Uno de los rasgos más curiosos de la era muda es que en esos años no era nada inhabitual que los actores, incluso los más célebres, corrieran auténticos riesgos rodando sus escenas. Ello era debido en parte a la falta de regulación que existía en aquellos tiempos al respecto y, también es cierto, al genuino entusiasmo que muchos de ellos sentían hacia su profesión, que les llevaba a entender estos riesgos como algo normal, un gaje del oficio para conseguir que la película fuera lo mejor posible.
Un caso paradigmático es el de Gloria Swanson en Macho y Hembra (Male and Female, 1919) de Cecil B. De Mille. La película narraba una historia contemporánea sobre las relaciones de clase, pero siendo De Mille se inventó una excusa para colar un flashback ambientado en la Antigua Babilonia que no viene absolutamente a cuento de nada, pero le sirve para colar unos minutos de fastuosa decoración y vestuario, además de ofrecer un impactante desenlace en que la Swanson era finalmente ofrecida de comida a los leones (pueden verlo en el vídeo de abajo).








