Especial centenario Avaricia (Greed, 1924) de Erich von Stroheim (III): el rodaje de una obra maestra

Este artículo forma parte dentro de un especial temático dedicado a Avaricia (Greed, 1924) de Erich von Stroheim con motivo de su centenario. Éstos son los otros posts que pueden leer sobre la película:


La novela McTeague de Frank Norris llevaba tiempo siendo una obsesión para Erich von Stroheim. Aunque éste había llegado a Hollywood pretendiendo tener un pasado ilustre en Europa lo cierto en que sus primeros años de emigrante en Estados Unidos pasó muchas penurias, y seguramente se sintió muy cercano a la descripción que la novela hacía de la vida de sus personajes principales – eso sin olvidar que Stroheim estuvo viviendo también un tiempo en San Francisco y conocía el entorno en que sucedía la acción. Así pues, desde sus inicios como director para la Universal estuvo intentando varias veces que le dieran luz verde para llevar adelante una adaptación de la novela, pero sin éxito.

Merece mencionarse un dato muy curioso, y es que Avaricia (1924) es una película muy diferente a las otras que había hecho y haría Stroheim a lo largo de su carrera, mayormente situadas en Europa y con una presencia constante de prototípicos personajes de clase alta y/o del ejército. La única otra excepción sería esa rareza que es Hello, Sister! (1933) – también conocida como Walking Down Broadway – que constituiría el único filme sonoro que dirigió y el último de su carrera, que además fue completado por tres directores más dado los problemas que hubo en el rodaje. Es comprensible por tanto que el estudio no viera con buenos ojos un cambio de temática y escenario tan diferentes al tipo de filmes por los que su rebelde cineasta se había hecho famoso.

La cosa cambió cuando Stroheim fue despedido de la Universal durante el rodaje de El Carrusel de la Vida (The Merry-Go-Round, 1923) por un nuevo jefe de producción: el jovencísimo Irving Thalberg. Stroheim no se desanimó. Pese a que era conocido por ser un director conflictivo y difícil de domar, también seguía teniendo mucho prestigio, y pronto firmó un contrato con una nueva compañía llamada Goldwyn Company. Dicho estudio se encontraba todavía en una situación algo incierta pese a que estaba jugando fuerte atrayendo talento de sus competidores. En este caso, dada la mala fama de Stroheim, el contrato que se le hizo llegar remarcaba ciertos límites presupuestarios e incluso penalizaciones si se excedía de presupuesto o tiempo de rodaje.

Pero a cambio había algo que a Stroheim le atraía mucho: Abe Lehr, quien por entonces estaba al frente de la compañía, creía en un sistema de producción basado en tener en nómina a varios directores muy talentosos trabajando en equipos casi independientes y con cierta libertad dentro de los límites de calendario y presupuesto establecidos. El sistema de producción que proponía Lehr favorecía el talento del cineasta, pero a la larga no duraría mucho y se impondría en todos los estudios un sistema de producción en cadena donde no se favorecía que los directores exhibieran su personalidad propia (otra cosa es que los más talentosos lo lograran igualmente aún dentro de ese nuevo sistema). Stroheim se sentía como pez en el agua y además el estudio, deseoso de complacerle, aceptó llevar adelante su adorada adaptación de McTeague a cambio de que luego él filmara La Viuda Alegre (The Merry Widow, 1925), un material mucho más comercial y «de estilo Stroheim» que de hecho constituiría el mayor éxito comercial de su carrera.

No obstante, aún conociendo esas circunstancias, hay aquí dos preguntas inevitables a hacerse: ¿cómo se dio luz verde a una historia tan cruda y sórdida? ¿Cómo logró Stroheim salirse con la suya filmando una película tan inusualmente larga? Francamente me cuesta encontrar respuestas satisfactorias para ambas, pero sí que he podido hallar explicaciones que las resuelven solo en parte. Uno de los principales problemas que tuvo Stroheim en sus dos anteriores rodajes fue la construcción de los decorados y su obsesión por el detallismo. Pero aquí el cineasta le dijo al estudio Goldwyn que como la película se filmaría totalmente en exteriores reales saldría mucho más barata y se evitarían los clásicos problemas con decorados. Por otro lado, el darle total libertad a Stroheim con el reparto implicó una peligrosa ausencia de estrellas, pero eso a cambio mantendría el presupuesto teóricamente bajo. Desde el punto de vista del estudio, Avaricia era un proyecto un tanto caprichoso con ínfulas artísticas que aceptaron confiando que no saliera muy caro para que, después, Stroheim se pusiera con La Viuda Alegre, que era una película mucho más comercial. ¡Ilusos!


