El caso de John Gilbert y el cine sonoro

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Uno de los tópicos más extendidos a la hora de hablar del salto del mudo al sonoro es el de la antigua estrella de cine que con la llegada del sonido se quedó atrás por no tener una voz adecuada. Y efectivamente existen casos de ese tipo, no solo en referencia a actores extranjeros cuyo acento les impedía interpretar muchos papeles, sino también en lo que respecta a actores norteamericanos cuya voz sencillamente no agradó al público.

Uno de los ejemplos por antonomasia que más se suele citar es el del actor John Gilbert. En los años 20, Gilbert era uno de los actores favoritos del público, especialmente femenino. Sus papeles de galán seductor encandilaban a las espectadoras, y era la pareja perfecta para una de las grandes divas del Hollywood de la época: Greta Garbo. Sin embargo, la carrera de Gilbert cayó en desgracia con la llegada del sonido, mientras que la de Garbo se mantuvo sin muchos problemas pese a su marcado acento escandinavo. Leer más »

El cine absoluto: la vanguardia en busca de un “cine puro” (II)

En nuestro anterior post les introdujimos el concepto de cine puro o absoluto, idea acuñada por las vanguardias artísticas de los años 10 y 20 para defender un tipo de cine que no se basara en la narrativa ni en sus vínculos con el teatro y la literatura, sino que fuera una forma de arte nueva que se valiera por sí sola. Los ejemplos del anterior post tiraban más hacia un cine abstracto en que autores como Richert y Eggeling se servían de la pantalla para expandir la pintura abstracta en el tiempo. No obstante, también se podía hacer cine absoluto con imágenes reales filmadas, y es en lo que nos detendremos hoy.

Los films abstractos mencionados anteriormente estaban muy emparentados con la pintura, mientras que los que veremos a continuación ya toman como referente la fotografía, y utilizan de una forma más clara la potencialidad de la cámara para capturar la realidad; pero con la diferencia de que no buscan contar una historia con esa realidad o simplemente documentarla, sino utilizarla de base para hacer algo diferente.

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Inicios del cine sonoro animado en Estados Unidos

No es ningún secreto que el cine animado siempre se ha apoyado de forma decisiva en el sonido como medio expresivo, especialmente en sus primeras décadas de existencia. Basta con ver un cortometraje animado al azar de los muchos que produjeron estudios como la Warner Brothers o Disney para apreciar el enorme peso que tenía el sonido en ellos. La banda sonora musical es la que marca el ritmo con frecuencia, los personajes cantan con una frecuencia a veces irritante y uno de los recursos más habituales en este tipo de films era utilizar pequeñas melodías musicales para imitar la acción que se estaba llevando a cabo.

Por ello, los años de transición del cine mudo animado al sonoro son absolutamente fundamentales. En este caso nos centraremos en Estados Unidos y los primeros cortometrajes de entre los principales animadores de la época que incorporaron sonido sincronizado .

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Inicios del cine sonoro: Lee de Forest y Phonofilm

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Lee De Forest es un personaje realmente curioso. Inventor, emprendedor y oportunista (no necesariamente en este orden) fue un hombre muy activo en los inicios de la era electrónica trabajando en diferentes invenciones y luchando por ganar sus respectivas patentes en una época en que las guerras de patentes estaban a la orden del día. Es uno de esos ejemplos de hombres inquietos que a base de involucrarse en tantos proyectos diferentes con desiguales resultados acabó muriendo pobre, la clásica historia de auge y caída que tanto gusta en Hollywood.

Aunque el invento que le hizo más popular en su momento fue el audión, De Forest fue también una de las principales figuras pioneras en el desarrollo del cine sonoro. Su sistema era el Phonofilm, que permitiría grabar voces sincronizadas con películas y que a su vez estaba basado en el Tri-Ergon, otra patente primitiva de cine sonoro ideada por tres alemanes en 1919. El astuto De Forest había viajado a Alemania a aprender de los avances que habían hecho los alemanes en ese ámbito y volvió a Estados Unidos con la idea que le habían mostrado para patentarla ahí. Realmente era alguien en quien confiar.

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Una cuestión de acentos

Una de las cualidades más interesantes del cine mudo era que, al no conocer las voces de los actores que aparecían en la pantalla, éstos tenían un aire casi fantasmal o irreal. En el momento en que hablaban se perdía ese rasgo único y pasaban a ser seres de carne y hueso. Un periodista de la época desarrolló la idea de esta manera:

El pueblerino que se imaginaba que, en caso de que la Señorita X le susurrara «Te quiero», sonaría como una mandolina, ahora escucha a su diosa hablar como una dependienta de tienda masticando chicle. El devoto del seductor carácter inocente de la Señorita Y ahora la mira bajo la triste luz de los «talkies» como una mujer de mediana edad con la voz de una mujer de mediana edad. El granjero que antaño soñaba con la Señorita Z como una exótica y misteriosa dosis de polvo de cantárida ahora la verá simplemente como una inmigrante obesa con músculos sobredesarrollados asistiendo en la negociación de un inglés «pidgin»«.

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La Muchacha de Londres (1929) y los inicios del cine sonoro en Reino Unido

La llegada del cine sonoro fue dificultosa para los productores y estudios de cine en todo el mundo, pero en una industria de por sí tan débil como la inglesa el efecto fue casi traumático. Un film que sirve de perfecto ejemplo sobre lo indecisa que estaba la industria británica respecto a esta molesta innovación es La Muchacha de Londres (1929) de Alfred Hitchcock, que además ha pasado a la historia por ser la primera película británica enteramente sonora.

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René Clair jugando con el sonido

Viva la Libertad (1931) es una de las primeras películas sonoras del director francés René Clair, quien había dado el salto al cine sonoro con gran éxito gracias a Bajo los Techos de París (1930), considerado unánimemente como el primer gran film sonoro hecho en Francia.
Clair, quien tendría en el futuro una interesante carrera a caballo entre Francia y Hollywood, era un cineasta muy imaginativo y creativo. En sus inicios estuvo vinculado con los movimientos vanguardistas cinematográficos, de los que tomó algunos recursos para dotar a sus films de una mayor libertad expresiva. Eso explica que en esta obra nos encontremos un pequeño gag que encuentro muy interesante porque nos da algunas pistas sobre el uso del sonido en los inicios del cine sonoro.

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