The Black Hand (1906) de Wallace McCutcheon

Tradicionalmente siempre se ha dicho que la primera película de gangsters que se ha realizado fue Los Mosqueteros de Pig Alley (1912) de D.W. Griffith, pero si algo nos ha demostrado la historia del cine es que debemos ser precavidos con sentencias así porque casi siempre hay un precedente anterior creado por algún oscuro pionero olvidado hoy día. Y sin ir más lejos existe una película que se adelanta a la de Griffith unos cuantos años y que, sin ir más lejos, fue realizada en el mismo estudio (la Biograph) y fotografiada por el que en unos años sería su cámara estrella, Billy Bitzer: The Black Hand (1906) de Wallace McCutcheon, que si bien no me atrevería a citar como el primer filme de temática mafiosa, sí que parece ser el más antiguo que se conserva.

La historia está basada en hechos reales de la época que la hacían mucho más atractiva para el público. En aquellos años eran muy frecuentes los chantajes perpetrados por gangsters italoamericanos, que solían chantajear a comerciantes locales también de origen italiano. A raíz de que una de esas bandas criminales se bautizara a sí misma como «La Mano Nera», la prensa popularizó la expresión «la mano negra» para referirse a estas organizaciones, si bien es difícil de dilucidar hasta qué punto había ya por entonces un poderoso entramado mafioso detrás o si simplemente era el apodo que solían utilizar diferentes extorsionadores.

La historia que nos explica The Black Hand está basada en sucesos reales, algo muy típico del cine primitivo, en que al público le encantaba ver recreaciones ficcionalizadas de las noticias más impactantes del momento. En este caso la historia real es la de un carnicero que recibió una nota exigiendo una gran cantidad de dinero o, en caso contrario, se advertía que harían explotar su comercio. Éste acudió a la policía y varios agentes fueron a la carnicería para pillar in fraganti al extorsionador en el momento de recoger el dinero, y para ello parece ser que tuvieron que esconderse en la cámara frigorífica durante horas, intentando mantener el calor bebiendo bebidas espirituosas o bailando (ser policía también podía ser divertido como ven).

Partiendo de ese suceso, la película tiene como protagonista a un carnicero llamado Mr. Angelo cuya hija es secuestrada por la mafia (los secuestros también eran muy frecuentes por parte de La Mano Negra y eran un tipo de trama muy habitual en el cine primitivo). Y, al igual que en la noticia original, los policías atrapan al chantajista escondiéndose en la cámara frigorífica. Fíjense en el momento en que los dos detectives salen un momento de la cámara muertos de frío para luego volver a entrar. Puede parecer un instante totalmente superfluo, pero en realidad era importantísimo: servía para hacer referencia directa al suceso real en que se inspiraba y que los espectadores conocían, al hecho anecdótico de que los pobres policías tuvieron que pasarse horas encerrados en una cámara frigorífica (no en vano el rótulo anterior resalta que se muestra el arresto tal y como se hizo en realidad).

A nivel cinematográfico no obstante The Black Hand es una película que tiene la típica torpeza narrativa de los filmes de esos años realizados por cineastas más bien rutinarios, muy por debajo de los grandes nombres de la época. Eso no obstante le da un encanto especial por algunos detalles que años después serían impensables en una película profesional. Por ejemplo la escena inicial en la carnicería que se recrea en la vida cotidiana de Mr. Angelo mostrando durante un buen rato detalles superfluos como la carne que guarda en la cámara frigorífica y todo el proceso de atender a una clienta. Esto es producto de una época en que el cine aún era una novedad y el simple hecho de recrear el día a día de un carnicero podía parecer interesante al espectador. Es como cuando un niño tiene su primera cámara de fotos y fotografía objetos o detalles cotidianos simplemente por el interés de capturar la realidad, sin importarle si la fotografía es buena o si este fragmento de realidad es interesante.

Como suele suceder en este tipo de filmes, destaca el contraste entre los interiores y los planos exteriores, que nos hace pasar de unos decorados más que obvios a unas imágenes de un gran valor documental por mostrarnos las calles del Nueva York de la época. Sin ir más lejos en esas imágenes callejeras hay un par de personajes que se quedan embobados mirando a cámara y, según dice la publicidad de la época, la escena del secuestro fue tan realista que los actores tuvieron que escapar realmente de la multitud. También hay que mencionar la falta de destreza del director para plasmar la escena en un entorno menos controlado como son los exteriores, ya que al ser un plano general estático en el que se mueven personajes y personas diferentes, puede costar saber dónde debemos fijarnos o cuál es la acción principal.

Por último conviene destacar que en este primer retrato de la mafia se hace un contraste muy claro entre dos clases de emigrantes italoamericanos. El trabajador Mr. Angelo es el ejemplo modélico, mientras que los gangsters representan todos los tópicos negativos de los emigrantes: la nota de amenaza que escriben está llena de faltas que delatan su incultura y son aficionados a la bebida y el juego. Harían falta unas cuantas décadas para que la figura del gangster adquiera un halo más cool.

2 comentarios en “The Black Hand (1906) de Wallace McCutcheon

  1. Muy interesante. ¡Que mala es la secuestradora! ¡qu ganas de maltratar la pobre niña! Hay una idea que e encanta: la próxima vez que decida secuestrar a alguien usaré también un taxi y le pediré a éste que nos lleve al escondite donde retendré la víctima, de este modo la policía no tendrá ningún testimonio para interrogar… Al menos, tal como está contado es el efecto que produce. El cochero parece realmente alienado hasta el punto de no enterarse de su accidental complicidad. En general, sí, la cosa es exactamente como comenta el Doctor, tanto en el apartado de curiosidades como de flaquezas, aunque he visto cosas peores en lo de alargar escenas innecesareamente. A mi el momento que muestra la venta del pollo me ha parecido bastante interesante, y en su medida bastante justa. He encontrado un detalle muy amable y sencillo, por ejemplo, eso de dejar un tamburete para que las clientas mayores, o que se sientan cansadas, puedan esperar mientras el carnicero prepara el producto (que en algunos casos puede llegar a exigir una cierta elaboración y tiempo). Una idea que, en estos tiempos que a los ancianos se los tiene en cuenta para muy poco, me parece recuperable. McCutcheon tiene algunos títulos interesantes, muchos de ellos copiados por otros (y él, vete tú a saber de donde los sacaba), como Personal o algunos westerns primitivos.
    En lo relativo al aspecto periodístico, esa buena gente estaban a la que salta. El suceso en el cual se basa la película debíó de suceder recientemente. Aún hay nieve en las calles de la hivernal Nueva York. ¡Crónica de sucesos «fast made»! 🙂

    • Algo que me encanta del cine primitivo es que es la única época de la historia en que saco tantos elementos de interés de las películas flojas o malas como de las buenas. Porque de las primeras puedes ver, a partir de sus errores o flaquezas, los detalles de guion o puesta en escena que aún estaban en fase de perfeccionarse. Por ejemplo el detalle del taxista cómplice, ¡que no me había fijado y tienes razón! Me encanta esa inocencia a nivel de guion en muchos de esos cortos.

      Y sí, la rapidez con que sacaban películas basadas en sucesos reales es sorprendente. Entre que estos filmes se preparaban y rodaban rápidamente, y que convenía explotar la noticia que servía de inspiración cuando aún estaba reciente… ¡había que ser rápido!

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