A efectos prácticos la única película silente brasileña que ha tenido cierto reconocimiento en la historia del cine es esa auténtica rareza llamada Limite (1931) de Mario Peixoto. Pero en realidad hay otras cintas de la era muda brasileña que han sobrevivido hasta nuestros días de autores como Humberto Mauro y Octavio Gabus Mendes a las que deberíamos dedicarle aquí algún que otro post en el futuro. Hasta entonces, ¿qué les parece si nos remontamos a los orígenes del cinematógrafo en Brasil?
La primera proyección del cinematógrafo de los Lumière tuvo lugar en Rio de Janeiro el 8 de julio de 1896. Una curiosidad: aquí el aparato se bautizó con el nombre de «Omnigrapho», lo cual ha llevado a algunos historiadores a cuestionarse si realmente era el célebre cinematógrafo de los Lumière. En todo caso, estaba claro que este invento tenía mucho potencial y no había que perder el tiempo: en 1897 Paschoal Segreto y José Roberto Cunha Salles inaugurarán la primera sala de cine de Brasil, «Salão Novidades de Paris», y en 1898 editarían la revista Animatographo, la primera dedicada al mundo del cine en el país.
Segreto, de origen italiano, no estaba metido únicamente en el mundo del cine, sino que poseía varios teatros y salas de variedades por el país. No obstante su apellido quedaría para siempre vinculado con el cine brasileño por esta gesta y, sobre todo, por su vinculación con su hermano Affonso Segreto, considerado el primer realizador brasileño de la historia del cine. Affonso había viajado a Europa para hacerse con una cámara y se cree que filmó las primeras imágenes cinematográficas hechas en Brasil el 19 de junio de 1898, cuando grabó la llegada del barco en que viajaba a la bahía de Guanabara.
Pero como siempre sucede en la arqueología cinematográfica se hace complicado atribuir quién fue el primero en hacer qué. En los años 90 se descubrieron algunos fotogramas de un filme llamado Ancoradouro de Pescadores na Baía de Guanabara que se cree que datan de 1897 y estarían atribuidos a José Roberto Cunha Salles, que pasaría entonces a ser el primer director de cine brasileño adelantándose unos meses a Affonso Segreto.
Sea Affonso Segreto el primero o no, lo que es indudable es que él es la primera figura clave de la historia del cine brasileño, ya que en esos años filmó centenares de películas que sirvieron para abastecer de producción propia las primeras salas del país. Como era de costumbre, Segreto empezó filmando mayormente noticiarios o imágenes documentales, pero donde logró su mayor éxito fue recreando hechos criminales famosos de la época. Desafortunadamente, no he conseguido encontrar ninguna de sus películas, pero sin duda serían un testimonio apasionante de la época.
Recorte de prensa de la época anunciando los filmes de Segreto.
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Desgraciadamente creo que está todo como muy perdido. Pero tiene toda la razón. El cine mudo brasileño tiene joyas de indudable sutilidad, homologables a lo mejor que se hacía en otras cinematografías más conocidas. Bien por esa ojeada a Brasil.
Gracias por su comentario, Eugeni, y confiemos que nos den alguna sorpresa desde la Filmoteca de Sao Paulo el día menos pensado…