Hace 100 años: las mejores películas de 1921

Siguiendo con toda una tradición de este rincón silente hemos decidido escoger una vez más para ustedes las mejores películas que cumplen un siglo con una selección de los 20 mejores filmes de 1921. Si han leído las anteriores entregas de este tipo de listados (abajo del todo tienen los links a ediciones pasadas) habrán notado que el número de películas escogidas ha ido aumentando a lo largo de los años. El motivo es que a medida que pasa el tiempo la cantidad de grandes filmes que se producían fue aumentando más y más, y como el propósito de estos listados es no solo ofrecer mi selección sino también reivindicar algunas obras olvidadas, he creído conveniente aumentar la lista a 20.

¿Qué nos ofrecía el universo cinematográfico en 1921? De entrada hay un aspecto cada vez más decisivo: Alemania, que había entrado con fuerza en nuestro top del 1920, se afianza definitivamente como una de las mayores potencias fílmicas del mundo tomando el relevo de los países escandinavos, que si bien aquí aún tienen mucho que ofrecer en unos pocos años pasarían a ocupar un papel más secundario al perder a sus principales exponentes. Aparte de los que hemos seleccionado, tenemos este año más filmes alemanes de interés como Corazones en Lucha de Fritz Lang o Die Geierwally de E.A. Dupont, hoy día un tanto olvidado pero en su momento un exitazo de taquilla que versaba sobre la historia de amor entre una chica de pueblo famosa por haber matado un buitre con sus manos y un muchacho que ha matado un oso… ¡ah, ya no se escriben historias como las de antes!

Del resto de Europa merece destacarse, aparte de Alemania y los países escandinavos, a Francia, que aportó obras muy interesantes de Louis Delluc (Le Chemin d’Arnoa, Fièvre), Jacques Feyder (L’Atlantide, que no incluí por parecerme algo pesada a ratos pero que es indudablemente de un gran interés y toda una proeza a nivel visual) y alguno más que me reservo para cuando desgranemos el listado. De hecho, comparando la producción francesa con la de otros años salta a la vista cómo los directores que destacaron a finales de los 10 (Albert Capellani, Louis Feuillade, Léonce Perret) iba poco a poco dejando paso a otra generación que apostaba por un estilo más vanguardista y rompedor, siendo Abel Gance el puente entre ambas generaciones. 

Siguiendo en Europa, mencionar también una simpatiquísima curiosidad de ciencia ficción proveniente de Italia, El Hombre Mecánico de André Deed, de la que solo se conservan unos 20 minutos pero que sin duda les harán pasar un buen rato. En cambio Rusia, que tantas alegrías nos dio en la segunda mitad de la década pasada, permanecerá aún unos cuantos años más en el olvido hasta que las fuerzas comunistas decidan invertir sus esfuerzos en un tipo de cine radicalmente vanguardista que emergerá con fuerza a mediados de la década.

¿Qué se cocía por cierto en Hollywood? 1921 fue entre otras cosas el año del nacimiento del fenómeno Rodolfo Valentino con El Caíd de George Melford (un filme que confieso que no me gusta nada) y Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis de Rex Ingram (éste me agrada más pero no tanto como para entrar en mi Top 20). También es el año en que algunas de las principales figuras del slapstick se deciden a dar el salto al largometraje como Harold Lloyd en Marinero de Agua Dulce y cierto cómico de renombre al que ya llegaremos a su debido momento. Por cierto, no está de más recordar que el pionero en ese sentido fue el gran cómico Roscoe Arbuckle, quien dio sus primeros pasos en el largometraje el año anterior, pero no pudo continuarlos por culpa del escándalo que arruinó su carrera y su vida personal que sucedió justamente este 1921.

Para no cerrar en una nota tan amarga antes de entrar en materia, a aquellos de ustedes que sean aficionados a las sinfonías de ciudades les interesará saber que este año se realizó la primera del género, Manhatta de Paul Strand y Charles Sheeler. Y sin más dilación, vayamos con la selección del Doctor Caligari:


20) Los Tres Mosqueteros (The Three Musketeers, Fred Niblo)

Con el cambio de década Douglas Fairbanks se afianzó del todo como el actor más popular del momento, encadenando en toda la década un éxito de taquilla tras otro. Su versión de Los Tres Mosqueteros acabó de afianzar a Doug en ese ciclo de películas de capa y espada que se había iniciado el año pasado con La Marca del Zorro al que seguiría fiel hasta el final de la década y ofrece ni más ni menos lo que uno esperaría: un entretenimiento de primer nivel, simpático y bien realizado.

