Especial Centenario Nosferatu (IV): Conde Drácula vs Conde Orlock, el vampirismo según Murnau

Este artículo forma parte de un especial dedicado al centenario del estreno de Nosferatu que incluye los siguientes posts:


Introducción: reformulando el mito de Drácula

Como ya sabemos, Nosferatu era una adaptación de la célebre novela Drácula de Bram Stoker, pero en todo caso era una versión muy libre con varias diferencias remarcables. Algunos de estos cambios pueden atribuirse a un simple intento de diferenciarse del original para esconder que no habían comprado sus derechos, pero muchos de ellos en realidad responden a algo más interesante: a una reformulación del mito del vampiro respecto a como lo planteaba Bram Stoker. ¿En qué se diferencian el Conde Orlock del Conde Drácula y qué ha aportado el primero al mito del vampiro? Veámoslo.

De entrada, lo interesante de Nosferatu es la forma como F.W. Murnau, Albin Grau y Henrik Galeen tomaron los elementos principales del Drácula de Bram Stoker para mantener algunos de ellos tal cual mientras que otros los alteraron para darle un significado nuevo a la historia. Por ejemplo, en el libro original tenía mucha importancia el tema del sonambulismo, ya que el personaje de Lucy sufría sus primeros ataques del vampiro cuando se encontraba en ese estado. En Nosferatu el equivalente al personaje de Lucy es irrelevante a la trama y pasa a ser la protagonista, Ellen (el equivalente de Mina en el libro), la que sufre sonambulismo. Pero aquí los autores del filme entendieron esos ataques de insomnio como una manifestación de la marcada hipersensibilidad de Ellen y de su capacidad para intuir que su marido está en peligro. Del mismo, la conexión que establecían en la novela Drácula y, esta vez sí, Mina servía para dar pistas a sus perseguidores sobre a dónde se dirigía el vampiro, ya que ésta podía saber mediante unas sesiones de hipnosis qué estímulos estaba oyendo el monstruo mientras viajaba en su ataúd. En la película se mantiene esa idea pero con propósitos totalmente diferentes, sirve para dar a entender la idea de un vínculo casi telepático entre ella y el Conde Orlock (en cierto momento el vampiro detiene su ataque a Hutter porque parece oír el grito de Ellen, aun cuando ella está a kilómetros de distancia en otro país). Nótese cómo la novela de Bram Stoker da una explicación a esta conexión Drácula-Ellen pero en cambio los autores de Nosferatu la evitan conscientemente, prefiriendo apelar a lo irracional.

 

Del mismo modo, en el libro el vampiro se asentaba en una casa en ruinas al lado del manicomio que regenta uno de los protagonistas, pero en la película se instala justo enfrente de la casa de Hutter y Ellen. De nuevo este cambio respecto al libro tiene una explicación: sirve para remarcar la idea de que Nosferatu, en tanto que representación del mal y de lo corrupto, se encuentra justo al lado del idealizado hogar burgués de nuestros protagonistas, que representan la inocencia y la bondad. El hecho de que cada vez que miren por la ventana se encuentren con el rostro del Conde Orlock es una forma de dar a entender que nunca podrán volver a la inocencia y la vida plácida de antaño. El mal, lo oscuro y perverso, representados en ese nuevo vecino, estará para siempre enfrente suyo recordándoles esa faceta del mundo que hasta ahora ellos desconocían o simplemente ignoraban.

