Reconozco que siento debilidad por las películas antiguas ambientadas en el mundo del cine, más aun las que pertenecen a las primeras décadas del medio, por ser una muestra (por irreal o exagerada que sea) de cómo funcionaba la industria cinematográfica en una época de la que apenas contamos con testimonios visuales. Así pues, Les Débuts de Max au Cinéma (1910) puede que no sea una de las mejores comedias de Max Linder, pero ya solo por el tema que trata tiene un extra de interés para mí.

A nuestro amigo Max se le antoja hacerse actor, así que acude a las oficinas de los estudios Pathé a solicitar un trabajo (¿que cómo sabemos que son los estudios Pathé? ¡fíjense en el dibujo del famoso logo del gallo en una de las mesas!). Después de marearle arriba y abajo, un director accede hacerle una prueba, donde le hace interpretar una escena y sufrir algunos pequeños tortazos. Max es contratado, y poco después actúa en una película cómica donde dos mujeres furiosas le tiran por la ventana. En la calle como es previsible se enzarza en una pelea con un transeúnte y acaban rodando calle abajo.

Primer detalle a destacar del film: el utilizar a nombres destacados de Pathé interpretándose a sí mismos, incluyendo al gran hombre, Charles Pathé (el señor con bigote que al inicio del film está tan ocupado al teléfono) y uno de los directores más destacados del estudio, Lucien Longuet, que encarna aquí al realizador que dirige a Max. El siguiente aspecto que tanto me gusta es que la película da esa visión del mundo del cine como de un oficio de locos donde para seleccionar a un candidato se le obliga a tirarse por el suelo y soportar unas bofetadas, que me recuerda a los relatos de gente como Mack Sennett y Buster Keaton en sus autobiografías, cuando narraban los casos de aspirantes a actores que acudían a estudios de slapstick dispuestos a cualquier cosa por un buen papel.

Y por último pero no menos importante, éste es el primer film en que Linder encarna a su famoso personaje o alter ego de Max (ojo, era el debut del personaje de Max, pero no del actor Max Linder, que ya había hecho otros films pero sin usar ese nombre artístico). De modo que este debut de Max en el cine tiene un doble sentido, al ser la primera de los muchas maravillosas comedias que le harían célebre.