Mary Jane’s Mishap o Don’t Fool with the Paraffin (1903) de George Albert Smith

Hoy les traemos una de las obras más remarcables de George Albert Smith, uno de los grandes pioneros del cine británico que ya apareció por aquí en numerosas ocasiones. Un aspecto que discutimos anteriormente de Smith fue la innovadora introducción de primeros planos en una época en que el lenguaje cinematográfico todavía estaba desarrollándose y el público todavía tenía que acostumbrarse a este tipo de recursos. Lo vimos en Grandma’s Reading Glass (1900) y en The Sick Kitten (1903), pero el filme de hoy va un paso más allá.

En esos anteriores cortos, Smith utilizaba como es usual un plano general y saltaba a un primer plano justificado a nivel argumental por un motivo u otro. Pero en Mary Jane’s Mishap (1903), también conocida como Don’t Fool with the Paraffin va más allá. La historia no deja de ser el clásico gag de sirvienta torpe, en este caso encarnada por su mujer Laura Bayley, una artista de vodevil. Pero lo interesante es cómo en este corto va pasando de planos generales a planos medios en diversas ocasiones para beneficiar la narrativa de la película, por ejemplo para que veamos cómo se mancha la cara. Es decir, aquí la introducción de un primer plano o plano medio concreto no es una especie de «golpe de efecto» como en filmes anteriores, que se justificaban por ser lo que veíamos a través de una lupa o mostrar de cerca al gatito tomándose la medicación. Aquí Smith va saltando a lo largo de estos cuatro minutos del plano general a otros más cercanos con total soltura. ¡Esto es ni más ni menos que una suerte de montaje que ya se acerca a la forma de narrar que desarrollaría el cine unos años después! Es la idea de que no hay que «preparar» al espectador para un plano más cercano, que rompe la concepción del plano general como forma única de narrar toda la historia sin apenas cortes de montaje. Aquí se pasa de un tipo de plano a otro con libertad, simplemente porque hace que la historia se disfrute más. Hoy día puede no parecerlo, pero para 1903 Mary Jane’s Mishap es una obra asombrosamente moderna.

Lo mejor viene no obstante al final, cuando Mary Jane decide encender la chimenea con abundantes cantidades de keroseno. La actriz nos dedica un par de guiños cómplices (ya saben que en el cine primitivo éste se entendía casi siempre como una extensión del vodevil, donde la interacción con el espectador estaba más que aceptada) que no habríamos podido captar si nos hubiéramos quedado en plano general. Y cuando enciende el fuego, ¡bum! Mary Jane sale volando por los aires. En unos segundos tenemos unos cuantos trucajes muy divertidos: la sustitución de la actriz por un muñeco, el plano de ella literalmente saliendo disparada por la chimenea y ese sorprendente final en que aparece como un fantasma gracias a una sobreimpresión.

En apenas 4 minutos, George Albert Smith tiene tiempo de sobra para derrochar creatividad y combinar numerosos recursos cinematográficos bastante avanzados para la época de forma conjunta. Y por si eso fuera poco, la película es muy divertida. Fíjense sino en la inscripción de la lápida de la pobre Mary Jane: «Rest in pieces» («Descansa en pedazos»). El cine primitivo está repleto de humor negro muy salvaje, en que se disfrutaba con los atropellos, explosiones, mutilaciones y muertes violentas, y el filme de hoy es un ejemplo paradigmático.

Disfruten de esta obra imprescindible, tan innovadora como divertida. Y recuerden, no usen queroseno para encender sus chimeneas.

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6 comentarios en “Mary Jane’s Mishap o Don’t Fool with the Paraffin (1903) de George Albert Smith

  1. Realmente esta es de las mejores de la pareja. Tienen otras de un gamberrismo quizás superior, pero estoy de acuerdo que aquí el humor y el resultado final general es de altura en el contexto de la época. De todas formas, el público tampoco estaba tan desacostumbrado a ciertas sofisticaciones narrativas, pero no por el cine (en este sentido estoy de acuerdo que tanto esta peliculita como otras del duo se avanzan en años a muchos otros) sino de la historieta gráfica. Desde luego aquella también estaba en pañales, pero hay sorprendentes aleluyas y aucas que incluyen su suerte de insertos. Todavía se tendría que esperar un poco para el Little Nemo de McCay, por cierto un tipo que cuando se puso en el mundo de la animación realizaba unos trabajos maravillosos (mezclados con otros bastante más patilleros… ¡y seguramente más divertidos!) en los cuales, gracias a su asombroso dominio de la perspectiva realiza lo que serían auténticos primeros planos secuencia con movimientos de cámara en 3D (todo dibujado a mano, claro está), anticipándose a todo el mundo. Pero bueno, más tarde que lo de hoy. No insistiré con lo de McCay que hoy es el día de G. A. Smith y Mary Jane: venirles con el padre de Little Nemo es incluso un poco feo.

    • Ay, tienes toda la razón, creo que cuando hablamos de los orígenes del cine no mencionamos lo suficiente la influencia del cómic, cuando es uno de los precedentes más claros del futuro montaje. En mi caso reconozco que es por puro desconocimiento, pero eso no es excusa y debería ser una vía que explore más. A ver si me pongo a ello con más detalle en el futuro.
      Un saludo.

      • Sí, bueno, no solo el cómic. Es algo en lo que yo a menudo caigo, pero es algo muy habitual preguntarse en cuales han sido los escritores que más han influído en un escritor, que cineastas en un director, que actores en un actor… Cuando la respuesta puede ser «el modo como me contaba historias mi abuela» o «los guiones de las pelis de Billy Wilder» en el primer caso «los tebeos de Mortadelo» o «la compañía de sombras chinescas con la que trabajé un tiempo» y «el modo como mi tío, el estafador, se hacía pasar por diversas personalidades para embaucar a sus víctimas» o «el modo como se mueven los animales: para cada personaje muevo la cabeza según el pájaro que le va». Reconozco que algunas de estas respuestas entrarían dentro del territorio de lo muy improbable, pero nunca de lo totalmente imposible (aunque sería interesante ver la cara del entrevistador, claro, más que nada para saber a que tipo de pájaro se le puede clasificar…) 😀

  2. Sí, tienes razón, y más cuando hablamos de los orígenes del cine, en que no había precedentes directos para influenciar a esos pioneros. Se suele hablar mucho – con razón – de la linterna mágica y otras formas precinematográficas, pero como dices en aquellos años en que esa gente literalmente partían de cero en esa nueva forma expresiva cualquier influencia de cualquier medio, por descabellada que fuera, era válida. Es lo apasionante de esos pioneros.
    Un saludo.

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