Estos dos primeros ejemplos sirven para introducir una idea que voy a desarrollar en más profundidad en este post, y es el hecho de que los responsables de Nosferatu partieron del referente de Bram Stoker para luego dar forma ellos a una visión propia de la historia. Es por eso que el vampiro que nos ofrece Murnau se diferencia en bastantes aspectos a su encarnación clásica, reflejada por Bram Stoker. ¿Qué diferencias hay entre el Conde Orlock de Murnau y el Conde Drácula de Bram Stoker, que posteriormente fue trasladado a la gran pantalla por Tod Browning mediante Bela Lugosi y marcó el referente a seguir en futuras adaptaciones? El Doctor Caligari hará aquí un repaso a qué rasgos típicos asociados a los vampiros han seguido cada uno de ellos con algunas menciones puntuales también al Nosferatu, Vampiro de la Noche (Nosferatu: Phantom der Nacht, 1979) de Werner Herzog, que es el único caso que conozco – aunque probablemente haya otros menos célebres – que siga el referente de Murnau en vez del de Bram Stoker o Tod Browning.

Conde Drácula vs. Conde Orlock: dos formas de entender el vampirismo

¿Elegante aristócrata decadente o monstruosa alimaña?

Un primer aspecto que llama inmediatamente la atención sobre el Conde Orlock respecto a su referente es su aspecto. El Conde Drácula nos es presentado en la novela como un elegante y anciano aristócrata, que serviría de base para el personaje de la adaptación cinematográfica encarnado por Bela Lugosi. Éste sería el gran referente que marcaría todos los rasgos a nivel de apariencia y vestuario que popularmente solemos asociar al Conde Drácula: tanto su porte refinado (al fin y al cabo es un conde) como la capa.

Pero el Conde Orlock es en cambio una especie totalmente distinta de vampiro. Murnau y Albin Grau concibieron a su conde como una criatura espantosa y terrorífica. Su idea del vampiro se aleja de esa concepción romántica del conde satánico que usa la sangre humana para vivir eternamente (en la novela el conde rejuvenece tras alimentarse de sangre) y en cambio aquí optan por volver a los orígenes del mito del vampiro, que se entendía en el folklore popular como un ser monstruoso muy similar a los hombres lobo.

El vampiro suponía un retorno del hombre a su estado animal, es en ese sentido una bestia, que puede contagiar su «enfermedad» a otros hombres, y da más la impresión de actuar por instinto que por astucia. El vampiro estaba pues más relacionado con las plagas y con el reverso más oscuro de la naturaleza, y ésa es la idea que rescataron los creadores de Nosferatu: Orlock tiene más el aspecto de un extraño monstruo que de una persona normal y su llegada al pueblo trae consigo la peste.

Por último merece la pena mencionarse la forma como concibió el personaje Herzog en su interesantísimo remake. Ahí, el vampiro encarnado por un soberbio Klaus Kinski (el mayor hallazgo de esta versión) retoma esa apariencia monstruosa del Conde Orlock y su relación con una plaga, pero además se le suma ese componente romántico al hacer de su conde Drácula un personaje melancólico, que reflexiona sobre su condición y que sufre por estar condenado a la vida eterna, cuando en contraste jamás imaginaríamos al Orlock de Murnau haciendo ese tipo de divagaciones. Herzog conjuga pues el monstruo ideado por Murnau y Grau con algunos componentes más románticos del personaje, pero no desde un punto de vista terrorífico como hizo Stoker sino con un sentimiento casi trágico. Esto es lo que creo que hace que su versión tenga vida propia y total validez por si misma.

Van Helsing

En la novela de Bram Stoker destacaba una figura que se erigía como el némesis del conde Drácula: el científico Van Helsing. La lucha entre Drácula y Van Helsing vendría a simbolizar un enfrentamiento entre las fuerzas misteriosas y oscuras encarnadas por el primero y la ciencia, representada por el segundo. Una de las desviaciones más interesantes de la adaptación de Murnau es que no existe la figura de Van Helsing. Eso conlleva que el personaje que logra acabar con el monstruo no será otro que Ellen, pero no a través de la ciencia y la racionalidad sino de un sacrificio supremo. De modo que en Nosferatu ese enfrentamiento entre el vampiro y la ciencia se convierte en una lucha entre el mal y entre todos los valores que representa Ellen, como la bondad y la pureza.

