los cortos tan populares de su ex-colega. Stan era el encargado de imitar a Chaplin, labor que desempeñaba a la perfección gracias a haber trabajado con él y conocer de primera mano sus gestos y trucos.
Pero Stanley, que pronto cambió su nombre artístico a Stan Laurel, no quería vivir de imitar a otro cómico, así que con el tiempo abandonó ese sketch y formó un duo cómico con su mujer de entonces, Mae Dahlberg. En 1917 se produjo el momento histórico: su primera aparición en algunos cortos cinematográficos que, por desgracia para nosotros y por suerte para Stan, no se conservan (éste decía que eran muy malos).
Durante estos primeros años, Stan iría haciendo apariciones en el cine compaginadas con su retorno a los escenarios. En 1918 el cómico fue contratado por el prestigioso estudio de Hal Roach para una serie de cortos que constituyen el primer material cinematográfico suyo que se conserva: Do Your Love Your Wife? (1918) y Just Ramblin Along (1918) y Hustling for Health (1919). En ellos podemos ver cómo ya encarnaba a un personaje inocentón y travieso, pero sin ese estilo propio tan marcado que caracterizaría sus obras posteriores, más bien como el clásico clown tontorrón.
Durante 10 años, Stan iría entrando y saliendo del estudio de Roach, que al final sería donde filmaría sus míticas películas con Oliver Hardy… pero aún faltaba mucho para eso. Mientras tanto, dejó a Roach para interpretar papeles secundarios a las órdenes de uno de los grandes cómicos de la época, Larry Semon (con el cual, curiosamente, su futuro colega Oliver trabajaría también años después, demostrando que ambos se movían en los mismos círculos). En alguna de ellas, como Frauds and Frenzies (1918), llegaría incluso a compartir protagonismo con Semon, lo cual no es poca cosa:
Sin embargo, la relación entre Semon y Laurel acabó enfriándose, según se rumorea porque Laurel en ocasiones le robaba demasiadas risas (aunque no puedo evitar pensar que ése es el clásico mito construido a posteriori, una vez Laurel se convirtió en uno de los cómicos más famosos del mundo). Así pues, otro retorno al vodevil, que no abandonó definitivamente hasta 1921, cuando decidiría especializarse solo en el cine.
Por suerte, 1921 sería el año en que por fin Stan pudo protagonizar sus primeros cortometrajes cómicos, producidos por un tal “Broncho Billy” Anderson. Éste, convencido del talento de Stan, intentó lanzarle al estrellato en una serie de películas donde por fin el cómico tendría libertad creativa y el protagonismo absoluto. Fue en uno de esos cortos, The Lucky Dog (1921) donde se produjo ese emblemático momento en que Stan y Oliver coincidieron por primera vez en una película:
Ciertamente, el momento de su primer encuentro (¡que ya deriva en trifulca!) es un instante histórico, aunque en aquella época nadie podía presagiar lo que vendría después. Hardy, como veremos próximamente, en esos días estaba especializado en papeles de cómico antagonista, el típico tipo duro grandullón, papel que aquí desempeña a la perfección.
No obstante los films de Stan de esa época que tuvieron más éxito eran las parodias de grandes películas del momento, ya fuera del cine de caballería – When Knights Were Cold (1922) – o de Rodolfo Valentino – Mud and Sand (1922), con su mujer en el papel femenino. Convertido ahora sí en un cómico de cierto prestigio gracias a esos cortometrajes, Stan volvió a los estudios de Hal Roach en 1923 (pero no se hagan ilusiones todavía). En algunos de los films de esa época como Noon Whistle (1923) se le puede ver actuando junto a James Finlayson, un cómico de prominente mostacho que sería uno de los rostros más habituales de los futuros films de Laurel y Hardy. En otros como Frozen Hearts (1923) podemos comprobar que persistía en introducir a su mujer también como colaboradora. Y en Roughest Africa (1923) le podemos ver sacando partido a la famosa colección de animales salvajes de Hal Roach:
En 1924, volvió a dejar los estudios de Hal Roach (ya les dije que no se hicieran ilusiones) para trabajar con un productor llamado Joe Rock, que asegura ser el que tuvo la brillante idea de juntar a Laurel y Hardy sin lograrlo (de todos modos no se lo crean del todo, más que nada porque son muchas las personas que se atribuyen el mérito de haberse dado cuenta antes que nadie de que ambos serían un dúo cómico imbatible). Con Joe Rock hizo algunos cortos más: Mandarin Mix Up (1924), Somewhere in Wrong (1925), Dr. Pyckle and Mr. Pride (1925), Half a Man (1925) o The Sleuth (1925), considerado el mejor de esa etapa.
