Bartolomeo Pagano vs Maciste: el actor más popular de Italia fagocitado por su propio personaje

Durante la era muda no hubo ningún actor de cine italiano que pudiera equiparar su popularidad a la del forzudo Bartolomeo Pagano, quien incluso en la crisis de la industria italiana de los 20 se mantuvo como un reclamo seguro para el público. Pagano y, sobre todo, su alter ego Maciste simbolizaron durante años un prototipo de héroe nacional que cautivaba a los pequeños y llenaba de orgullo a los mayores. No obstante su caso resulta especialmente interesante por reflejar una problemática que se daba en las primeras décadas del cine: la confusión que a veces se producía entre un actor y el personaje que interpretaba cuando éste era casi siempre el mismo.

En cierta ocasión la vampiresa Theda Bara comentó que en su momento de mayor popularidad a veces la gente en la calle la rehuía o incluso la insultaba por asociarla a sus personajes de mujer maléfica destrozahogares, y aunque puede que eso fuera una mentira de la propia Bara para seguir cultivando su propio mito, sí que hay algo de verdad. Pagano se hizo tan célebre interpretando al musculoso Maciste que ambas personalidades se acabaron confundiendo, dando lugar incluso a conflictos legales. Les proponemos pues homenajear a Pagano/Maciste con un post en que repasaremos sus orígenes y su carrera para comentar esta difícil dualidad entre actor y personaje.

Los orígenes del mito

Bartolomeo Pagano nació en 1878 en Génova. Trabajó como estibador en el puerto de la ciudad hasta que en 1913 se le ofreció la oportunidad de entrar en el mundo del cine para interpretar al personaje del forzudo Maciste en Cabiria (1914) de Giovanni Pastrone. Sobre cómo este hombre sin ninguna formación en interpretación fue descubierto para participar en una de las películas más importantes de la época hay varias versiones. Se dice que el estudio hizo un concurso para encontrar a la persona que mejor pudiera encarnar a Maciste y que Pagano fue escogido entre 50 participantes. También se comenta que simplemente fue descubierto por el actor cómico Domenico Gambino, que conocía a Pastrone por haber trabajado juntos, y le recomendó a Pagano para encarnar ese personaje. Por último, la versión que me encontré en un libro bastante documentado sobre el actor (al final del artículo aparece citado) es que Pastrone envió a dos colaboradores suyos en búsqueda de alguien que encarnara a Maciste y éstos dieron con Pagano.

Aquí merece la pena hacerse una pregunta: ¿por qué complicarse tanto la vida para encontrar al actor que encarnaba a Maciste, cuando éste no iba a ser ni mucho menos el protagonista de Cabiria? Esto tiene que ver con un rasgo de Maciste en el que luego insistiremos: Pastrone no necesitaba simplemente a un hombre fuerte sino que además transmitiera bondad, ya que su principal rasgo en este filme es su absoluta lealtad.

En todo caso, Pagano fue enviado a los estudios de Itala Film en Turín donde fue recibió el entrenamiento físico del acróbata Andre Cesare Cassiano (uno de sus dos descubridores según esta tercera versión de la historia) y sus primeras clases de interpretación por parte del actor Umberto Mozzato, que también aparecería en la película.

Un último detalle: ¿de dónde viene el nombre de Maciste? El personaje había sido bautizado por el guionista de la película, el poeta Gabriele D’Annunzio, con el nombre de Ercole (Hércules), pero se acabó rebautizando antes de iniciarse el rodaje. Según parece, «Maciste» es una referencia a la palabra griega «mékistos», superlativo de «makròs», que quiere decir grande, y además podía ser también un juego de palabras con la palabra italiana «macigno», que quiere decir «peñasco» y hace referencia por tanto a algo duro y consistente. En todo caso, el hecho de que el personaje tuviera un nombre propio le vendría muy bien para formarse una personalidad propia.

