Las XXII Jornadas de Cine Mudo de Uncastillo «Ino Alcubierre» 2024

Después de la satisfactoria experiencia del año pasado, este Doctor ha retornado a las Jornadas de Cine Mudo de Uncastillo «Ino Alcubierre». Este festival ha logrado algo tan complicado como es mantener un equilibrio entre ser un evento popular, que busca atraer a la gente del pueblo, al mismo tiempo que ofrece una programación muy heterogénea y en ocasiones arriesgada, huyendo de los lugares comunes. Eso sin olvidar su voluntad de ofrecer durante sus proyecciones música en vivo de todo tipo, que va desde el piano o instrumentos clásicos de cuerda a la electrónica y experimentos variados. Veamos pues qué nos ofrecieron las jornadas en su 22ª edición.

La inauguración del festival arrancó con un cortometraje inédito: Familia Polledo-Llames y Mar de Plata (1931), una de esas películas que uno se pregunta cómo han acabado, casi 100 años después, sobreviviendo al tiempo hasta acabar exhibiéndose en un festival zaragozano. Los artistas y coleccionistas Eduardo Laborda e Iris Lázaro habían adquirido hace 30 años en un mercado de objetos de segunda mano un filme antiguo de contenido incierto que, de repente, se reveló como especialmente apropiado para las jornadas de este año, cuyo país invitado es Argentina. Era ni más ni menos que un vídeo doméstico que mostraba a la familia de Casimiro Polledo, un asturiano que marchó a Argentina e hizo una fortuna, y que aquí mostraba a sus familiares españoles cómo era el Mar de Plata y su numerosa descendencia.

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Bartolomeo Pagano vs Maciste: el actor más popular de Italia fagocitado por su propio personaje

Durante la era muda no hubo ningún actor de cine italiano que pudiera equiparar su popularidad a la del forzudo Bartolomeo Pagano, quien incluso en la crisis de la industria italiana de los 20 se mantuvo como un reclamo seguro para el público. Pagano y, sobre todo, su alter ego Maciste simbolizaron durante años un prototipo de héroe nacional que cautivaba a los pequeños y llenaba de orgullo a los mayores. No obstante su caso resulta especialmente interesante por reflejar una problemática que se daba en las primeras décadas del cine: la confusión que a veces se producía entre un actor y el personaje que interpretaba cuando éste era casi siempre el mismo.

En cierta ocasión la vampiresa Theda Bara comentó que en su momento de mayor popularidad a veces la gente en la calle la rehuía o incluso la insultaba por asociarla a sus personajes de mujer maléfica destrozahogares, y aunque puede que eso fuera una mentira de la propia Bara para seguir cultivando su propio mito, sí que hay algo de verdad. Pagano se hizo tan célebre interpretando al musculoso Maciste que ambas personalidades se acabaron confundiendo, dando lugar incluso a conflictos legales. Les proponemos pues homenajear a Pagano/Maciste con un post en que repasaremos sus orígenes y su carrera para comentar esta difícil dualidad entre actor y personaje.

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Películas desaparecidas: The Tower of Lies (1925) de Victor Sjöström

De entre la multitud de películas que se perdieron en la era muda, cualquiera de las que dirigió el grandísimo Victor Sjöström constituye para un servidor una auténtica tragedia ya que le considero no solo uno de los mejores cineastas de la era muda sino de la historia del cine. Aún recuerdo cuando hace años en Pordenone pudimos ver una obra suya recuperada, The Price of Betrayal (Judaspengar, 1915), hacía la que no tenía expectativas concretas y que resultó ser una grata sorpresa. Naturalmente por aquí ya hablamos de The Divine Woman (1928), su filme desaparecido más lamentado, porque nos habría brindado la oportunidad de ver a la gran Greta Garbo dirigida por su compatriota, pero hoy les propongo que lamenten conmigo la pérdida de otra cinta menos conocida, The Tower of Lies (1925).