¡Qué talentoso y atractivo soy!

Stroheim, de por si minucioso hasta el más pequeño detalle, se entregó a fondo desde la fase de preproducción al que él consideraba el gran proyecto de su carrera. Para escoger a los actores les hizo a la mayoría de ellos minuciosas pruebas de cámara que le permitirían comprobar cómo quedarían en la película. El único de los actores principales que tuvo claro desde el principio fue Gibson Gowland como McTeague: ya habían trabajado juntos anteriormente y físicamente era calcado al personaje del libro. Pero para el resto Stroheim dedicó bastante tiempo a encontrar el actor perfecto para cada papel.

A modo de curiosidad, ese mismo año se estrenaría un filme más bien mediocre que mostraba el mundo de Hollywood desde dentro llamado Almas en Venta (Souls for Sale, 1923) de Rupert Hughes, que además incluía imágenes reales de los rodajes de algunas películas de la compañía, entre ellos una escena de Jean Hersholt interpretando a Marcus. Pues ojo al dato: el biógrafo de Stroheim, Richard Kozarski, averiguó tras consultar las fechas del calendario de producción que esa escena no correspondía todavía al rodaje de Avaricia… y que por tanto era la prueba de cámara que le hizo Stroheim a Hersholt, que en Almas en Venta se vendió como si fuera parte de la filmación de Avaricia. Aquí pueden ver pues un fragmento de dichas pruebas:

La escena se encuentra en el minuto 27:45

Una vez escogido el reparto se inició el rodaje en marzo de 1923. El presupuesto estimado al empezar el proyecto eran 175.000 dólares, pero cuando Stroheim acabó el guion se accedió a subirlo a 347.000. Aquí de nuevo nos vemos obligados a lanzar la pregunta que antes dejamos sin respuesta: ¿cómo consiguió Stroheim la aprobación del estudio cuando el guion de rodaje era tan largo como la novela de Frank Norris y ya dejaba entrever una película de magnitudes inasumibles? Me temo que no hay una explicación para ello. Solo sabemos que los ejecutivos del estudio contaban con que podrían controlar a Stroheim cuando la cosa se fuera de las manos. También es cierto que la compañía en ese momento estaba en un periodo de gran inestabilidad y que seguramente faltaba una mano firme que controlara todo (algo, que mucho me temo, acabaría solventándose en la fase de montaje, como veremos en el siguiente post). Stroheim había llegado al estudio adecuado en el momento apropiado… al menos en la fase de rodaje.

En su obsesión por capturar la esencia de la novela, Stroheim se lanzó a buscar localizaciones en San Francisco eligiendo siempre que fuera posible filmar en los espacios reales que se mencionan en la novela. El problema es que el libro sucede en 1890, pero el terremoto de 1906 había dañado severamente la ciudad y obligado a reconstruir muchos de sus edificios. Eso quiso decir que éstos no tendrían la apariencia de la época en que se ambienta la historia. Nada de eso amedrentó a Stroheim: escogió un lugar propicio para situar las escenas ambientadas en el bloque de edicios de McTeague e hizo cambiar la apariencia de la fachada y alrededores para que pareciera de antes del terremoto.

En lo que respecta a todas las escenas de la mina, perdidas casi por completo pero que en el metraje inicial tenían mucha presencia, Stroheim hizo reabrir la mina de Big Dipper, en Placer County, que es exactamente la que aparece en la novela. Para ayudar al equipo, Stroheim contrató a un joven minero que conocía cómo era la mina en la época en que está ambientada la película. Lo que se suponía que iba a ser un rodaje asequible porque se filmaría en exteriores acabó convirtiéndose en otro pozo sin fondo de engullir dinero, ya que Stroheim no solo rehabilitó la vieja mina por completo, sino que restauró todos los edificios adjuntos a ésta con la apariencia de finales del siglo pasado. El director rodó numerosas escenas allá que es de lamentar que no nos hayan llegado hoy día ni siquiera entre los fotogramas congelados del montaje de cuatro horas. Aparentemente, captó la vida cotidiana de los trabajadores y para ello hizo sumergirse al equipo en las profundidades de la mina tal y cómo habían hecho los sufridos operarios en la vida real.

