Inicios del cine sonoro: Lee de Forest y Phonofilm

leedeforest

Lee De Forest es un personaje realmente curioso. Inventor, emprendedor y oportunista (no necesariamente en este orden) fue un hombre muy activo en los inicios de la era electrónica trabajando en diferentes invenciones y luchando por ganar sus respectivas patentes en una época en que las guerras de patentes estaban a la orden del día. Es uno de esos ejemplos de hombres inquietos que a base de involucrarse en tantos proyectos diferentes con desiguales resultados acabó muriendo pobre, la clásica historia de auge y caída que tanto gusta en Hollywood.

Aunque el invento que le hizo más popular en su momento fue el audión, De Forest fue también una de las principales figuras pioneras en el desarrollo del cine sonoro. Su sistema era el Phonofilm, que permitiría grabar voces sincronizadas con películas y que a su vez estaba basado en el Tri-Ergon, otra patente primitiva de cine sonoro ideada por tres alemanes en 1919. El astuto De Forest había viajado a Alemania a aprender de los avances que habían hecho los alemanes en ese ámbito y volvió a Estados Unidos con la idea que le habían mostrado para patentarla ahí. Realmente era alguien en quien confiar.

leedeforest phonofilm

Curiosamente, el ambicioso De Forest en ningún momento aspiró a revolucionar el medio con su patente de cine sonoro, él veía el Phonofilm como un complemento a las películas mudas. El Phonofilm serviría para incluir en los programas de los cines pequeños números sonoros más inspirados en el vodevil y el espectáculo de variedades.  Es decir, la idea no era tanto usar el Phonofilm para rodar películas sonoras sino sketches de los artistas de vodevil más importantes del momento, permitiendo al público conocer sus números humorísticos o musicales que les habían hecho famosos. Lo que desconozco es si realmente De Forest creía que ésta era la salida más idónea para su invento o si en realidad decidió restringirse a este ámbito para no ser una competencia contra los poderosos magnates de Hollywood, esperando así ganar su confianza para que se aliaran con él.

cartel phonofilm

En 1923 De Forest empezó a grabar breves films sonoros que casi siempre tenían como protagonistas a artistas de vodevil y music hall como Eddie Cantor, cantantes de ópera como Marie Rappold o, más curiosamente, la española Conchita Piquer interpretando sus números de copla. Un cada vez más ambicioso De Forest amplió el repertorio a una adaptación de más de 20 minutos de una obra teatral sobre Abraham Lincoln y además utilizó la campaña electoral por la presidencia de 1924 para convencer a los principales candidatos para que dijeran unas palabras en su Phonofilm. Aquí pueden ver un ejemplo


El hecho de que uno de los primeros films sonoros de la historia incluya un chiste sobre maños es algo que aún me desconcierta.

El inventor hizo todo lo posible por promocionar su invento haciendo demostraciones ante la prensa o proyecciones de varios cortometrajes de Phonofilm. No obstante el éxito del invento fue limitado, y sólo se utilizó este sistema de forma experimental para la banda sonora de algunos largometrajes de Hollywood como La Caravana de Oregón (1923) de James Cruze – y aún así, al final esta versión medio sonorizada tan sólo se utilizó en el estreno del film en Nueva York.

A la práctica los grandes estudios de Hollywood decidieron comprar las patentes de otros sistemas, como el propio Tri-Ergon (los alemanes habían conseguido vengarse) o el que había patentado el inventor Theodor Case, antiguo colaborador en la creación del Phonofilm hasta que ambos se pelearon, ya que (¡oh, sorpresa!) De Forest intentó adjudicarse todo el mérito de un invento que nació fruto de su colaboración. Cuando Hollywood empezó a apostar fuerte por el cine sonoro, el Phonofilm cayó en el olvido dejando, eso sí, un legado de docenas de cortometrajes que resultan una curiosa muestra de un primitivo cine sonoro y una interesante historia sobre su inventor.

Por otro lado, De Forest sí que acertó en un aspecto: en vincular el cine sonoro con el espectáculo de variedades y el vodevil. Cuando el sonoro se impuso definitivamente con fuerza, todos los grandes estudios se apresuraron a contratar a estrellas de Broadway para filmar películas en que reprodujeran sus números o, directamente, films que calcaban la estructura de la revista de variedades.

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