La película suponía un reencuentro del equipo principal de la exitosísima El Que Recibe el Bofetón (He Who Gets Slapped, 1924), es decir, de Sjöström junto a los actores Lon Chaney y Norma Shearer. Pero además este filme perdido tiene un aliciente extra muy interesante, y es ser una adaptación de una novela de la escritora sueca Selma Lagerlöf, que había proporcionado el material de base para buena parte de los grandes éxitos de Sjöström y su colega Mauritz Stiller en su Suecia natal. Este filme nos podría mostrar pues cómo habría sido una adaptación de Lagerlöf al estilo Hollywood por parte de un cineasta que ya había llevado a dicha escritora a la gran pantalla en numerosas ocasiones.

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La Escuela de Brighton en diez películas esenciales

En este rincón silente se han comentado varias películas de la conocida como Escuela de Brighton, pero creo que sus autores siguen sin ser tan recordados como merecen en la historia del cine y que, por tanto, no les vendría mal un post extra de reconocimiento. De modo que para los que no estén al tanto les ofrecemos aquí este artículo con diez cortometrajes esenciales para entender no solo a estos pioneros sino sobre todo su importancia en las orígenes del cine a nivel universal.

De entrada hay que hacer una aclaración que podrá resultar chocante de entrada, y es que en realidad nunca existió una «Escuela de Brighton» como tal. Esa denominación la utilizaron posteriormente historiadores como Georges Sadoul (que fue quien la popularizó pero no estoy seguro de que fuera el primero en emplearla) para englobar a una serie de cineastas británicos – en realidad dos, lo cual tiene recochineo por el uso tan pomposo del nombre – que destacaron a finales del siglo XIX y principios del XX por sus innovaciones técnicas en algunos de los cortos que realizaron.

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El impactante desenlace de Djanki Guriashi (1928) de Aleksandre Tsutsunava

Hace poco mi ayudante Cesare me sorprendió llegando del videoclub con una película georgiana de la que nunca había oído hablar: Djanki Guriashi (1928) de Aleksandre Tsutsunava. Y lo curioso no es que la desconociese – hasta este Doctor tiene enormes lagunas en sus conocimientos de la era silente – sino que se trata de una gran epopeya que, aunque solo fuera por tamaño y pretensiones, uno pensaría que sería más tenida en cuenta. El filme nos narra a lo largo de tres horas (que no se hacen nada pesadas) el alzamiento que tuvo lugar en los años 40 del siglo XIX por parte de unos campesinos de la zona de Guria (Georgia) para rebelarse contra el cruel tratamiento que estaban sufriendo a manos de los delegados del zar en la zona.

Me imagino que la mayoría de ustedes, evidentemente familiarizados con la historia de Georgia, conocerán el final o, al menos, sabrán intuirlo. El alzamiento fue aplastado y no fue hasta el siglo XX cuando los dirigentes zaristas fueron derrocados en mitad de la Revolución Soviética. Este hecho permitió pues al director narrar un momento clave en la historia de su país al mismo tiempo que, de cara al régimen soviético, adscribía el filme dentro de las muchas obras de propaganda política de la época.

No voy a ofrecerles aquí una reseña completa de la película sino a resaltarles un par de escenas de su desenlace que me llamaron poderosamente la atención por su fuerza simbólica, y que espero que les animen a buscar el filme.

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Especial centenario Avaricia (Greed, 1924) de Erich von Stroheim (IV): los diferentes montajes

Este artículo forma parte dentro de un especial temático dedicado a Avaricia (Greed, 1924) de Erich von Stroheim con motivo de su centenario. Éstos son los otros posts que pueden leer sobre la película:


El rodaje de Avaricia (1924) fue más o menos bien dentro de los parámetros de Erich von Stroheim. Sí, el coste acabó siendo casi el doble del presupuesto estipulado y uno de los protagonistas se pasó meses en un hospital recuperándose de una insolación por haber filmado una escena en el desierto en pleno verano, pero eso en términos Stroheim entraba dentro de lo esperable. Por lo demás, el coste no fue muy elevado y no hubo imprevistos ni peleas con el equipo. El problema vino con el montaje. Porque Stroheim había filmado 85 horas que debía convertir en un largometraje. Y aquí es donde las cosas se torcieron y nació la leyenda negra de Avaricia, que la convertiría en una de las grandes películas malditas de la historia del cine.

