A Message from Mars (1913) es una de esas películas cuyo título puede generar unas expectativas que está muy lejos de cumplir. Porque si a uno le hablan de un filme con un título así que además está considerado el primer largometraje de ciencia ficción hecho en Reino Unido, seguramente se imagine muchas cosas, pero desde luego NO una suerte de versión de Un cuento de Navidad de Dickens cambiando los fantasmas por un marciano. Porque en el fondo eso es lo que viene a ser A Message from Mars, pero primero pongámonos en contexto para entender de donde sale este curioso proyecto.
A Message from Mars era inicialmente una exitosa obra teatral cómica que se llevó a la gran pantalla en al menos tres ocasiones. De entrada se sabe de una versión hecha en 1921 y de otra anterior a éstas dos, del año 1903, que se realizó… ¡en Nueva Zelanda! y que se considera la primera obra de ficción neozelandesa, aunque hoy día está perdida. Eso nos demuestra pues que nos encontramos ante una pieza muy conocida en su época, o al menos lo suficiente como para inspirar a un neozelandés a realizar el primer corto de ficción hecho en su país.
La versión que nos ocupa tiene como aliciente el contar con el mismo protagonista de la obra original, el por entonces muy célebre actor teatral Charles Hawtrey. Aquí interpreta a Horace Parker, un burgués de carácter sumamente egoísta y desconsiderado hacia los demás hasta el punto de que en el planeta Marte deciden enviar a un marciano que le haga ver sus errores. Después de un par de intentos fallidos, el marciano finalmente le convierte en un vagabundo y de esta forma por fin se despierta algo de humanidad en Horace.
Así pues, lo primero que han de hacer antes de ver A Message from Mars es tener muy clara una cosa: esto no es una película de ciencia ficción, es un cuento moral. Por ello he decidido rescatarlo en estas fechas tan señaladas, porque en el fondo encaja más en un ambiente navideño como versión libre de Dickens que en una convención de ciencia ficción. Sí, salen marcianos, que en el fondo no son más que unos tipos disfrazados de forma extravagante y de inspiración vagamente medieval, pero realmente el recurso de entrar en contacto con vida de otros planetas es irrelevante en el desarrollo del filme, lo que interesa aquí es que Horace se rehabilite.
Pero la verdad es que una vez nos hemos hecho a la idea de qué va realmente la película, cabe reconocer que ésta no tiene muchos alicientes más allá de la curiosidad de su premisa marciana. La realización es bastante pobre, no solo por la abundancia de planos generales (algo comprensible dada la fecha en que se realizó) sino por la falta de ritmo y la torpeza como se resuelven algunas situaciones. Hay por ejemplo un largo plano en que Horace y otro vagabundo piden limosna a la gente que asiste a una fiesta que se hace algo pesado y además tiene en todo momento al susodicho marciano a un lado del plano estático en pose de estar aburriéndose casi tanto como nosotros (ver captura de arriba). Da la impresión de que en ocasiones el director no sabe cómo colocar a los personajes o cómo sacar rendimiento de los diferentes planos.
Más adelante hay una escena de un incendio en que Horace entra en la casa para salvar a dos niños que para mí tiene un detalle impagable que demuestra lo poco cuidada que está la dirección de actores: la niña se despierta, pide ayuda porque ve que la casa está en llamas y cuando llega Horace le extiende los brazos para que le coja con una adorable pero totalmente inapropiada sonrisa, dando a la escena la apariencia de una simpática función escolar. Ni siquiera la cámara consigue captar la gracia de Charles Hawtrey o, ya puestos, de la obra original, que imagino que se basaba mayormente en los diálogos. Se trata pues, de otro caso de traslación algo torpe de teatro a la gran pantalla sin adaptarse a los recursos que tenía el cine por entonces, simplemente tirando del aliciente de ver en película una famosa obra de teatro.
¿Candidato a mejor rótulo de 1913?