Herzog sigue el planteamiento de Murnau aunque él sí añade el personaje de Van Helsing, que en su película es en cambio un científico escéptico respecto a esas supersticiones. No obstante, aunque al final vuelve a ser Ellen quien acaba con el vampiro sacrificándose, Herzog añade una coda para mi gusto innecesaria en que Van Helsing se posiciona tardíamente contra el monstruo.

Ajos y crucifijos

En la novela el personaje de Van Helsing aportaba un arsenal de elementos que permitían luchar contra el vampiro, de los cuales los más famosos son los ajos, cuyo olor les mantiene alejados, así como los símbolos relacionados con el cristianismo, como los crucifijos o las hostias consagradas.

Nada de eso hay en Nosferatu. El Conde Orlock no es una encarnación del mal en el sentido más relacionado con el cristianismo, sino de la faceta más oscura y perversa de la naturaleza, de modo que no tenía sentido introducir en la película la idea de los crucifijos, como sí aparecen en las versiones clásicas del libro de Bram Stoker. Tampoco hay ni rastro de los ajos. ¿Cómo vas a detener una epidemia con ajos?

Espejos

He aquí una pequeña variación muy curiosa. Uno de los rasgos más característicos de los vampiros es que no se reflejan en los espejos, algo que ya aparece en la novela de Bram Stoker (el castillo del Conde Drácula no tenía espejos por dicho motivo) así como en las versiones de Tod Browning e incluso de Werner Herzog, quien aprovecha esa idea en uno de los mejores pasajes del filme, el primer encuentro entre el vampiro y la protagonista.

Curiosamente, la versión de Murnau prescinde por completo de es rasgo, si se fijan en la escena final se ve al Conde Orlock claramente reflejado en un espejo. Dudo que fuera un descuido, ya que habría sido sumamente fácil de respetar ese rasgo. Sencillamente era un detalle de la novela que no les interesaba.

Murciélagos y lobos

Uno de los aspectos más icónicos del Conde Drácula es que puede convertirse en murciélago. De hecho en la novela esa capacidad de transformación eran aún más compleja y podía metamorfosearse en otros animales como lobos.

Aunque el material publicitario que preparó Albin Grau para la película incluía numerosas imágenes de murciélagos, Murnau descartó abiertamente esta opción: en el guion de Henrik Galeen se decía que en la escena final en que el conde Orlock acudía a casa de Ellen lo hacía con forma de murciélago. Murnau rechazó esa idea, de modo que en su película se descarta este rasgo de los vampiros.


En algunos de los carteles que diseñó Albin Grau se mantuvo no obstante la imagen de un murciélago para evocar la idea del vampiro.

Convirtiendo a otros al vampirismo

Otro rasgo muy interesante del vampirismo es su capacidad de infectar a algunas de sus víctimas y poder potencialmente convertirlas también en vampiros. Aunque esa idea tiene mucho que ver con la plaga que va asociada a la llegada del conde Orlock, el guion de Nosferatu la descarta por completo. De hecho no vemos a ningún otro vampiro durante la película, ni siquiera las vampiresas que viven con Drácula en el castillo tanto en la novela como en las adaptaciones cinematográficas.

Ésta fue una de las desviaciones que se tomó Herzog respecto al primer Nosferatu, haciendo que el protagonista se convierta en vampiro y por tanto ofreciéndonos un final mucho más lúgubre: aunque muera Nosferatu, Jonathan seguirá expandiendo el mal como nuevo vampiro.

¿Luz del sol o estaca en el corazón?

Por último, la gran pregunta. ¿Cómo acabamos con el vampiro? La solución que propone la novela de Bram Stoker es de sobras conocida: clavándole una estaca en el corazón (también se menciona la necesidad de decapitarlo mientras duerme). Pero he aquí la gran aportación de Murnau y Galeen a la iconografía vampírica: en Nosferatu la luz del sol también puede matar al vampiro, que es un rasgo que se ha mantenido en muchas versiones posteriores.

