La Nueva Babilonia [Novyy Vavilon] (1929) de Grigori Kozintsev y Leonid Trauberg

Uno de las manifestaciones artísticas más curiosas surgidas en el fértil contexto de la cinematográfia soviética muda fue el colectivo artístico conocido como la Factoría del Actor Excéntrico, abreviado como FEKS. Se trataba de un grupo variopinto de artistas de diferentes disciplinas que buscaban nuevas formas expresivas alejándose de las tendencias predominantes, sobre todo de aquellas que se asociaban con el arte burgués. Su apuesta fue, tal y como indica el nombre, el excentricismo como forma creativa, emparentado de alguna forma con el surrealismo y el dadaísmo. Los dos grandes artífices de ese movimiento fueron Leonid Trauberg y Grigori Kozintsev, quienes junto a otros artistas como Sergei Yutkevich firmaron en 1921 un primer «manifiesto excéntrico».

Provenientes de disciplinas muy variadas, los miembros del FEKS inicialmente trabajaron en el teatro hasta que se dieron cuenta de que la forma artística que más se adecuaba a sus inquietudes era el cine, donde podían combinar elementos visuales provenientes de otras artes plásticas, su afición por formas de entretenimiento popular (el circo, el vodevil, etc.) y su admiración a cineastas como Chaplin. Y de las películas que realizaron juntos Trauberg y Kozintsev La Nueva Babilonia (1929) constituyó sin duda la obra más destacada del FEKS y uno de las últimos grandes filmes del cine mudo soviético, basado en los incidentes relacionados con la Comuna de París, de la que mencionaremos cuatro datos para aquellos de ustedes que son demasiado jóvenes para haber vivido dichos acontecimientos.

La Comuna de París fue un movimiento insurreccional que tuvo lugar en 1871 cuando una parte de la población de la ciudad se negó a aceptar la derrota del gobierno en la guerra con Prusia, obligando a los políticos a trasladarse a Versalles mientras en la capital una oposición mayormente obrera se rebeló contra sus gobernantes. Aunque finalmente el gobierno conseguiría aniquilar a los rebeldes, los dos meses que éstos estuvieron en el poder estaban considerados por Karl Marx como un primer ejemplo de dictadura del proletariado. Por ello el movimiento comunista tenía muy idealizado este momento histórico como un precedente directo del régimen soviético, convirtiéndolo en un tema especialmente apropiado para una película.

Trauberg y Kozintsev de hecho se tomaron el proyecto tan en serio que viajaron a París para tomar imágenes de la capital y así recrearla de la forma más fidedigna posible. El guion que ambos escribieron era una recreación de este periodo histórico junto a una historia individual, la de una vendedora llamada Louise que se enamoraba de un soldado y se ven obligados a separarse por los acontecimientos. Pero después de un primer montaje de dos horas, los directores decidieron recortar el filme a hora y media dejando fuera expresamente los detalles de la trama y centrándose sobre todo en recrear el ambiente de la época. El resultado era mucho más confuso (algo reconocido por los propios autores), pero se acercaba más a lo que ellos pretendían.

Efectivamente, La Nueva Babilonia es una obra que no invita tanto a seguir el detalle de los acontecimientos como a sumergirse en el ambiente de la película excelentemente recreado por el dúo de cineastas: las caóticas escenas iniciales en el music hall reflejando el decadente ambiente burgués; el dinamismo de toda la parte que tiene lugar durante la Comuna, caracterizada por el optimismo de los personajes, y el lúgubre desenlace con imágenes más oscuras bañadas por la lluvia. La fuerza visual de la película es apabullante, muy en la línea de los últimos años del cine silente, cuando esta forma de arte llegó a su máxima capacidad expresiva. Merece la pena destacar cómo Kozintsev y Trauberg juegan con la composición de planos a varios niveles: los bellos planos del solitario jinete cabalgando por la llanura con la bandera francesa en primer plano, o el rostro del protagonista en la escena final con la imagen de fondo de los hombres excavando las fosas para aquellos que van a ser fusilados.

Este ambicioso proyecto iba complementado con una banda sonora del compositor Dmitri Shostakovich, que escribió una partitura adecuándose a las indicaciones de Kozintsev y Trauberg que combinaba diferentes géneros musicales: desde operetas y canciones populares francesas al célebre himno nacional y otros temas revolucionarios, en ocasiones reinterpretados en diferentes estilos musicales. Desafortunadamente, cuando los directores decidieron recortar media hora de película, Shostakovich dispuso de apenas dos semanas para recortar la banda sonora adaptada al nuevo montaje y además tuvo que hacerlo enfermo de fiebre. El resultado no gustó al público de la época y la partitura cayó en el olvido durante décadas hasta que se redescubrió en 1975. Hoy día afortunadamente podemos disfrutarla en las copias que circulan del filme y confirmar que el resultado es magnífico y encaja perfectamente con las imágenes pese a ese recorte apresurado de media hora.

Una última curiosidad que merece reseñarse es que en los años 80 se encontró una versión alemana de la película de más duración que la que circulaba por el mundo. ¡Hurra! ¡Metraje adicional rescatado! Eso siempre es motivo de alegría… ¿no? Paradójicamente no fue así en este caso. Trauberg, que aun seguía vivo, vio esa versión y la desautorizó por completo argumentando que contenía planos y escenas que él estaba seguro de haber recortado antes del estreno. Así pues, se dio la paradoja de que por primera vez una versión más larga de una película contaba con la desaprobación de su autor, que aseguraba que  el montaje bueno era el que se había difundido desde siempre. ¿Qué había sucedido? Al parecer cuando se prepararon copias de la película para exportarla se decidió incluir en ellas algunas de esas escenas que Trauberg y Kozintsev habían quitado en su último montaje de hora y media, seguramente con la finalidad de que resultara más comprensible y, por tanto, vendible en el mercado extranjero. Las escenas que faltaban por tanto no eran más que aclaraciones a ciertos aspectos de la trama que rompían con el ritmo y el estilo tan particular que caracterizaba la cinta, de ahí que Trauberg desautorizara fervientemente esta versión más larga.

Y ahora, si sienten interés por esta joya silente les invitamos a que disfruten de la versión que han colgado de forma gratuita hasta el 12 de octubre los amigos de Le Giornate del Cinema Muto de Pordenone en su página web, que incluye subtítulos en inglés y una magnífica interpretación de la banda sonora de Shostakovich. Vive la commune!

Un comentario en “La Nueva Babilonia [Novyy Vavilon] (1929) de Grigori Kozintsev y Leonid Trauberg

  1. Impresionante película. A reseñar, de la banda sonora del siempre magnífico D. Schostakovich, la fusión del famoso Can-can de Offenbach con la solemne Marsellesa, en una misma secuencia y sin disonancia alguna. La actriz, Yelena Kuzmina, es la misma que actúa en »Al borde del mar azul».

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