Uno de los muchos elementos que le da un misterio y magia especiales al cine de las primeras décadas es todo lo relacionado con tantas películas perdidas sobre las que no podemos más que especular sobre su contenido y las curiosas circunstancias en que se hallaron muchas de ellas (siendo mi ejemplo favorito hasta la fecha la única copia superviviente del montaje original de La Pasión de Juana de Arco (La Passion de Jeanne d’Arc, 1928) encontrada en un manicomio noruego). En los años 80 se encontraron en un pueblo de Austria un montón de películas de los primeros años del cine. Lo curioso es que estaban en una fábrica que elaboraba los papeles recubiertos de oro que se utilizaban como acompañamiento de las coronas de flores para funerales, en los cuales se dejaban algunas palabras sobre la persona fallecida como póstumo homenaje. Esto hizo que todas latas de películas estuvieran cubiertas de una fina capa de oro mezclada con polvo, que propició que esta colección fuera bautizada como «Goldstaub-Fund».
Entre todos los filmes hallados allá se encontraba el filme La Course à la Perruque (1906) de Georges Hatot, que se supone que fue el debut del cómico André Deed en el cine, además de contar entre su numeroso reparto con el actor Léon Mathot, cuyo rostro puede serles familiar a los aficionados al cine francés de las primeras décadas.