Aunque yo personalmente prefiero las películas más abiertamente lúdicas y menos ambiciosas de su carrera, es innegable la gran calidad de obras como la que nos ocupa, donde se pone de manifiesto que Fairbanks no se conformaba simplemente con lucirse como héroe acróbata y ultrasimpático, capaz de vencer a los malos, hacer unas cuantas piruetas y dedicar una sonrisa cómplice a los espectadores. Su ambición iba mucho más allá y desde su salto al largometraje se esforzó en hacer películas de calidad en las que no dudaba en invertir grandes sumas en decorados, efectos especiales y los mejores técnicos de su época. En definitiva, encarnaba la faceta de Hollywood como gran espectáculo comercial en su mejor expresión.

19) Miss Lulu Bett (William C. DeMille)

Este notable drama de mensaje sorprendentemente feminista supone un contraste muy interesante respecto a la película de Doug porque nos contrapone dos facetas diferentes del Hollywood de la época: los grandes espectáculos y los dramas más intimistas. Miss Lulu Bett, realizada por el hermano mayor de Cecil nos muestra lo falso de ese tópico que considera la era muda una época llena de sobreactuaciones y dramas exageradamente trágicos. Sin ir más lejos en esta lista les mostraremos varios dramas de una sensibilidad y una exquisitez en la forma como plantean sus historias que no tienen nada que envidiar a otros exponentes de décadas posteriores, y que incluso son bastante más avanzados a su tiempo en algunas de sus reivindicaciones que la mayor parte del cine de Hollywood de la era clásica, como es el caso de la historia de esta ama de casa dominada por su familia política.


18) La Tumba India (Das indische Grabmal, Joe May)

Otro tópico muy recurrente a la hora de hablar de cine mudo es clasificar el cine producido en Alemania en esas fechas como más artístico y vanguardista que el que se realizaba en Hollywood, por no hablar de esa tendencia de clasificar como «expresionista» cualquier filme germano realizado en los años 20. La realidad es que, aunque se realizaron algunas de las mayores obras de arte de la era muda en Alemania, en términos cuantitativos eran una minoría. La mayor parte de la producción alemana eran obras de entretenimiento como las que se realizaban en todas partes, y en ese sentido Joe May es un ejemplo de competente director de películas comerciales bien hechas sin las ínfulas artísticas de otros coetáneos suyos.

La Tumba India era una ambiciosa producción dividida en dos partes que explotaba el gusto del público de la época por lo exótico y las aventuras con tintes de serial. El guion corría a cargo de Fritz Lang y su guionista habitual Thea von Harbou, y parece ser que el primero contaba con dirigirla pero no pudo porque por entonces se consideraba a May como un cineasta de mayor categoría. A Lang le debió quedar la espina clavada, porque más de 30 años después realizaría un remake en Alemania después de abandonar su carrera en Hollywood.


17) El Raíl (Scherben, Lupu Pick)

Seguimos con cine alemán, pero en este caso para demostrar que no todo el cine germano artístico era expresionista. Uno de los movimientos fílmicos más importantes de esos años que de hecho ha conseguido colar un par de películas en nuestra lista es el conocido como kammerspielfilm, esto es, dramas realistas basados en una premisa muy sencilla y con muy pocos personajes, habitualmente de clase obrera y sin nombre. Uno de los más prolíficos en el género fue el guionista Carl Mayer, que firma el guion de esta historia dirigida por el actor y director Lupu Pick.

Como es habitual en los kammerspielfilm, El Raíl es una película amarga y de un estilo más bien seco que funciona perfectamente sin apenas rótulos (en este género se evitaban en la medida de lo posible) y sin traicionar el espíritu realista de la cinta con concesiones melodramáticas facilonas.

16) La Tierra (La Terre, André Antoine)

Hace solo una semana que les hablamos de este magnífico filme de André Antoine basado en la novela naturalista de Émile Zola, de modo que tampoco entraremos en detalles. Si bien comparte con El Raíl la intención de narrar una historia realista protagonizada por gente humilde, el tono y estilo de ambas películas no podrían ser más diferentes (demostrando una vez más la variedad estilística que ofrecía la era muda incluso entre obras de géneros similares). La película de Antoine no apuesta por un enfoque intimista, sino por ofrecer un retrato descarnado de la dura realidad de los campesinos protagonistas, y lo hizo con tanta crudeza que tuvo que sufrir algunos recortes de la censura de la época. Aquellos de ustedes interesados en rastrear los precedentes de las corrientes neorrealistas que tuvieron su auge después de la II Guerra Mundial pueden empezar en películas como ésta.