Maciste, héroe nacional

Cabiria fue por supuesto un enorme éxito internacional y una de las películas más importantes de la década. Pero curiosamente quien más trascendió del reparto fue ese exestibador que encarnaba a un esclavo africano. Lo que encandiló de él no fue solo su enorme fuerza sino también la simpatía que emanaba. Ya existía una tradición en el cine histórico italiano de personajes fuertes como Maciste, pero lo que diferenciaba su personaje de los precedentes es que, además de su fuerza hercúlea, resultaba divertido y también tierno – si han visto Cabiria (y si no lo han hecho, créanme, deben hacerlo) recordarán las escenas en que el fortachón Maciste cuidaba con tanto cariño a la pequeña Cabiria. Es por ello que Pastrone no quería a un forzudo cualquiera para el papel, entendió que el personaje debía transmitir esa bondad, y en Bartolomeo Pagano supo ver esos rasgos adicionales. Pastrone entendió que Pagano no solo podía encarnar el personaje por su físico, sino que además conseguiría conquistar al público. No en vano, el apodo con el que se conocía a Maciste era el de «el gigante bueno».

Por tanto es natural que tras el éxito de Cabiria se le ofreciera a Pagano la oportunidad de continuar una carrera en el cine, pero no interpretando a otros personajes hercúleos, sino encarnando a Maciste. Y aquí está la clave del asunto. Lo que Itala Film quería no era a Bartolomeo Pagano sino a Maciste, que no era exactamente lo mismo. Quería que interpretara siempre al mismo personaje, y Pagano, que no tenía formación interpretativa, aceptó encantado. Así pues, si en Cabiria encarnaba a un esclavo africano e incluso iba pintado de negro, de ahí en adelante pasó a ser un personaje italiano que además podía protagonizar historias en cualquier época o lugar. Maciste ya no era un personaje de Cabiria, sino que tan pronto podía estar en un filme de época como estar cazando leones en África en Maciste nella Gabbia dei Leoni (1926) de Guido Brignone o incluso combatiendo en la I Guerra Mundial en Maciste Alpino (1916) de Giovanni Pastrone.

Fijémonos cómo en la primera película de Maciste en solitario, Maciste (1915) de Luigi Romano Borgnetto y Vincenzo Denizot, se procuró hacer una especie de transición entre el Maciste de Cabiria y el de las siguientes películas que protagonizaría. La protagonista es una jovencita en apuros que entra en un cine donde se proyecta Cabiria y, al ver la enorme fuerza del personaje de Maciste, decide escribirle para pedirle ayuda. El que la muchacha fuera incapaz de distinguir entre un personaje de ficción y uno real no parece suponer un problema. Pero he aquí lo interesante: quien recibe la carta en los estudios de Itala Film es Maciste y no el actor Bartolomeo Pagano. De modo que Maciste al final acaba siendo un actor que se interpreta a si mismo en sus películas. Esta idea se mantendría en otros filmes posteriores como Maciste Alpino, donde al inicio le vemos rodando una película en exteriores hasta que el ejército austrohúngaro entra en escena e interrumpe la filmación, momento a partir del cual Maciste empezará sus aventuras.

De esta forma Maciste pasó a ser una especie de héroe nacional, la encarnación de los valores del país. El hecho de que se hubiera dado a conocer en una obra ambientada en esa mítica Roma antigua le daba el estatus de mito, pero pasado a la era contemporánea se convirtió en un héroe del presente. Los artículos de prensa de la época destacaban sus cualidades que, más allá de su fuerza física, lo vinculaban a la idiosincracia italiana. Al ser una estrella internacional acabó siendo una suerte de embajador del país en el extranjero (de hecho, era tal su éxito que, al igual que le pasó a Chaplin con Charlot, surgieron algunos imitadores en el extranjero, como el que encarnó el actor francés Michel Bonnet llamado «Magiste»). No solo era fuerte, era socarrón, tragón, entrañable y lleno de bondad. En sus películas, pensadas para el público familiar, raramente mataba a nadie.

Fue en este proceso cuando se produjo un pequeño problema de identidad, porque el nombre con el que se anunciaba al actor en la publicidad y los carteles era Maciste (en ocasiones «Signor Maciste») y no Bartolomeo Pagano. Pagano nunca adquirió relevancia como actor, siempre fue Maciste. Y eso, como veremos, tuvo sus problemas legales.