Ésta es una desviación de la novela original, donde el conde Drácula se expone continuamente a la luz del sol sin que nada le suceda. Lo único que se dice es que durante las horas de luz solar es cuando está más débil y vulnerable, pero nada más. Con esta variación Murnau pudo ofrecernos un desenlace bellísimo e inolvidable al hacer que el conde Orlock fallezca mientras bebe la sangre de Ellen al perder la noción del tiempo y quedar expuesto a la luz solar. La imagen del vampiro desvaneciéndose al amanecer es uno de los grandes momentos icónicos de la era muda, y fue una idea de los autores de la película que no tenía ningún referente en el libro. Variaciones como ésta nos demuestran pues cómo Murnau, el guionista Henrik Galeen y el productor Albin Grau lograron que su adaptación del clásico de Bram Stoker fuera una obra con personalidad propia hasta el punto de haber influenciado en algunos aspectos de cómo entendemos el mito del vampiro hoy día.

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8 comentarios en “Especial Centenario Nosferatu (IV): Conde Drácula vs Conde Orlock, el vampirismo según Murnau

  1. Espléndida exploración de los rasgos que ya se hallaban en la novela original y las aportaciones genuínas de Nosferatu, que tanto han influído en los vampiros fílmicos poteriores. Me quedo con la frase «¿Cómo vas a detener una epidemia con ajos?», Viendo como está el patio a lo largo de estos dos últimos años, la observación tiene un mucho de coña marinera de un nivel bastante notorio 😀

    • Hola Florenci, reconozco que no fui consciente del subtexto que podía haber tras esa frase al escribirla, pero bien visto, jajaja. ¡Un saludo!

  2. Es curioso, pero es tal la variación de rasgos y personajes que varían de unas a otras versiones, a mí me ocurre que, a pesar de haber leído la novela un par de veces y haber visto al menos dos o tres veces las pelis icónicas que aquí mencionas (y la de Coppola, misteriosamente desaparecida, jeje) si me preguntaran a bocajarro en qué peli salen ajos, en cuál se usa la estaca, cuánto importa Van Helsing o si el conde se murcielaguiza, no sabría decirlo. De hecho me ocurre una cosa, y es que a pesar de, como digo, haber leído la novela dos veces, y de las pelis, sigo sin tener claro el procedimiento de «contagio» del vampirismo, cuándo y cómo uno si le muerde el conde se muere o se convierte en vampiro o se libra por los pelos…
    Por todo esto se agradece mucho este post tuyo que, fíjate, me descubre por ejemplo lo de que Orlock sí se refleja en los espejos, que aunque vi la peli hace unos días no lo recordaba.

    Desde luego estamos ante un caso más que paradigmático de mito vampirizado por sí mismo, si me permites la gracieta lamentable.

    Muchas gracias como siempre

    • Hola Manuel,

      A mí también me pasaba como dices hasta que releí la novela de Bram Stoker y revisé las películas (ups, me olvidé de la de Coppola, jajaja, qué error tan «inocente») fijándome en esos aspectos. Es muy interesante cómo al final nos hemos formado una idea global sobre el vampirismo que mezcla conceptos de un sitio y otro dejando ya atrás el referente de la novela.

      Lo del contagio del vampirismo es algo extraño, me fijé en el tema releyendo la novela y creo que para eso suceda el vampiro tiene que hacerte beber su sangre y luego gradualmente vas transformándote en uno de ellos, por ese motivo Jonathan nunca se convierte en vampiro ni tampoco las víctimas del barco (éstos simplemente fallecen a causa de los ataques del Conde Drácula). En encarnaciones posteriores se cambió a que una mordedura de vampiro te convierte en uno de ellos, pero no siempre sigue una lógica aparente. En las versiones de Tod Browning y Herzog el personaje de Jonathan (o su equivalente, porque en la de Browning hacen una mezcla de él y el loco del manicomio) se vampiriza también a raíz de haber sufrido el ataque del Conde Drácula en el castillo o, en el caso de Browning, como mínimo se vuelve loco. Mi teoría es que en la adaptación de Browning era demasiado gore introducir la idea de que el vampiro te hiciera beber su sangre para convertirte en uno de ellos y lo redujeron a un simple mordisco. De modo que la introducción de esa idea vendría por esta versión más que por el libro.

