Aunque no hace ni un mes que ya comentamos aquí una película de Ferdinand Zecca, no me resisto a compartir ésta que acabo de descubrir codirigida por Lucien Nonguet titulada Au Pays Noir (1905) que es una especie de versión de Germinal de Émile Zola, a quien casualmente mencionaremos también en breve.
El filme que nos ocupa es un crudo retrato del arduo trabajo de los mineros que se nota que aspiraba a ser una gran producción de la época: la complejidad de algunos de los decorados demuestra que había mucho trabajo en materia de ambientación (el montacargas por el que descienden en el que además transportan un caballo, la explosión con todo el decorado inundado, etc.) y el impactante clímax con el accidente y su posterior rescate ofrecían suficientes emociones fuertes como para atraer al gran público a ver este corto.
Pero lo que a mí más me ha impresionado es una panorámica al inicio del filme magnificamente realizada que parte de la casa de los mineros, abarca el pueblo en que viven y acaba en la mina. Dicho plano confirma un enorme esfuerzo de ambientación por el cuidado detallismo de los decorados así como del contenido del plano, con numerosos figurantes que aparecen en esta panorámica sin tener un papel principal (el mendigo, la anciana…), simplemente por darle más realismo a esta estampa. Estos detalles no son menores, ya que uno de los rasgos que destaca los grandes filmes de esta época sobre los demás es cómo se esmeran en enriquecer cada plano con pequeños detalles que aunque no son decisivos para la trama dan más profundidad a la historia (por ejemplo, la imagen del abuelo de la familia enfermo en la escena inicial), y no dan la sensación de que se ha compuesto el plano solo con los elementos imprescindibles para el avance de la narrativa.



Otra grata sorpresa para mí es comprobar cómo ciertos personajes como la anciana o los mineros que empujan los carros atraviesan el plano en diagonal y algunos de los decorados están realizados siguiendo ese mismo principio (fíjense en la valla de la captura de arriba), rompiendo con esa frontalidad tan teatral arquetípica de muchos cortos primitivos de la época, dando así más profundidad a los planos. Los personajes no entran pues por el lado izquierdo del plano y salen por el derecho como si se tratara de un escenario teatral, sino que lo atraviesan del fondo hasta la cámara. Un pequeño gran logro que delata ya una mayor sensibilidad hacia una estética más cinematográfica.

Finalmente, un detalle curioso, a mitad de la película me llamó la atención ver unos planos de unos equipos de rescate que tienen toda la pinta de ser auténticos por estar filmados en un entorno real y porque éstos no dejan de mirar a cámara, delatando que no son actores. Según he podido corroborar, estos planos se añadieron a posteriori para darle más autenticidad a la cinta, en una curiosa combinación de ficción y documental.

¡Que maravilla! Cada corto que descubro (o en este caso me descubren) de Zecca y Nogent me confirma lo muy avanzado respecto a sus competidores que estaban estos caballeros. Esta película me atrevo a decir que es una obra maestra del cine primitivo, por todo lo que el Dr. comenta como por la emoción que continúa transmitiendo aún hoy. La ternura con la que se nos es presentada la escena de la presentación de la familia (emocionante el beso en la frente y los apretones de manos al abuelo enfermo, ¡por dios! que bello) así como el final, con toda la familia correindo para ver a su familiar muerto. Imposible no emocionarse. Observaciones muy humanas, como los niños recogiendo carbón sobrante, mientras nadie les dice nada, incluído el capataz, comprensivo que que menos… Todo ello son unos toques de humanidad que le dan una profundidad especial. Ya me pareció una maravilla su Pasión de Cristo (la única que veo por gusto, de vez en cuano, de toda la historia del cine, no sé porque, me da una paz y me sienta la mar de bien… ¡a mii que no soy muy creyente que digamos) y que, lo siento mucho (y sé que por esto me mataría más de uno porque parece que estás blasfemando todavía más que si te metes con algún dios) me parece bastante superior a la de Alice Guy. No se trata de quitar méritos a la maravillosa pionera, para nada, y toda reivindicación que se haga de ella siempre será poca (aunque sea como reparación a todo el daño que el menosprecio machista le ha hecho con su olvido histórico), pero si somos justos hay que situarla en su sitio. Y Zecca y compañía eran, en su tiempo, mucho Zecca.
Muchas gracias por tu comentario una vez más muy acertado al lograr desgranar los detalles que hacen de ésta una auténtica joya del cine primitivo. Yo normalmente intento no postear muy seguido películas de un mismo realizador pero ésta me impresionó tanto que no me resistí a hacerlo cuando hace solo unas semanas que ya comentamos otro corto de Zecca (además de un estilo completamente distinto, qué versátiles eran los grandes cineastas de esos años en cuanto a géneros y estilos).
Y no, no creo que sea ninguna blasfemia decir que Zecca es superior a Alice Guy, ya que ambos son dos de los más grandes cineastas de esos años, simplemente a Guy se la tiene más en cuenta por la justa reivindicación que está viviendo hoy día, y Zecca en cambio está más olvidado como casi todos los cineastas de esos años. En este rincón silente tenemos sitio para todos los grandes.
Un saludo.
Dios me guarde de decir que sea superior en su generalidad (alguien con una trayectoria tan larga, que tocó todos los palos, que experimentó con todo como Guy difícilmente puede ser inferior a nadie), però sí en el aspecto concreto de la organización de personajes en un plano largo, en esa época concreta. Y aplaudo la ecuanimidad.
Un saludo y hasta la próxima*