15) La Fruta Prohibida (Forbidden Fruit, Cecil B. DeMille)

Puede que en su época William gozara de más prestigio que su hermano menor por su labor en el teatro, pero en el mundo del cine está claro que fue Cecil el que se labró una carrera más extensa y que ha perdurado más en el imaginario popular. La Fruta Prohibida es uno de los muchos ejemplos que ofreció Cecil en esos años de su capacidad para moverse en el terreno de la comedia, antes de que se especializara sobre todo en dramas históricos y epopeyas bíblicas, y dentro de las obras que realizó en ese género creo que ésta es una de las que más he disfrutado.

La historia mezcla la comedia de enredo con un tono de cuento a lo Cenicienta, en que una humilde costurera debe hacerse pasar por una mujer adinerada para hacerle un favor a unos clientes. Hacia el final da un giro quizá algo forzado al drama que se compensa por la crítica que hace a las obligaciones que conlleva el pesado yugo matrimonial.


14) Siempre Fuerte (Never Weaken, Fred C. Newmeyer)

Soy reticente a incluir cortos y mediometrajes en mi lista para así ser más selectivo, pero no me he resistido a hacer trampas y colar este mediometraje de Harold Lloyd en lugar del largometraje que hizo este mismo año, por la sencilla razón de que es mi corto favorito suyo y un precedente clarísimo de la magistral El Hombre Mosca (1923), tal y como ya les detallamos en su momento. A partir de un hilarante intento fallido de suicidio, el bueno de Harold acaba subido en las obras de un edificio en construcción y hace todo lo posible por bajar a tierra firme sin romperse el cuello por el camino. Comedia de suspense en su mejor expresión.

13) Las Dos Huérfanas (Orphans of the Storm, D. W. Griffith)

Un cineasta tan ambicioso como Griffith no podía dejar de realizar una película sobre un acontecimiento histórico tan importante como la Revolución Francesa. Y si bien ya saben que no soy un apasionado de Mr. Griffith, aquí reconozco que disfruto mucho de la combinación entre melodrama (la clásica historia de dos hermanitas huérfanas separadas que luchan por reencontrarse, interpretadas, cómo no, por las hermanas Gish) y gran espectáculo, una fórmula que tan bien le había funcionado en películas anteriores y que de nuevo no defrauda. Puede que no fuera ya el director por excelencia del momento, pero está claro que Griffith aún tenía mucho talento por exhibir.


12) La Bendición de la Tierra (Markens grøde, Gunnar Sommerfeldt)

La Bendición de la Tierra fue una de las grandes películas de la cinematografía muda noruega, adaptando ni más ni menos que la ambiciosa novela de mismo título escrita por Knut Hamsun, con la cual ganó el Nobel de Literatura el año anterior. Si bien Noruega nunca ha estado a la altura de Suecia en lo que se refiere a su producción cinematográfica, en este caso el director y actor Gunnar Sommerfeldt consiguió dar forma a un pequeño clásico de su país que además se servía de los mismos ingredientes que tanta fama habían dado a las películas suecas silentes, es decir, ese tono de saga épica (aunque aquí condensado en menos minutaje) y un uso excepcional del paisaje integrado en la trama y los personajes.


11) Souls on the Road (Rojo no Reikon, Minoru Murata)

Aunque no sea muy conocida a día de hoy, Souls on the Road (1921) es sin duda una de las películas más importantes de la historia del cine japonés. Minoru Murata era uno de los miembros de un movimiento que se proponía renovar el cine de su país tomando como referencia las innovaciones que llegaban de fuera (especialmente de Estados Unidos) para aplicarlas en sus obras. Esto es, hacer un cine de vocación más realista y menos anclado en otros referentes culturales como el teatro kabuki.

Souls on the Road nos narra una historia contemporánea que se apoya en un montaje moderno (o, si lo prefieren, más en el estilo que se llevaba en occidente) y en un tipo de actuaciones más contenidas que la diferenciaba de la mayoría de obras que se realizaban en Japón en aquella época (si quieren más detalles respecto a los rasgos del cine japonés de estos años les animo a que echen un vistazo a este otro post). De esta forma, esta obra decisiva de Murata abriría el camino a las futuras generaciones de cineastas de su país.