No obstante la parte más dura del rodaje había tenido lugar antes, cuando Stroheim tuvo la desventurada idea de filmar el desenlace de la película en el Valle de la Muerte, donde sucede el final de la novela, pero además lo hizo…. en pleno verano. No entraremos en detalles porque ya dedicamos un post a dicho rodaje que ha pasado a la historia de Hollywood. En todo caso merece la pena traer aquí también el pequeño noticiario que se hizo para documentar la filmación de dichas escenas:

Este noticiario y la inclusión del supuesto rodaje de una escena en el filme Almas en Venta nos demuestran algo muy interesante, y es a que el estudio tenía expectativas puestas en Stroheim y la película. Querían alardear de tener a un director genial en sus filas e incluso presumían de sus conocidos métodos de rodaje excéntricos. Esto nos puede dar una valiosa pista de por qué le dejaron a éste salirse con la suya. Lo que les interesaba no era tanto Avaricia en si misma como el prestigio de Stroheim, que esperaban que atraería un público culto a las salas de cine.

El rodaje terminó en octubre tras 198 días y con un coste de más de 546.000 dólares. No era el famoso millón de dólares que costó Esposas Frívolas (Foolish Wives, 1922), pero desde luego quedó muy lejos de las estimaciones iniciales o de ese supuesto rodaje barato en exteriores y sin estrellas. Aunque su contrato estipulaba el máximo de metraje que podía filmar, a la práctica Stroheim había grabado 85 horas de película. Ahora tocaba montar todo eso. Y aquí es cuando la historia empezó a complicarse de verdad… pero eso lo veremos en el último post de este especial.

Bibliografía

Koszarski, Richard. Erich von Stroheim y Hollywood. Madrid: Verdoux, Dl 1993.

Lenning, Arthur. Stroheim. Kentucky: University Press of Kentucky, cop. 2000.

2 comentarios en “Especial centenario Avaricia (Greed, 1924) de Erich von Stroheim (III): el rodaje de una obra maestra

  1. Me hace gracia la escena que pone usted de Souls for sale (me la apunto aunque no sea gran cosa) porque se percibe tanta intensidad en el rodaje de Stroheim, que casi ni se atreve a entrar la pobre muchacha y prefiere irse a que Chaplin la ponga a cuatro patas (equinas)

    Realmente son curiosos los datos que proporciona sobre la pasta gansa que le permitían fundirse en decorados absurdos y otras historias a Stroheim. Yo es que creo que en esa época el cine daba tantísimo dinero de beneficio en Hollywood que, aunque por precaución empresarial moderasen los gastos, a la hora de la verdad se cortaban mucho menos que en épocas posteriores.

    Espero con ansiedad su entrada sobre el montaje, espero que sepa moderarse y no le quede a usted un texto de más de 4 o 5 horillas de lectura.

    Saludos!

    • Hola Manuel,

      En aquella época efectivamente el cine era un negocio tan rentable que el tema presupuestario no se controlaba tanto, además de que el sistema aún no estaba tan tan estandarizado como lo sería años después. Obviamente la mayoría de cineastas no estaban tan locos como Stroheim, sino habrían llevado Hollywood a la ruina, pero fue precisamente gente como él la que requirió un sistema de mayor control. Gente como Rex Ingram (que sale en el siguiente post) y Chaplin optaron resistirse haciéndose independientes, con consecuencias muy diferentes en cada caso. La mayoría pasaron por el aro o, en el caso de nuestro adorado Erich, se autodestruyeron ellos solos.

      El siguiente post me temo que, al igual que la reseña de la película, va a la par que su duración. ¡Avisado queda!

      Un saludo.

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