Especial Centenario Nosferatu (III): Die zwölfte Stunde (1930), la versión sonorizada de Nosferatu

Este artículo forma parte de un especial dedicado al centenario del estreno de Nosferatu que incluye los siguientes posts:


Cuando el cine sonoro irrumpió a finales de los años 20 causó tal sensación entre el gran público que se convirtió en una locura. Los espectadores iban en masa a ver cualquier película que se anunciara como sonora al margen de su calidad, y en consecuencia en esos primeros años de transición los estudios de cine buscaron mil maneras de rentabilizar esa moda: desde el curioso caso de las part-talkies, en que numerosos cineastas se vieron obligados a rodar a posteriori algunas escenas sonoras en su película originalmente muda aunque no pegaran ni con cola, a varios ejemplos de cintas que se vendieron como filmes sonoros cuando en realidad tenían solo incorporados efectos de sonido sincronizados. Cualquier artimaña que justificara anunciar dicho filme como «una obra sonora» era válida.

En algunos casos se llegó incluso al extremo de hacer algo tan de mal gusto como sonorizar películas mudas. Eso fue lo que se hizo con un clásico como Nosferatu (1922), que se reestrenó en 1930 en una versión sonorizada con el título de Die zwölfte Stunde (La Duodécima Hora, es decir, la medianoche). ¿Cómo y de dónde surgió esta rareza?

Programa de mano de Die zwölfte Stunde con fotogramas de algunas de la escenas adicionales. Imágenes cortesía de Brent Reid.

La productora que había hecho Nosferatu, Prana Film, era una sociedad que se había construido sobre puro humo y fue gestionada de forma pésima bajo la esperanza de que en adelante surgirían nuevos inversores. En consecuencia entró en bancarrota en 1924, apenas un par de años después de su creación, y los derechos de la película pasaron a otra compañía, DAFU. Tiempo después, en 1928, el productor y gran responsable de Nosferatu, Albin Grau, decidió vender por 15.000 marcos todo el material relacionado con el filme (metraje, imágenes publicitarias, etc.) a un tal Waldemar Roger – en algunos sitios se dice que el apellido es Ronger – que, al igual que él, se movía también en círculos ocultistas.

Ese negocio me resulta un tanto extraño, ya que no me encaja que Grau tuviera ya derechos legales sobre ese material, y más teniendo en cuenta que desde 1925 dicha película no podía proyectarse (e incluso se había ordenado destruir toda copia) a raíz de la demanda que había interpuesto la viuda de Bram Stoker. En todo caso, fuera un trato más o menos malintencionado, lo que sucedió es que el tal Waldemar Roger fundó una compañía con el originalísimo nombre de Deutsch Film Produktion con la cual esperaba volver a sacar Nosferatu pero en una versión sonorizada para atraer de nuevo al público. Dicha versión no incluía diálogos, que habrían sido imposibles de añadir a la película a posteriori, solo música y efectos de sonido.

Otro fragmento del programa de mano de Die zwölfte Stunde con fotogramas de algunas de la escenas adicionales. Nótese cómo el plano de Nosferatu en la ventana no es el de la película de Murnau. De hecho ni siquiera el actor es Max Schreck y el maquillaje es diferente. Probablemente fue una instantánea que los productores de Die zwölfte Stunde tomaron con fines publicitarios usando a otro actor. Imágenes cortesía de Brent Reid.

Esta versión en realidad quedó olvidada durante muchos años hasta que la crítica e historiadora Lotte Eisner se dio cuenta de que las dos copias que tenían de Nosferatu en la Cinemathèque Française presentaban algunas diferencias: una de ellas tenía unas escenas que no le sonaba haber visto en su momento y que no aparecían ni en el guion ni entre las notas de Murnau durante el rodaje… ¡incluso el final estaba cambiado! Eisner llegó a contactar con el director de fotografía del filme, el gran Fritz Arno Wagner, para preguntarle si recordaba haber filmado esas escenas y éste le confirmó que no le sonaban de nada. Esa misteriosa copia de Nosferatu era en realidad Die zwölfte Stunde. ¿Qué diferencias presentaba con la original aparte del añadido de sonido?

De entrada no se mencionaba ni a Murnau ni a ninguno de los implicados en la película original, y los nombres de los personajes, que ya se habían cambiado en Nosferatu para evitar problemas legales al no haber pagado los derechos de Drácula, aquí volvían a cambiarse otra vez. El Conde Orlock pasaba a ser el Príncipe Wolkoff, Hutter y Ellen se convertían en Kundberg y Margitta, mientras que Knock aquí era un tal Karsten.