      Es un tema muy curioso que da mucho de sí, yo solo he tratado la punta del iceberg, pero seguro que se ha estudiado más en profundidad en otros sitios.

      Un saludo vampírico.

  3. Parece haber varias formas de convertirse en vampiro, pero las más usadas por el cine y la literatura moderna son ser mordido por un vampiro, y ser mordido por un vampiro y luego beber la sangre de este. En el primer caso el vampirismo se relaciona más con una enfermedad infecciosa, en el segundo hay un componente familiar y erótico. Creo que en Drácula aparecen ambas opciones.
    Lo del poder de los ajos supongo que se debe a que antiguamente era usual plantarlos en los cementerios y huertos de las iglesias, así que crecían en tierra consagrada.

    • Muy interesante lo que apuntas sobre los ajos, no tenía ni idea, cada día se aprenden cosas nuevas.
      Y lo que comentas del vampirismo tiene mucho sentido, en esas formas de contagio yo siempre le he visto esas dos facetas (de enfermedad contagiosa y erotismo), que creo que hacen que resulte una figura tan fascinante.
      Un saludo y gracias por el aporte.

  4. Estimado amigo

    Mi comentario llega con mucho retraso pero esto se debe a que acabo de descubrir tu magnífica página.
    Ya que de vampiros se trata me gustaría comentarte algunos aspectos de estos seres malignos tal como se leen en las fuentes más antiguas que remontan a finales del siglo XVI. En primer lugar el vampirismo nunca se asocia a individuos nobles de la sociedad sino a gente muy sencilla y a veces suicidas . La consecuencia más funesta de estos seres es la capacidad de traer la peste a su región . Las víctimas fallecen por este motivo y no por «succión» prolongada . No hay además transmisión por sangre y por ello nuevos vampiros. También los animales domésticos están expuestos a su influjo letal
    El vampiro puede hacer la puñeta a la gente también durante el día apareciéndose y golpeándo a los aterrados aldeanos y mordiéndoles , claro, entre otras perrerías.
    Una vez detectado el «foco» se procede a la apertura del sepulcro y siempre aparece el sospechoso lozano y rubicundo , generalmente mascando su mortaja y con su boca llena de sangre. Se procede a su exterminio con la famosa estaca y también decapitándolo y quemando sus restos. Curiosamente este procedimiento no siempre termina con la epidemia.
    El tema se puso de moda entre la comunidad de sabios y médicos! de Europa central a comienzos del siglo XVII con la publicación del tratado De vampyris serviensibus en donde se hace una relación que funcionarios imperiales enviados por Viena redactan sobre una manifestación de estos hechos en Serbia – no en Rumania-.
    Entonces teólogos y doctores exponen sus tesis , los primeros defendiendo su origen diabólico y los segundos abogan por causas naturales. Es ya avanzado el siglo cuando aparecen quienes toman todo como una patraña propia de regiones pobres y nada «ilustradas».
    Perdón si me he extendido , pero creo que así se entiende mejor qué es original y qué es interpretación reciente y tan fantástica como sus fuentes.
    Un saludo.

    • Querido Javier,
      No sabe cómo agradezco su comentario y lo bien que me habría venido antes de publicar este post para darle más contenido. No tema el haberse enrollado, al contrario, me ha resultado todo interesantísimo y me ha ayudado a conocer mejor el tema.
      Muchas gracias de nuevo por compartir por aquí esos datos.
      Un saludo.

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