Pero Stan, que indudablemente no tenía las cosas muy claras, acabó dejando a Joe Rock para volver a los acogedores brazos de Hal Roach (¡otra vez!). Lo que sucedió es que todavía no había expirado el contrato con su anterior productor, de modo que se presentó un problema legal que se solucionó de una forma muy ingeniosa: como Laurel estaba ligado a Rock como actor, Roach decidió contratarle como director y guionista hasta que su anterior contrato expirara. Así pues, durante unos años Laurel estuvo dirigiendo cortos protagonizados por gente como Mabel Normand – A Nickel Hopper (1926) -, nuestro viejo amigo James Finlayson y, lo más interesante de todo… ¡Oliver Hardy! Sí, amigos, en films como Yes, Yes, Nanette (1925) y Wandering Papas (1927) tenemos a Ollie a las órdenes de su futuro colega Stan. Como podemos ver, no es nada casual que Laurel y Hardy formaran equipo. No se trataba de una asociación surgida de la noche a la mañana: ya habían trabajado antes años atrás en The Lucky Dog, tiempo después ambos trabajaban en el mismo estudio, y para rematarlo Stan dirigió a Oliver en algunos cortometrajes, de modo que ya se conocían bien antes de convertirse en ese dúo inmortal.
Cuando la disputa con Rock llegó a su fin, Laurel pudo por fin volver a actuar. Antes de asociarse con Hardy aparecería aún en algunos cortos como Get ‘em Young (1926) – donde curiosamente sustituye a Ollie en el personaje del mayordomo, ya que éste había sufrido un accidente – o Should Tall Men Marry (1927). En 45 Minutes from Hollywood (1926) coincidiría con Oliver por última vez antes de formar dúo, pero son dos papeles secundarios en que no coinciden, ya que se trataba de un film destinado a hacer aparecer en él a todas las estrellas del estudio de Hal Roach. Poco después Stan y Oliver aparecerían por fin juntos en la pantalla como equipo. En el caso de Stan Laurel habían sido 10 años de duro trabajo hasta alcanzar el ansiado estrellato. En el próximo post conoceremos con detalle el camino que había seguido Oliver.
«Y, bajo la luz de la luna, de pronto recordó a quién se parecía Cortman. ¡Dios mío, era como Oliver Hardy! Los dos cortos que había pasado en su proyector. Cortman era el eco muerto del gran cómico. Un poco más delgado, solamente. Hasta el bigote era igual.
Oliver Hardy cayendo de espaldas bajo el impacto de las balas. Oliver Hardy volviendo siempre a por otra ración, no importaba qué ocurriese. Agujereado por las balas, pinchado por cuchillos, aplastado por automóviles, chocando contra paredes, hundido en el mar, pasado por chimeneas. Y volviendo siempre, paciente y amoratado. Eso era Ben Cortman. Un maligno y detestable Oliver Hardy aporreado y resistente». (Fragmento extraído de la novela ‘Soy leyenda’ (1954), de Richard Matheson).
P.D.: Casualmente estoy preparando un estudio sobre la adaptación cinematográfica de la novela de Richard Matheson del año 1964, y no he podido resistirme a compartir esta referencia literaria a propósito del genial cómico Oliver Hardy.
Un saludo
Silveria
Aunque he leído la novela, no recordaba ese instante, ¡bien visto!
Un saludo.
[…] como el recorrido artístico de Stan Laurel encaja con la función que ejercería en sus películas como Laurel y Hardy, la de su compañero […]