10) Escalera de Servicio (Hintertreppe, Leopold Jessner)

Seguimos con otro magnífico ejemplo de kammerspielfilm que nos confirma que el cine alemán de esta época era mucho más que expresionismo. Escalera de Servicio ofrece una conmovedora historia de nuevo escrita por Carl Mayer y también basada en muy pocos personajes concentrados en un espacio muy reducido, sin el tono tan trágico de la ya mencionada El Raíl y con un aire más intimista reforzado por las magníficas interpretaciones de los protagonistas (entre ellos el futuro director William Dieterle). A destacar también el magnífico trabajo de dirección artística de Paul Leni antes de lanzarse a dirigir sus propios filmes.


9) El Borrón (The Blot, Lois Weber y Phillips Smalley)

Otro drama intimista muy en la línea del ya mencionado Miss Lulu Bett en cuanto a tono y sensibilidad, si bien creo que en este caso Weber consigue un resultado bastante por encima del hermano mayor de los DeMille confirmándonos que se trataba de una de las mejores directoras del Hollywood de esos años.

Más allá de la denuncia social a la que hace referencia el título, El Borrón destaca por el retrato tan auténtico que hace de ese grupo de personajes que protagonizan esta cinta coral, todos con sus cualidades y sus defectos, con una sorprendente ausencia de buenos y malos y un desenlace que nos demuestra que hasta los finales felices tienen su punto de amargura. Uno de los dramas más maduros que recuerdo haber visto de esta época.

8) El Dorado (Marcel L’Herbier)

Como anunciamos en la introducción, ya empezaba a destacar en Francia una nueva generación de cineastas con un estilo visual muy poderoso que en muchos casos coqueteaba con algunas de las tendencias vanguardistas de la época. Uno de ellos fue Marcel L’Herbier, que en El Dorado nos ofrece una cinta que destaca por su impresionante tratamiento visual (se nota la voluntad de probar todas las posibilidades expresivas de este medio) y por la curiosidad de ver algunas escenas filmadas en el interior de la Alhambra. Aunque muchos de los trucos visuales que utiliza aquí L’Herbier hoy día nos son más que conocidos, en su época eran tan poco frecuentes que hubo espectadores que llegaron a quejarse en algunas proyecciones. Nadie dijo que introducir innovaciones en el cine fuera fácil.

7) Hamlet (Svend Gade y Heinz Schall) 

¿Una versión de Hamlet en que éste es una mujer y lo interpreta Asta Nielsen? ¡¿Dónde hay que firmar?! Suena a una locura, pero en realidad no lo es tanto: a finales del siglo XIX se publicó un influyente estudio que especulaba sobre la posibilidad de que el personaje de Hamlet fuera en realidad una mujer disfrazada de hombre para preservar el linaje real, y a raíz de eso algunas actrices como la célebre Sarah Bernhardt lo interpretaron en el teatro.

Asta Nielsen, una de las primeras grandes actrices del cine, no quiso ser menos y protagonizó esta magnífica versión que merece la pena más allá de la anécdota del cambio de género.


6) Johan (Mauritz Stiller)

Nuestros amigos los suecos siguen dominando la parte alta de estas listas. No en vano mis lectores habituales ya sabrán que un servidor tiene debilidad por el cine sueco de la época y que de hecho hasta ahora es el país que más veces ha conquistado el primer puesto de estas listas anuales. ¿Lo conseguirá también en esta ocasión?

Mientras les dejo con la incógnita me permito recomendarles una obra un tanto desconocida del genial Mauritz Stiller, Johan, que no obstante tiene todos los rasgos característicos de este tipo de cine: una clásica historia de amoríos desgraciados entre jóvenes granjeros, rodaje en exteriores que aprovecha la fuerza de los paisajes y además una emocionante escena en los rápidos de un río en cuyo rodaje no murió ahogado ningún actor o miembro del equipo técnico de milagro. En aquellos tiempos filmar películas podía ser realmente peligroso.


5) Tol’able David (Henry King)

Una de las películas más importantes del cine americano de la época, Tol’able David es la obra por excelencia del género conocido como americana (que retrata la sencilla vida rural típicamente estadounidense), del cual el principal exponente fue Henry King. Si uno atiende a su argumento, podría parecer que no es gran cosa esta historia sobre un joven muchacho que debe madurar repentinamente cuando la desgracia asola a su familia, y cuyo gran clímax tiene que ver con la obligación de llevar a su destino la diligencia con su correo. Pero aquí King demostró ser capaz de captar con esta sencilla historia la esencia de lo que se considera el pequeño héroe americano, en este caso un excepcional Richard Barthelmess en el papel de su vida. Imprescindible.