La historia de los diferentes montajes de la película es algo confusa, así que intentaremos tratarlos por separado. Pónganse cómodos, porque este parte del proceso fue larga y en ella se involucraron algunos de los nombres más importantes del Hollywood del momento:

Primer montaje de Stroheim (entre 42 y 45 rollos / unas 9 o 9 horas y media)

Lo cierto es que, aunque Stroheim era un hombre muy seguro de si mismo, a mitad del proceso de montaje empezó a atascarse. Había filmado demasiado material y llegó un punto en que no sabía cómo reducirlo más. Así pues, tuvo la idea organizar una proyección privada de un primer montaje aún en proceso de refinarse. Esta proyección tenía dos finalidades: por un lado mostrar al estudio la calidad del material, es decir, tranquilizarlos para que pudieran ver algo por fin, y por otro lado, empezar a vender la idea de que Avaricia debería ser una película de una duración muy por encima de lo habitual. Stroheim había llegado a un punto en que no se veía capaz de reducir mucho más el metraje, pero sabía que el estudio Goldwyn no aceptaría un filme de una duración tan inverosímil. Mostrándoles lo bien que quedaba y consiguiendo recolectar opiniones positivas de periodistas y colegas de profesión invitados confiaba poder hacer presión para que el estudio cediera de forma excepcional. Esta versión es la que a menudo se ha citado como «el montaje del director», pero no es una apreciación exacta puesto que todavía era un «work in progress» sobre el que Stroheim tenía que seguir trabajando. Lo que sí es cierto es que la copia más cercana a la visión que tenía Stroheim de la película que pudo llegar a verse.

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Especial centenario Avaricia (Greed, 1924) de Erich von Stroheim (III): el rodaje de una obra maestra

Este artículo forma parte dentro de un especial temático dedicado a Avaricia (Greed, 1924) de Erich von Stroheim con motivo de su centenario. Éstos son los otros posts que pueden leer sobre la película:


La novela McTeague de Frank Norris llevaba tiempo siendo una obsesión para Erich von Stroheim. Aunque éste había llegado a Hollywood pretendiendo tener un pasado ilustre en Europa lo cierto en que sus primeros años de emigrante en Estados Unidos pasó muchas penurias, y seguramente se sintió muy cercano a la descripción que la novela hacía de la vida de sus personajes principales – eso sin olvidar que Stroheim estuvo viviendo también un tiempo en San Francisco y conocía el entorno en que sucedía la acción. Así pues, desde sus inicios como director para la Universal estuvo intentando varias veces que le dieran luz verde para llevar adelante una adaptación de la novela, pero sin éxito.

Merece mencionarse un dato muy curioso, y es que Avaricia (1924) es una película muy diferente a las otras que había hecho y haría Stroheim a lo largo de su carrera, mayormente situadas en Europa y con una presencia constante de prototípicos personajes de clase alta y/o del ejército. La única otra excepción sería esa rareza que es Hello, Sister! (1933) – también conocida como Walking Down Broadway – que constituiría el único filme sonoro que dirigió y el último de su carrera, que además fue completado por tres directores más dado los problemas que hubo en el rodaje. Es comprensible por tanto que el estudio no viera con buenos ojos un cambio de temática y escenario tan diferentes al tipo de filmes por los que su rebelde cineasta se había hecho famoso.

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Especial centenario Avaricia (Greed, 1924) de Erich von Stroheim (II)

Este artículo forma parte dentro de un especial temático dedicado a Avaricia (Greed, 1924) de Erich von Stroheim con motivo de su centenario. Éstos son los otros posts que pueden leer sobre la película:


Avaricia (Greed, 1924) de Erich von Stroheim es una de esas películas que, más allá de toda la leyenda que hay a su alrededor, al verla uno tiene la sensación de estar viendo algo realmente grande. Y no me refiero solamente en términos de longitud, que confirman la enorme ambición del proyecto, sino literalmente en todo: la forma como se desarrolla la historia tomándose su tiempo en que conozcamos los personajes y su evolución, el detallismo tan cuidado, la ambientación que captura tan bien los diferentes espacios, el tono empleado… Más allá de su aura de obra maldita, Avaricia es una auténtica obra maestra incluso en las versiones mutiladas que nos han llegado hoy día, pero no es fácil hacerle justicia en un texto.