Quizá estoy siendo algo duro con lo que en el fondo no es más que una película simpática y de apariencia bienintencionada, pero creo que a raíz de la excelente restauración que hizo el BFI en 2014 se le ha dado mucho bombo a un filme que no es más que una obra menor que genera unas muy falsas expectativas bajo el titular de ser «el primer largometraje británico de ciencia ficción». A cambio debo reconocer que el filme es agradable de ver y que tiene algún que otro hallazgo interesante, como los momentos en que el marciano entra en furia y todos los objetos de alrededor empiezan a moverse a toda velocidad como si hubiera provocado una especie de explosión. Este tipo de efectos, que permiten explotar las posibilidades del cine, son los que echo más en falta aquí.
Así pues, tampoco descarten este filme por completo si son unos fanáticos de esa época como este humilde Doctor. Simplemente tengan en cuenta que es más bien el tipo de película a ver en fiestas navideñas, predispuestos a aceptar ese mensaje bondadoso y ese final tan bucólico en que todos se reúnen a disfrutar de una buena cena en hermandad.
Y con este extraño filme este Doctor se despide de ustedes hasta el año que viene para tomarse un merecido descanso navideño. Espero que tengan ustedes unas buenas fiestas… y espero que no se les aparezca ningún marciano a darles una lección de humildad. Les esperaré de vuelta el 2022 con un ciclo especial temático que espero que sea de su agrado.
Confesión pública de algo muy feo (niños, jamás hagais esto): reconozco que la vi saltándome fragmentos largos o acelerando. Totalmente de acuerdo con todo lo comentado y agradezco toda la información añadida, que desconocía completamente. En esa época los británicos estaban desde luego a años luz por debajo de los daneses y franceses en cuanto a narrativa en plano general. Feuillade, Capellani, por ejemplo, eran capaces de contar una historia muy larga distribuyendo mucho más el interés y convirtiendo las limitaciones del plano general único en un aliciente extra que obliga el cerebro del espectador a ser más activo. Aquí el espectador directamente se dispersa (hilarante la observación del marciano que se aburre tanto como nosotros 😀 ). Y ya no digamos los americanos como Griffith, Ince, Sennett o Weber (cualquier corto de Mack Sennett de 1913 tiene más escenas de acción, con un montaje picado, movientos de cámara, insertos y locuras mil que casi todo el cine internacional de su tiempo junto). Aún y así se me hace mucho más itneresante y agradable que la campeona absoluta en cuanto a película rollazo, la también inglesa Hamlet, también del mismo año. Eso sí que, y que me perdonen sus posibles defensores (alguno habrá), pero yo ahí me corto las venas y me entierro con mis propias manos junto a la calavera de Yorick. Esta peliculita tiene hallazgos simpáticos y, aunque sea a trompicones (y poniendo un poco más de lo normal de nuestra parte), va manteniendo su interés. Vaya, que no está tan mal. Y por cierto,muy sabia la advertencia sobre lo que es y lo que no es la película. Muchas veces no nos gusta algo porque preparamos el cuerpo para un tipo de experiencia equivocada. No sé quien dijo que antes de criticar algo hay que saber que ÉS ese algo. Esa frase que deberían tener en consideración muchos críticos. No puedes valorar a un corto del Correcaminos con el test con el que pasarías a Persona, de Bergman, y viceversa. Muchas gracias por el artículo.
Jajajaja, no te lo tendremos en cuenta. Sí, es cierto que los británicos a partir de los años 10 quedaron bastante atrás, y eso que en los primeros años del siglo XX tenían algunos pioneros muy interesantes. Pero los que somos fanáticos de esta época a veces también apreciamos ver obras menores porque sirven un poco para tener el baremo de lo que era «normal» en la época y así entender mejor la grandeza de Griffiths, Sennetts y compañía. Éste es uno de esos casos que al menos tiene el aliciente de los marcianos, y aun así se hace un poco pesado de ver. De hecho uno de los motivos por los que la he reseñado, aparte de la temática navideña, era para poner un poco «sobre aviso» a los que llegaran a ella esperando un filme de ciencia ficción puro y duro, porque como dices muchas veces las expectativas nos juegan malas pasadas – en este caso yo ya me lo olía por reseñas bastante negativas que leí incluso de gente afín al cine de estos años.
¡Un saludo!