4) El Gato Montés (Die Bergkatze, Ernst Lubitsch)

Ya sé que El Gato Montés no está considerada una de las grandes de Lubitsch y que quizá piensen que no debería estar tan arriba en este listado. Pero qué quieren, servidor siente debilidad por Herr Lubitsch y me lo paso en grande cada vez que revisiono esta divertida historia con una radiante Pola Negri que está magnífica como bandida, como muchacha enamorada, como actriz cómica, como sex symbol… Nadie supo sacarle tanto partido como Lubitsch. Y por otro lado la forma como éste se desenvuelve con tanta soltura tanto en los bellos paisajes nevados como en los interiores es una delicia. Definitivamente no me cabe ninguna duda de que ya en 1921 Lubitsch era uno de los mejores directores del mundo.


3) Las Tres Luces (Der Müde Tod, Fritz Lang)

La primera obra maestra de un cineasta que por entonces estaba empezando ya a despuntar llamado Fritz Lang, por entonces ya aliado con la guionista (y futura esposa) Thea von Harbou. A partir de una parábola sobre la mortalidad de los hombres y su incapacidad para huir de su destino, Lang se lució con una película compuesta por tres episodios situados en épocas y países diferentes, que demuestran su versatilidad para moverse en contextos y géneros de lo más variopinto.

Futuros genios del séptimo arte como Alfred Hitchcock y Luis Buñuel la citaron como una de las primeras películas que les marcaron, y en Estados Unidos Douglas Fairbanks le robó el truco de la alfombra mágica. No está mal viniendo de un cineasta todavía dándose a conocer en una industria cinematográfica tan competitiva como la alemana.


2) El Chico (The Kid, Charles Chaplin)

El clásico con mayúsculas de este año. El Chico fue la película que marcó un antes y un después en la carrera de uno de los más grandes cineastas de la historia: supuso en primer lugar el salto hacia el largometraje, donde Chaplin podría por fin lucirse realizando sus mejores obras; fue también la consagración de su fórmula mezclando comedia y melodrama; convirtió a Jackie Coogan en el actor infantil más famoso de la época, y por si eso fuera poco permitió a Chaplin expurgar los fantasmas de su traumática infancia con un relato en el que consiguió extraer humor a raíz de su experiencia personal con la pobreza. Una película mágica, divertida y emotiva al mismo tiempo, que se merece con creces su estatus como uno de los mayores clásicos del cine.


1) La Carreta Fantasma (Körkarlen, Victor Sjöström)

Definitivamente Victor Sjöström es un abusón: ¡se trata de la tercera vez que encabeza una de nuestras listas de mejores películas del año! Pero no les voy a engañar, es uno de mis cineastas favoritos, no solo de la era muda, sino de la historia del cine, y aunque en esta ocasión la competencia era feroz no podía dejar de otorgar el primer puesto a la que es su película más famosa y una de sus mayores obras maestras: La Carreta Fantasma, otra adaptación de la célebre escritora Selma Lagerlof que destaca, como es habitual en ella, por su combinación entre tramas realistas y elementos sobrenaturales, que en este caso se manifiestan en forma de esa carreta fantasma encargada de recoger a los muertos.

Sjöström hace aquí un trabajo descomunal tanto como actor como director, con una película que sigue sorprendiendo por la complejidad de su estructura narrativa y el uso tan cuidado de sobreimpresiones para darle ese tono sobrenatural. Una obra cumbre de la era muda.

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4 comentarios en “Hace 100 años: las mejores películas de 1921

  1. Madre mía, que solo he visto cuatro… No me va a dar la vida.

    Lo de usted es un servicio público más que una (dos) página de cine. Espero que de una u otra forma se sienta recompensado.

    Saludos llenos de admiración y agradecimiento.

    • Efectivamente la vida no nos va a dar para ver todo lo que se nos acumula en la lista de pendientes… pero en cierto modo mejor, así nunca se acaba el cine por ver. ¡Así que a no agobiarse y anotar más títulos!

      Los comentarios que me dejan de agradecimiento o el saber que les voy descubriendo películas nuevas son una recompensa más que suficiente. Claro que unos cientos de miles de euros para poder tener mi sala de cine propia con pianista incluido no estaría mal. Ahí lo dejo caer por si lo ve algún lector multimillonario.

      Un saludo.

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