Más allá de lo difícil que resulta captar en simples palabras la grandeza de películas tan inabarcables, el problema está en que nunca podremos juzgar Avaricia tal cual la concibió Stroheim. Una parte de la reseña de esta película es inevitable que se base en supuestos, en lo que intuimos pero no hemos podido llegar a ver más que en fotogramas sueltos. Teniendo eso en cuenta, haré lo posible por no dejarme llevar por fantasías sobre cómo habría sido Avaricia en su concepción original y centrarme en lo que se ve, tanto en el metraje superviviente como en los fotogramas congelados.

Como habrán intuido, esta reseña se basa en la versión de 4 horas. Si no la han visto o no conocen las dos versiones que circulan hoy día del filme, les aconsejo que antes echen un vistazo al primer post de este especial en que trato este tema. Las circunstancias del rodaje y las diferentes mutilaciones que sufrió la película las trataremos en futuros posts.

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Especial centenario Avaricia (Greed, 1924) de Erich von Stroheim (I): la gran obra maldita de la historia del cine

Este artículo forma parte dentro de un especial temático dedicado a Avaricia (Greed, 1924) de Erich von Stroheim con motivo de su centenario. Éstos son los otros posts que pueden leer sobre la película:


El término «obra maldita» es uno de esos conceptos como «obra de culto» que se han sobreexplotado tanto que prácticamente ya casi carecen de sentido. Pero si hay una película que justifica el uso de dicho término, si hay un filme para el cual el adjetivo «maldito» está justificado de sobras, ése es Avaricia (Greed, 1924) de Erich von Stroheim. Considerada hoy día como una de las grandes obras maestras del cine, Avaricia ha simbolizado durante décadas la lucha del artista contra el sistema, la tragedia del autor que ve cómo la gran obra de su vida es destrozada por los imperativos comerciales, el paso del Hollywood dominado por los directores a la era de los productores. Fue el primero de una larga serie de catastróficos casos de cineastas geniales que tuvieron que ver como los productores destrozaban obras muy personales en las que ellos habían trabajado con tanto ahínco. La primera de una lista que incluye episodios célebres como El Cuarto Mandamiento (The Magnificent Ambersons, 1942) de Orson Welles y otros menos conocidos pero no por ello menos dramáticos, como la película de animación The Thief and the Cobbler (1993) de Richard Williams.

Avaricia es también uno de esos ejemplos que a mí me gusta tildar de películas «kamikaze» en que su autor estuvo dispuesto a todo con tal de ser fiel a su visión, sin importarle las consecuencias que eso tendría para su carrera (otro ejemplo paradigmático sería Playtime (1967) de Jacques Tati). Célebre por su estilo tan impactantemente realista y crudo para los estándares de la época y por su desmesurada duración, Avaricia era una obra que no podía tener cabida en Hollywood. Pero Stroheim creyó tanto en ella que estuvo dispuesto a ir hasta el final. En cierto sentido no fue una decisión astuta, porque se exponía a que buena parte de sus esfuerzos resultaran en vano, a que la mayor parte de lo que filmó quedara suprimido – como acabó sucediendo. Era pues un impulso creativo en el sentido más estricto de la palabra.

¿Por qué Avaricia está hoy día considerada una de las grandes joyas de la era muda? ¿Está justificada su fama? ¿Cómo se las ingenió Stroheim para sacar adelante una película así y qué sucedió exactamente en el laborioso proceso de montaje? Aprovechando que este 2024 se cumplen 100 años del estreno de esta obra extraordinaria, el Doctor Caligari les ofrecerá a lo largo del mes de enero un especial en varios posts dedicado a la película en que espera responder a algunas de esas preguntas. De entrada en este primer post introductorio nos centraremos en resolver una duda concreta que me han formulado en muchas ocasiones: ¿qué versiones hay hoy día de Avaricia y cuál deberían ver?

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Loïe Fuller, Annabelle Moore y las danzas serpentinas

Una de las muchas cosas que me encantan del cine de los orígenes es su capacidad por darnos a conocer detalles, costumbres, modas y personalidades de esa época que hoy día la mayoría desconocemos. Por ejemplo, un tipo de cortos que siempre me han llamado la atención y que son muy típicos de los primeros años del cine son las «danzas serpentinas», que además eran especialmente apropiadas para los sistemas de coloreado de la época. Vean un ejemplo filmado por Alice Guy aunque en este caso sin color:

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