Bartolomeo Pagano vs Maciste

Pagano/Maciste realizaría 9 películas para Itala Films desde Cabiria hasta principios de los años 20, todas ellas con mucho éxito de público. En el cambio de década pasó a ser el actor mejor pagado del país: si en Cabiria su sueldo eran 20 liras al día, en 1921 ganaba 17.000 al mes. No obstante en los años 20 la industria italiana, que en la década anterior fue una de las punteras del mundo, pasó por una grave crisis, y Pagano decidió probar suerte en Alemania, que por entonces estaba iniciando su edad de oro. Allí se adscribió al género conocido como Sensationfilm, películas de aventuras y emociones fuertes que eran muy populares en la época y que eran un vehículo perfecto para acróbatas o actores capaces de interpretar escenas de riesgo, como es el caso del también italiano Luciano Albertini, del cual les hablé hace años a raíz de Der Unüberwindliche (1928) de Max Obal, un divertido filme que pude ver en Pordenone.

En Alemania Pagano lógicamente siguió encarnando a Maciste en sus nuevas películas, pero fue entonces cuando surgió un problema: Itala Films demandó a la productora alemana, Karol Film, basándose en que no podían usar el nombre de Maciste. Itala dieron como argumento a su favor que el nombre de Maciste les pertenecía a ellos y que en realidad podían coger a otro actor para interpretarlo. El veredicto fue a su favor, y eso provocó que Pagano tuviera que volver a Italia si quería seguir interpretando a Maciste.

Pero entonces Pagano contraatacó demandando a Itala Films para que el nombre de Maciste fuera de uso exclusivo suyo y esta vez ganó él. El juez dictaminó que Maciste le pertenecía a Pagano, de igual modo que por ejemplo Charlot le pertenecía a Chaplin (quizá el juez no conocía todos los falsos Charlot que pululaban por el mundo). En el fondo, estemos de acuerdo con esta conclusión o no, era el desenlace más justo con el actor. Itala Films nunca promocionó a Bartolomeo Pagano como intérprete, siempre lo hizo con el nombre del personaje, Maciste. De esta forma estaba condenándole a no tener vida propia más allá del famoso gigante amable. ¡Si además el estudio se quedaba los derechos del uso del nombre Maciste estaría dejando literalmente a Pagano sin identidad propia como actor!

Después de esta victoria, Pagano firmó un contrato con el productor Stefano Pittaluga para realizar nuevos filmes de Maciste en Italia. Aunque por entonces la industria italiana estaba de capa caída, Pittaluga se aseguró de hacer que las películas de Maciste siguieran siendo espectaculares, tal y como pone de manifiesto una de las más famosas, Maciste all’Inferno (1926) de Guido Brignone, que ya comenté cuando la vi en Pordenone hace unos años y que es célebre por ser la primera película que Federico Fellini recuerda haber visto en el cine – de hecho le marcó tanto que a veces decía que quizá su carrera no fue más que un involuntario intento de recrear ese filme una y otra vez.

A finales de los años 20 sucedió lo inevitable: Pagano empezó a cansarse de Maciste y pidió que le dejaran interpretar a otros personajes, de modo que Il Gigante delle Dolomiti (1927) de Guido Brignone sería su última película como Maciste. Llegaría a hacer tres películas interpretando a otros personajes: Il Vetturale del Moncenisio (1927), Gli Ultimi Zar (1928) y Judith y Holofernes (Giuditta e Oloferne, 1929). Pero aquí sucedió una cosa curiosa, y es que la propaganda de la época continuó mezclando el nombre de Pagano con el de Maciste. Fíjense en los siguientes ejemplos:

En esta postal de Gli Ultimi Zar extraída de Silent Film Archive aparece el nombre de Pagano pero se aclara entre paréntesis y en mayúsculas que es Maciste:

En cambio en estas otras postales del mismo filme encontradas en Film Postcards se hace a la inversa, y se alude ya directamente a Maciste y entre paréntesis se menciona su nombre real:

En este ejemplo de Judith y Holofernes de la misma web vuelve a suceder como en el primer enlace, demostrando que no había una lógica, simplemente la idea de usar ambos nombres poniendo uno de ellos entre paréntesis para dejar clara su vinculación

Por si eso fuera poco, ¡incluso los críticos de la época mezclaban a Maciste y Bartolomeo Pagano! Vean sino algunas de las críticas que se citan aquí de Il vetturale del Moncenisio. Un crítico habla sorprendentemente de «la interpretación de Maciste (Bartolomeo Pagano)» cuando en realidad debería haber usado Maciste como aclaración enre paréntesis y hacer referencia antes al nombre real del actor. Otro crítico es más correcto y sí que menciona «la interpretación sobria pero expresiva de Bartolomeo Pagano (el célebre Maciste)», mientras que un tercero habla únicamente de «Maciste» y ni siquiera cita a Bartolomeo Pagano.