La historiadora Lotte Eisner

Por otro lado el montaje era ligeramente diferente, con algunas escenas cambiadas de sitio. Por ejemplo, el trágico desenlace se cambiaba por uno feliz añadiendo al final un plano de Hutter y Ellen juntos de nuevo tras un rótulo que daba a entender que ella había sobrevivido a su encuentro con el vampiro. Así mismo había escenas que se rodaron expresamente para esta nueva versión y que Eisner ya había detectado que no parecían hechas por Murnau. En una de ellas se suponía que Hutter camino al castillo se encontraba fiestas de campesinos con bailes y banquetes. Aparentemente esos añadidos cortaban por completo el ritmo y se hacían interminables.

También había una escena con una larga misa en honor de una de las víctimas de la plaga oficiada (en palabras de Eisner) por un joven y atractivo sacerdote asistido por un coro de niños. Para estas escenas adicionales no se usó a ninguno de los actores del reparto original. Algunos de los nombres que se sabe que participaron en ellas son Hans Behal y Eugen Rex.

¿No echan de menos aquellos tiempos en que nos referíamos al cine con el nombre de «gran guignol sonoro»?

Esta «maravilla» del séptimo arte se estrenó en Viena en 1930 con el título de Nosferatu, pero luego se cambiaría a Die zwölfte Stunde, quizá para evitar nuevos problemas legales con la señora Stoker. Curiosamente, en otras partes del mundo se estrenó como si fuera el Nosferatu original sin ningún tipo de pudor. Es el caso de España, donde pueden comprobar cómo en estos anuncios de la época se hace referencia a que es una película sonora, de modo que aunque se use el título Nosferatu, se trataba de Die zwölfte Stunde.

Y ahora la pregunta, ¿se conservan copias de esta versión? La respuesta es sí, como mínimo está la de la Cinemathèque Française que encontró Lotte Eisner y que posteriormente Luciano Berriatúa confirmaría que es la versión sonorizada, y se sabe que hay otra en España. Pero mucho me temo que no hay ninguna que circule para el resto de mortales. Ni siquiera este Doctor ha logrado que los estirados miembros de la Cinemathèque le presten su copia. ¡Malditos!

En todo caso es obvio que el valor de esta versión es únicamente como curiosidad histórica, ya que todos los indicios apuntan a que se carga por completo el espíritu de la original. Para acabar un último apunte, ¿no es irónico que una película como Nosferatu, que usaba nombres de personajes y un título diferentes a su fuente de inspiración real para evitar problemas legales luego diera pie a esta versión bastarda, que también emplea títulos y nombres de personajes diferentes para evitar líos legales? Casi que uno lamenta que la Universal comprara los derechos de la novela privándonos de seguir viendo a lo largo del tiempo qué nuevas variaciones del Conde Drácula podía ofrecernos el cine.

Referencias

  • Berriatúa, Luciano. Nosferatu: un film erótico, ocultista, espiritista, metafísico. Madrid: Divisa, 2009.
  • Giesen, Rolf. The Nosferatu Story: The Seminal Horror Film, Its Predecessors and Its Enduring Legacy. Jefferson, North Carolina: McFarland & Company, Inc., Publishers, [2019].
  • Reid, Brent. Nosferatu – History and Home Video Guide: Die zwölfte Stunde (1930).

6 comentarios en “Especial Centenario Nosferatu (III): Die zwölfte Stunde (1930), la versión sonorizada de Nosferatu

  1. Vaya, no tenía ni idea de esta versión. De hecho me ha encantado la entrada porque habla de muchas cosas que no conozco… Por ejemplo, el concepto «Film guignol», ¿Es como se llamaba a las películas mudas que se proyectaban ya en época sonora? ¿O se refiere a los filmes de terror? A mí la expresión solo me sonaba para calificar el género tremebundo y naturalista que preside Qué fue de Baby Jane, y pensaba que se acuñó más tarde.
    ¡Y me quedo con ganas de ver «La taquimeca»! ¡Las mejores palabras son las que se lleva el tiempo! Por lo que veo en filmaffinity está dirigida por un tal Wilhelm Thiele del que no sabía nada pero que atesora en su filmografía nada más y nada menos que dos tarzanes y un llanero solitario!!!

    Un saludo agradecido

    • Hola Manuel,

      Lo de Film Guignol no creo que tenga más recorrido de un término usado con fines publicitarios en un filme de terror como éste, por eso de evocar el término Grand Guignol, pero me parece curiosísimo y muy divertido (¡Grand Guignol sonoro!).

      Wilhelm Thiele es uno de esos nombres del cine alemán hoy considerados menores pero que en su época dirigió algunas comedias muy exitosas en su país, especialmente El trío de la bencina. Desconocía que emigró a EEUU… cada día se aprende algo nuevo. Y sí, desconozco que es «La taquimeca» pero con un título así ¡cualquiera se resiste!

      Un saludo.

  2. Muy interesante. Menudos laterales más raros tiene la historia oficial del cine. Por cierto, mi padre y dos amigos suyos se llamaban a si mismos «El trío de la bencina» en honor a esas películas (seguro)

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