Era demasiado tarde: Maciste había fagocitado a Bartolomeo Pagano para el gran público. ¿Habría logrado igualmente hacerse una carrera al margen del famoso personaje del gigante gentil? ¿Habría superado la prueba del cine sonoro? Nunca lo sabremos porque en esas fechas Pagano se vio obligado a retirarse del cine a causa de su deteriorada salud, ya que tenía diabetes y arterioclerosis (a modo de curiosidad, también era sonámbulo, motivo por el cual siempre prefería dormir solo, por miedo a hacer daño inconscientemente a su compañero de habitación al no poder controlar su fuerza encontrándose en dicho estado). Se retiró con su mujer Camilla Balduzzi y su hijo Oreste en la elegante villa que había adquirido, llamada Villa Maciste, y permaneció allá apartado de la vida pública hasta el final de su vida. En sus últimos años, Pagano/Maciste acabó relegado en una silla de ruedas hasta su muerte en 1947. Como su deterioro físico no era del conocimiento público, en 1936 le llegaron ofertas para trabajar en Hollywood, algo inaudito dado que aunque no estuviera tan enfermo ya tenía 57 años. Esto es una muestra de cómo, pese a lo que dijeron Itala Films en su momento, era impensable por entonces que otro actor encarnara al célebre personaje.

En última instancia, Pagano se cambiaría el nombre legalmente a Maciste, pero desconozco en qué fecha lo hizo. Sospecho que debió ser después de retirarse, ya que en esas postales publicitarias de sus últimas películas aun se hace referencia a Bartolomeo Pagano, algo que sería innecesario si ése ya no fuera su nombre legal. Sería en este momento cuando Pagano finalmente acabaría aceptando del todo su metamorfosis en Maciste. No menos significativamente, la industria del cine no se atrevería a relanzar la figura de Maciste pero encarnada por otro actor hasta los años 60, cuando el Maciste original ya estaba más que olvidado y el actor que lo había encarnado había fallecido. Es como si estando él vivo, aunque fuera retirado y en silla de ruedas, fuera de mal gusto o incluso un caso de usurpación de identidad contratar a otro para que encarnara al célebre gigante gentil.

Bibliografía

The Maciste Films of Italian Silent Cinema de Jacqueline Reich.

«Addio a Bartolomeo Pagano, primo Maciste» en Sempre in Penombra.

«Gli Ultimi Zar» (1928) y «Giuditta e Oloferne» (1929)» en European Film Star Postcards.

2 comentarios en “Bartolomeo Pagano vs Maciste: el actor más popular de Italia fagocitado por su propio personaje

  1. Buen momento!

    He tenido unos días en los que no he podido casi ni respirar de trabajo y veía que este artículo sobre Maciste atrayéndome como el canto de las sirenas a Ulises (aunque yo, como Ulises, como que no pasaría el casting más simple). Que bonito artículo sobre este personaje con el que resulta imposible no sentir una compasión especial. El fortachón de buen corazón… Nunca había profundizado en la historia a pesar de conocer sus dos películas más sonadas y no sabía todo el galimatías legal producido por el nombre. Aquí vemos a la industria del cine portándose mal, como sucede tantas veces (muy feo lo de Itala Films) y otra cosa bonita (que se respetase su nombre en vida). Este mundo es así, parece que lo bueno no puede vivir sin lo malo, pero por suerte tampoco lo malo sin lo bueno. Me pregunto que malos se deben estar aprovechando de nuestra bondad (que sí, que ya sé que es usted un genio del mal, pero a mi no me la pega, que sé que bajo esa capa siniestra tiene su corazoncito).

    Un saludo.

  2. Amigo Florenci, no esperaba una reflexión tan profundamente ética y moral sobre el bien y el mal en un post sobre Maciste, la de caminos imprevistos a los que nos conduce el cine mudo…

    Sí que es cierto que Maciste es un personaje entrañable y simpático, y más conociendo sus orígenes humildes. Por una vez la feroz industria no logró derrotar al humilde… aunque claro, cualquiera derrota a Maciste.

    Un saludo.

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